Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
elisa belauntzaran
Jueves, 12 de septiembre 2019, 07:20
Un manto verde cubre aún Urbasa a la espera de que llegue Hegoi, el viento sur, que se encarga de cambiar los colores de sus frondosas hayas. En el hermoso entorno natural navarro la belleza terrenal se une con la magia que durante miles de ... años se ha mezclado y todavía se puede sentir en el más conocido bosque encantado del viejo reino. Basajaun, Mari, Sugaar, los gentiles y otros muchos seres poblaban o pueblan estas enormes extensiones arbóreas en las que es fácil imaginar las historias que durante generaciones se han repetido en las cocinas de los caseríos de los pueblos de La Barranca o en el valle de Ameskoa.
Cómo llegar El acceso más común desde Vitoria y Bilbao es por la localidad navarra de Olazti-Olazagutia, en la carretera que une la capital alavesa con Pamplona.
Un bosque encantado que nos permite imaginar alguno de los pasajes populares en los que los personajes mitológicos vascos eran los protagonistas. Grandes moles de piedra blanquecinas cubiertas por mantos de verde oscuro susurran las aventuras de los gentiles, aquellos gigantes y fornidos vascos de la era precristiana que lanzaban grandes piedras a sus enemigos.
Al parecer no eran seres tan maléficos porque estudiosos de estas historias de la comarca como Aita Barandiaran o José María Satrustegi recogieron en pleno siglo XX de boca de vecinos de localidades de la zona como Urdiain, a los pies de la sierra, algunas de las historias que narran las andanzas de estos seres. En Urdiain, que para los habitantes de los pueblos limítrofes es el pueblo de los gentiles, se encuentra la cueva llamada 'Jentilen sukaldea'.
Uno no puede quedarse con una imagen negativa de ellos, ya que no eran seres tan terribles. Cuentan, por ejemplo, que construyeron los menhires (piedras de gentiles) y los crómlech (huertas de gentiles). En algunos de los menhires localizados en el parque natural, se han encontrado restos de enterramientos y otros ritos desconocidos, lo cual parece apuntar a que quienes los levantaron tenían creencias asentadas.
Sea cierto o no todo lo que cuentan en torno a estos seres mitológicos, lo que sí está claro o lo confirman los vestigios encontrados en los territorios del parque es que los seres humanos habitaban Urbasa hace unos 100.000 años y que aquellos antiguos pobladores basaron su subsistencia en la caza. Hace unos 7.000 años, durante el período Neolítico, desde que fue descubierta la domesticación de los animales, el pastoreo se extendió por los territorios del parque como un modo de vida que continúa en pleno siglo XXI y es habitual ver pastar a rebaños por los alrededores del bosque encantado de Urbasa.
El hayedo, situado entre los kilómetros 31 y 32 de la carretera entre Olazagutia y Estella, es un tesoro visitado durante todo el año por curiosos cargados de sus equipos fotográficos que se acercan con la única intención de recoger unas instantáneas de sus protagonistas, las hayas.
El parque se eleva entre los 835 y los 1.492 metros y se extiende en 21.408 hectáreas distribuidas entre la sierra de Urbasa (11.500 hectáreas) la sierra de Andía (4.700 ha), el Monte Limitaciones de las Améscoas (5.190 ha) y la Reserva Natural del nacedero del río Urederra (119 ha). Los hayedos predominan en el parque natural navarro y cubren el 70% de su territorio, aunque también se encuentran otras especies como tejos, enebros y pinos.
El paseo por el hayedo parte desde Morterucho por un sendero de unos nueve kilómetros que no presenta gran dificultad e incluso está adaptado. El camino se adentra entre los enormes ejemplares que se muestran señoriales con diferentes alturas, grosores, formas... espectaculares todos ellos manteniendo sus hojas verdes, mientras las ya perdidas empiezan a llenar de colores cobrizos el suelo. Algunos árboles yacen mostrando las heridas del combate sufrido contra el viento o los duros inviernos anteriores.
El pasado se muestra también en la cabaña del carbonero, que recuerda el oficio de aquellos curtidos hombres que trabajaban en los hermosos pero duros bosques que exigían mucha fortaleza a todos los que querían sobrevivir en tiempos difíciles. O las traviesas y raíles de la vagoneta donde transportaban la madera...
Además de pasear por el bosque encantado de Urbasa, merece la pena acercarse para conocer la gran joya del parque: el haya de las Limitaciones, que llama la atención por su enorme y redondeada copa y por su impresionante base con siete brazos que parecen ser tres ejemplares unidos. Sus raíces se elevan medio metro del suelo creando un hueco interior con materia orgánica y oquedades con claros síntomas de albergar algún tipo de fauna en su interior.
El parque de Urbasa es un espacio natural protegido de Navarra declarado Parque Natural el 27 de febrero de 1997 y ocupado fundamentalmente por hayas y pastos de montaña. En los hayedos habitan numerosas especies de anfibios, como el tritón palmeado y la rana bermeja, así como una rica y variada avifauna caracterizada por especies forestales como pinzones, carboneros, herrerillos, pícidos y zorzales. Entre las aves de presa podemos destacar la presencia de azores, ratoneros y el misterioso cárabo. Con estas especies conviven las ardillas y lirones, así como una amplia representación de pequeños mamíferos como el zorro, el tejón, la garduña y el gato montés.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
A la venta los vuelos de Santander a Ibiza, que aumentan este verano
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.