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Vas a visitar un antiguo cementerio que se mantuvo en funcionamiento hasta 1918. Se encuentra junto a la iglesia de Abaurrea Alta, una aldea de solo 120 habitantes, reconocida, sin embargo, por ser la localidad navarra situada a mayor altitud –a 1.049 metros– en ... el valle de Aezkoa, con una increíble vista panorámica del Pirineo, desde el monte Ori, primero con 2.000 metros de la cordillera, hasta el Pirineo aragonés, por lo que recibe el sobrenombre de 'Balcón del Pirineo'.
Allí descubrieron una colección de estelas discoideas medievales y tardomedievales, 37 lápidas funerarias confeccionadas por diferentes escuelas de cantería a lo largo de tres siglos. Además, podrás perderte dentro de un laberinto que cuenta con pasarelas desde las que observarás el espacio a distintas alturas. «Este es el único museo-cementerio-laberinto del planeta», explica Nayara Tanit, su directora.
La visita consta de dos partes. En el primer apartado se narra la historia del lugar, la iconografía y significado de las estelas, su tipología y técnicas, así como la obra paisajística. «El visitante obtiene las herramientas necesarias para interpretar, solo o en compañía, mediante la interacción, nuestro yacimiento. Después, se entrega un catálogo esquematizado de esas piezas y el mapa del laberinto para que la gente se pierda y lo vea a su antojo», señala.
El nombre del museo es Hilarriak y destaca por su gran riqueza decorativa. El conjunto cierra sus puertas del 17 de diciembre al 6 de enero y está abierto el resto del año, aunque ello depende del clima, ya que se encuentra al aire libre. «Es muy bonito y emocionante ver cómo la gente percibe y disfruta el lugar. Desde que abrimos en 2016 han venido miles de visitantes de toda clase, incluso quienes sienten verdadera aversión a los cementerios. Han conocido el fenómeno discoidal en profundidad y disfrutado de la belleza y las sensaciones que se perciben», añade.
El Museo de Estelas se distingue como «uno de los conjuntos cementeriales más ricos en número de estas piezas y el más diverso de Navarra». Recorrerlo supone dar unos cuantos pasos atrás en la historia, aprender más datos sobre símbolos religiosos y paganos, así como las técnicas empleadas en el arte popular en piedra a través de los siglos. No supone un gran desembolso, vale solo 3,50 euros, que servirán para ocupar unos 45 minutos de tu vida y un poco de espacio en tu cerebro, tras profundizar en lo que allí te cuentan.
«El recién llegado busca disfrutar varios tipos de viaje: en solitario, como experiencia enriquecedora; en pareja, como lugar romántico; con amigos para pasar un rato de ocio; o en familia, como visita lúdica y educativa. También se ha convertido en lugar de referencia para investigadores, etnógrafos, arqueólogos y medievalistas, así como para amantes de la fotografía. Es bonito todo el año; al estar a la intemperie en un enclave frondoso como la Selva de Irati; cada estación otorga un aspecto único», asegura Tanit.
Después, si te sobra tiempo, recomendamos que te acerques a Roncesvalles (a 22 km), Otsagabia (a 15 km), la Selva de Irati (a 18 km) o la Foz de Lunbier (a 40 km). Cualquiera de estos pasajes se convertirá en el broche de oro para la excursión a tierras navarras.
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