Urepel, un rincón para perderse

Según los datos recogidos en los libros del ayuntamiento de Leitza, en 1763 y 1830 se realizaron varios intentos para plantar árboles de esta especie en la zona de Ordeda. Estos dos primeros intentos fallidos no desanimaron a los leitzarras que repitieron en 1832 y entonces sí, lograron ver crecer varios ejemplares que ocupaban 2,5 hectáreas en Leitzalarrea. Una leyenda popular que circula entre los mayores de Leitza relata que antes de que fueran plantados estos abetos, que ya rondan los 200 años de antigüedad, un vecino de Leitza vio un gran abeto en la zona de Roncal y quiso traer uno a Leitza. Al año siguiente, este leitzarra regresó a pie a los bosques roncaleses en busca de más ejemplares con su carro. Sobre él trajo otros nuevos ejemplares que, al parecer, plantó en los montes de Leitza.

Leyendas que rondan a los monumentales abetos de Leitzalarrea, que destacan por la rectitud de sus troncos, más que por la altura de los mismos, ya que en el bosque de Irati se pueden encontrar ejemplares mayores. Algunos de estos árboles se encuentran a un metro escaso de distancia uno del otro, y han llegado a alcanzar hasta cuatro metros de circunferencia y más de 40 de altura. De los 55 ejemplares que existían en Leitzalarrea, en 1996, cayeron dos de los grandes abetos. El viento derribó el mayor o más alto del bosque y otro ejemplar. El interior de uno de ellos estaba totalmente podrido, pero el largo tronco del otro fue utilizado para realizar los bancos del ayuntamiento.

Entre abetos, hayas, robles y otros enormes árboles comenzamos nuestro ascenso al Urepel. Esta conocida cima se encuentra en el macizo de Adarra/Mandoegi y ya es mencionada en el diccionario de Madoz como la más elevada de su entorno y destaca porque desde su buzón se puede ver el mar. La cumbre se eleva al sur de la conocida cima de Mandoegi (1.049 m), que pese a ser algo más baja es la elegida para designar el largo cordal de cumbres que se extiende entre la comarca de San Sebastián y la hondonada de Leitza.

Urepel (1.056 m) y Mandoegi (1.049 m) se encuentran separadas por el collado de Hirumugarrieta (952 m). Usategieta (854 m) se encuentra al este de la cima, otro paso más que la diferencia del puntiagudo Barrengo Munoa o Bidegorrieta (994 m), cubierto por la vegetación. Finalmente, al sudoeste, entronca esta montaña con Altzadi o Altzegi (1.019 m) donde el viento es el señor del espacio. Urepel, Mandoegi y Altzadi se encuentran en la muga de Nafarroa y de Gipuzkoa, con Ipuliño espectante. La tres cimas son las únicas de todo el macizo que superan los mil metros de altitud.

Una de las opciones para ascender a Urepel es hacerlo desde Leitza (540 m), en un recorrido que no presenta gran dificultad y ofrece una magnífica oportunidad para disfrutar de un entorno precioso incluso en invierno. Para realizar la salida desde Leitza debemos seguir la carretera asfaltada que nos acerca hasta el paraje de Leitzalarrea (650 m) y en concreto a la zona de Ixkibar. Muy cerca nos encontramos parte una pista que sube sobre la orilla derecha de Zimeleta erreka hasta dar con el cordal Urepel-Barrengo Munoa junto a un refugio (875 m). Seguimos el sendero cruza el hayedo en dirección NW contorneando Urepel (1.056 m) y ganando el collado Hirumugarrieta o Urepeleko lepoa (962 m). Girando a la izquierda, una senda por lo alto de la loma conduce sin dificultad a la cumbre de Urepel (1.056 m).

Otra variante de este itinerario consiste en subir por el fondo del arroyo Zimeleta y la fuente de Sarrasain hasta el amplio collado Usategieta (866 m) que separa Urepel (1.056 m) de Barrengo Munoa (981 m), conectando al oeste con la ruta anterior. También podemos iniciar la marcha en el área de Ixkibar (650 m). Junto a los restos de las instalaciones mineras parte una pista que, inicialmente sigue el curso del arroyo Urremeatzetako, para aproximarse a Urepel por su vertiente S. Más adelante se llega a un bifurcación. La opción de la izquierda permite llegar a Konditzateko lepoa (891 m) y remontar la loma (NE) hasta la cima de Urepel (1.056 m).