El silencio petrificado de Urkieta

También se ha repetido durante generaciones una historia cruel acerca de muchos vecinos de Araitz caídos en las manos de las autoridades, mujeres en su mayoría que murieron por creer en el poder de la naturaleza para curar enfermedades. Está recogido que hasta 17 acusados fueron conducidos del valle de Araitz y localidades cercanas a las cárceles de Pamplona, donde fueron interrogados por Ozcáriz y Tejada, alcaldes de la Corte. Parece que también la Inquisición tuvo también alguna intervención en el proceso. Muchos de ellos murieron de hambre antes de que se pronunciara la sentencia.

Urkieta es una de esas pequeñas montañas que, a pesar de ser considerada de segunda categoría, atrae la atención de los mendizales por su espectacular perspectiva de los valles que la rodean. La subida arranca junto a la iglesia de San Bartolomé en Gorriti y se realiza por la pista cementada que nos conduce al antiguo lavadero. Siguiendo esta dirección llegamos al paso subterráneo de la autovía, continuamos de frente en ligero ascenso alcanzando enseguida el collado Artegieta, también llamado Usategieta u Ortxegieta, donde se encuentra la borda Martiñeneko.

En este punto optamos por salir de la pista cementada que sube hasta los rasos de Pagozelai (la utilizaremos a la vuelta) cruzando la vieja cancela metálica que da acceso a la pista que atraviesa una zona de pastos dentro del término municipal de Araitz por la que transita un pequeño tramo del PR-NA 306. Desde allí las Malloak y el valle de Araitz se presentan como una hermosa imagen que nos acompañará gran parte del camino. Tras dejar la pista superaremos un paso abierto en la alambrada que limita el bosque de hayas con el pastizal y nos acercaremos a un pinar antes de entrar en un hermoso hayedo donde mana una fuente.

El camino es tranquilo y pronto empezamos a contemplar la imagen de Urkieta, de un gris claro, mientras Larrunarri se asoma poco a poco. Desde el collado de Urdanzarrate se puede ver nuestra cima, aunque antes tenemos que superar un repecho exigente, pero con calma todo es superable. Es cuestión de ponerse a contar los eguzkilore que aparecen en el camino y el esfuerzo no será tan duro.

Tras superar la cuesta llegamos al cordal para seguir un sendero perfectamente señalizado. Poco a poco nos adentramos en otro hayedo, que nos permite disfrutar de unas magníficas vistas de la comarca de Tolosa, Goierri... El último tramo hasta llegar al buzón de Urkieta es también exigente. La palomera es un buen lugar de refugio si sopla mucho el viento, porque desde allí se pueden ver las importante cumbres vascas.

El descenso lo realizamos por el mismo camino de la ascensión, aunque se puede optar por bajar hacia la zona guipuzcoana con Orexa en primer plano. Tras bajar la empinada cuesta llegamos de nuevo al collado de Urdanzarrate. Optamos por descartar el camino que nos condujo a nuestro objetivo y nos marcamos un pequeño reto: subir la cuesta que nos conducirá por hermosos hayedos hasta Musaio. Después de sudar un poco, llegamos al límite entre Areso y el valle de Araitz.

El camino nos lleva sin ningún problema hasta la escultura del búho que nos ubica en Musaio. Seguimos la alambrada que limita los montes de unos y otros hasta llegar a un hayedo. El estado de la pista forestal por el paso de motos de monte despierta tristeza por los daños causados por el ser humano en tan hermoso paisaje. Siguiéndola pronto nos encontramos con los mojones (CRP) que nos indican el paso de la cañada real de las provincias, por el que se llevaba el ganado desde la costa guipuzcoana (Deba, Mutriku...) a la capital del reino. Poco a poco llegamos al collado de Pagozelaieta. Seguimos la pista que nos acercó desde Gorriti para llegar otra vez a nuestro punto de partida.