Un empleado del Museo de la Sal maneja la noria. FÉLIX MORQUECHO

El tesoro blanco de Leintz Gatzaga

La aldea guipuzcoana de aspecto fortificado celebra una jornada dedicada al 'oro blanco' que le proporcionó fama y fortuna durante 1.500 años

elena viñas

Miércoles, 2 de octubre 2019

Los 250 habitantes de Leintz Gatzaga conocen a la perfección la historia de cómo la actividad en torno a su manantial salino constituyó durante siglos «la sal de la vida» de esta localidad de Debagoiena; no en vano propició su nacimiento e incluso, le dio ... su nombre. Todos los vecinos saben que el «oro blanco» ha sido un preciado bien económico por poseer propiedades esenciales para la nutrición del ser humano y de los animales, además de por su uso para la conservación de alimentos. Aseguran que en la actualidad se le reconocen más de 14.000 aplicaciones directas o indirectas.

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Día de la Sal (Leintz Gatzaga)

  • Dónde La localidad se encuentra a 35 kilómetros de Vitoria y a 70 de Bilbao.

  • Cuándo 13 de octubre.

  • Webs www.turismodebagoiena.eus

Parte de estos conocimientos se divulgarán el domingo 13 de octubre durante el Día de la Sal o Gatzaren Eguna, una jornada destinada a «promocionar la cultura de la sal, enseñar lo que se hace en la población a través de su museo y crear una red de municipios que comparten un mismo pasado». El programa de actividades promete seducir a los visitantes desde primeras horas de la mañana. Será a las 10.00 cuando se inicie un recorrido guiado por los bosques del pueblo de la mano de un geólogo de la UPV.

El frontón será escenario, a partir de las 11.00, de la feria de la sal y de productos ecológicos con la participación de cerca de una veintena de productores. Juegos para los más pequeños, pisado de manzana, conciertos, y un taller para la conservación de vegetales en salmuera completan el programa. Las visitas guiadas al Museo de la Sal serán parte relevante de la jornada. Situada en las instalaciones utilizadas durante siglos para la producción de la misma, muy cerca del casco urbano de Leintz Gatzaga y de camino hacia el Santuario de Dorleta, la fábrica comenzó a decaer en la década de los años 50, hasta cerrar sus puertas para siempre en 1972 poniendo fin a más de 1.500 años de explotación. Las instalaciones permanecieron abandonadas hasta que a finales de los 80 el ayuntamiento adquirió la antigua salina a su último propietario.

Proceso para la obtención de la sal. FÉLIX MORQUECHO

Se empezó a recuperar la fuente, el manantial salino que estaba enterrado y, poco a poco, se fue reconstruyendo el resto a pequeñas fases. Los trabajos se centraron en recuperar lo que era la antigua fábrica y el edificio donde ahora se encuentra el museo que era las dorlas y la fábrica del siglo XVIII. El museo abrió sus puertas en 1999 y desde entonces se han acometido pequeñas mejoras y sucesivas ampliaciones de las que han sido testigo las 4.000 personas que visitan cada año este equipamiento cultural.

Quienes tienen la oportunidad de conocer el Museo de la Sal de Leintz Gatzaga se sorprenden con la concentración de la salmuera que brota del suelo, ocho veces más salada que el agua de mar. También les resulta especialmente curioso el sistema de extracción empleado en el manantial situado a ocho metros de profundidad. El mecanismo consiste en una cadena de cangilones de madera y cuero. Gracias a una noria que mueve el agua del río se porta el agua del manantial hasta las dorlas de metal donde se hace la sal.

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En el mercado

Esa sal ha vuelto al mercado, aunque a pequeña escala en los últimos años. Con ella, también se elaboran otros productos tan variados como chocolates salados, jabones de sal, caramelos salados... Todos ellos se ponen a la venta en las instalaciones del museo. Sus promotores vuelven a fabricar la sal como antaño, utilizando bandejas metálicas y mediante evaporación lenta, algo apreciable en la forma de sus cristales. Los técnicos no añaden ni quitan nada a lo que viene con la salmuera, sin recurrir a antiapelmazantes o a blanqueadores, como sucede con las sales refinadas.

Como tampoco se le quita nada, viene con todos los oligoelementos, con el potasio, magnesio, de modo que el resultado es una sal muy rica en minerales y rica al paladar. El museo se mantiene vivo y con planes de seguir creciendo. De hecho, en la actualidad se está adecuando una sala para ampliar la zona de fabricación de sal, con el fin de aumentar su producción.

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