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Puente de El Vado.
Con la familia por la orilla del Nela

Con la familia por la orilla del Nela

La torre de Villaciles y el puente de la aduana, el ferroviario y el Romano en un fácil tramo de la vuelta a Medina de Pomar

Jueves, 1 de febrero 2018, 17:25

Una red de senderos balizados rodea Medina de Pomar. Permiten recorrer caminos con destino a sus puentes, iglesias y monumentos medievales. Incluso a las más alejadas. Uno de ellos el PRC BU-142 Sale y vuelve del centro de la villa tras recorrer durante un buen trecho la orilla del Nela. Llano y corto de kilometraje es ideal para mañana invernal navideña. No lo recorremos completo. Sólo el tramo entre el puente del portazgo de El Vado y el Puente Romano en el viejo camino a Villarías y Villarcayo.

Datos prácticos

  • Cómo llegar Medina de Pomar. BU-V- 5601 a Bisjueces. A 3,5 km El Vado

  • Comer En Medina de Pomar

  • Recorrido 6 km (ida y vuelta). Familiar. Fácil. También para BTT

Se llama El Vado porque era allí por donde los viajeros pasaban el río. Ahora es un pequeño barrio comunicado con Aldea de Castilla La Vieja por un puente de piedra de triple arco construido en el XVI. La torre-palacio de Villaciles vigilaba el paso. Edificada a finales del siglo XV y ahora arruinada se alza defensiva en la orilla. La aduana cobraba alcabalas por el paso de arrieros, mercancías y ganado.

El puente ferroviario

En el centro de El Vado un letrero del PRC BU-142 nos guía. La senda llama de Las Granjas deja atrás las casas, algunas abandonadas, y sigue entre parcelas de cereal. Medina se recorta a la derecha. Al rato divisamos una casa. Es la caseta del capataz de la cuadrilla ferroviaria de mantenimiento de la línea de ferrocarril Santander-Mediterráneo. Esta línea fue clausurada el 1 de enero de 1985 por deficitaria. Una mala decisión que contribuyó a la despoblación de una zona de las Merindades ya castigada por la emigración.

La caseta da pena. Engullida por árboles y maleza está en un estado lastimoso, llena de escombros y basuras. Afortunadamente conserva el tejado y sirve de abrigo. Junto a ella un puente de hierro del ferrocarril sobrevuela el Nela. Mantiene las vías y el empaque de su construcción allá por 1910.

La central eléctrica

Retomamos la senda parcelaria, que ciñe a la orilla del río oculto por la intrincada chopera. Revuelan los patos. Pronto aparecen las ruinas de la central eléctrica de Quintanarnaza. Fue construida a finales del siglo XIX para abastecer de energía a Medina de Pomar. Tras años de abandono se derrumbó, pero por la dimensión de las ruinas el edificio debió de ser magnífico. Ocupa un ansa donde los rápidos cubren de espuma el Nela. Los cañaverales forman islotes y sobre las rocas se posan cigüeñas y otras aves pescadoras.

El Nela desde la central eléctrica.

Es posible llegar a la puerta de entrada. Para ello descendemos con cuidado al caz y por el muro del canal pisamos el porche. Punto ideal para admirar la bravura del Nela, que baja rabioso y ensordecedor. Espectacular.

No volvemos al PR. Continuamos de frente, por un camino que atraviesa un bosque de pinos resineros. Lleva años abandonado y la arboleda se ha cerrado de maleza y árboles caídos. Rosales, endrinos y enebros nos cierran el paso. Vemos rastros de jabalíes, que vadean el río para depredar los huertos de Medina. En los claros, piñas roídas son marcadores de la presencia de las ardillas, esquivas y difíciles de sorprender.

Caseta del ferrocarril arruinada.

El puente romano

Los líquenes blanquean las ramas a medida que acaba el bosque. Oculto por las ramas de los chopos surge el Puente Romano. Recio, de doble arco. Lleva siglos aguantando las crecidas del Nela es un paraje solitario donde señorean los chopos, alisos, sauces y las mimbreras. Permitía cambiar de Merindad. De Medina a la Merindad de Castilla La Vieja.

Los sillares de los cimientos son romanos, pero la obra superior incluso el adoquinado son reparaciones de épocas posteriores. Es una obra civil magnífica que ha conocido tiempos mejores. Hasta inicios del silgo XX el flujo de viajeros era grande. Ahora ha caído en desuso. Desde el puente, mirando con atención es posible descubrir a las truchas en plena freza, mientras pasa vertiginoso un martín pescador, zurean las palomas y graznan los cuervos y los grajos. Final de nuestro recorrido. Podemos completar el paseo completo (12,3 km) o retornar a El Vado bien por la senda del pinar o bien por el PR.

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