Romería junto a la estatua de Ignacio de Loiola. LAGUN ONAK

Erlo, la gran mole del Urola

Apacible ascensión entre hayedos y prados hasta una de las cimas emblemáticas de la provincia. Las vistas hasta Francia o Navarra compensan el esfuerzo

ELISA BELAUNTZARAN

Miércoles, 25 de diciembre 2019, 23:44

El gris, casi blanco según la posición del sol, de la piedra caliza del Erlo destaca en el espectacular escenario de Izarraitz, que domina todos los rincones de Azpeitia, Azkoitia, Zestoa... El paisaje hipnotiza a los mendizales, que no dudan a la hora de subrayar ... la belleza de este precioso paraje en el que San Ignacio de Loiola, con su gran estatua como testigo, se convierte en el protagonista de la jornada. Las vistas descubren hacia el noreste la costa de las Landas; hacia el suroeste las moles rocosas del Duranguesado, con Anboto y Udalaitz destacando entre otros muchos; al este la Peña de Aia, Larrun y los Pirineos y al sur, Aralar, Aizkorri y Urbasa.

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Erlo (Gipuzkoa)

  • Dónde Entre Elgoibar y Azpeitia se halla el puerto de Azkarate. En el alto se toma la dirección Madariaga hasta llegar al parking de Aittola, presidido por una cruz sobre una loma.

  • Duración 3 horas.

El macizo de Izarraitz, que se sitúa en los términos municipales de Azkoitia, Azpeitia y Zestoa, está declarado Espacio Natural Protegido y cuenta con 1.531,5 ha. La altura de la cima (1.026 metros) no es el único atractivo que recibe a diario la visita de decenas de mendizales, que se duplican los fines de semana. Erlo es un lugar que transmite una calma que ayuda a disfrutar de su entorno. Goza de una fama como preciosa cima por tratarse de una elevada mole rocosa, sobre todo vista desde el lado de Azpeitia. No en vano, las elevadas pendientes desde las estribaciones de Izarraitz hasta el nivel de los ríos limítrofes, Urola y Deba, le dan un impresionante aspecto en el que el color gris de crestas y lapiaces destaca sobre el verde de los pastos.

Nieve para el balneario

Precisamente a sus pies se encuentra el nevero de Azketa, uno de los tesoros del macizo, el mejor conservado de Gipuzkoa. Con la nieve almacenada se elaboraba el hielo que abastecía al balneario de Zestoa y a los puertos de Ondarroa, Zumaia o Mutriku para elaborar bebidas heladas o conservar el pescado. El hielo se transportaba en carros de bueyes y para ello se construyó una calzada de piedra que aún se conserva y muchos utilizan. Subir por la calzada es una opción. Otra fácil y muy repetida por familias con niños es acercarse desde Aittola (con su precioso merendero) y descubrir, su nevero, la imagen de San Ignacio en Xoxote o su albergue.

El paseo desde este punto, de unos 10 kilómetros y dificultad asequible, lleva hasta un pinar en el que las marcas blancas y rojas indican la dirección. La caminata es apacible y penetra en un hayedo antes de llegar a la fuente de Izkitturri. Sin darnos cuenta alcanzamos la borda Berastegi, discreta, muy cerca de la pista a la izquierda, mientras a la derecha queda el camino que nos conduce hasta el refugio de Xoxote. Optamos por ascender primero a Erlo, un tramo más exigente pero fácilmente superable. En cuestión de unos minutos alcanzamos la cima en la que se encuentra una cruz y el buzón que nos sitúa en nuestro objetivo.

Una vez allí, toca disfrutar de las vistas antes de emprender el descenso hacia Xoxote. No hay pérdida, ya que la enorme estatua del protector de Gipuzkoa y Bizkaia marca nuestro destino. Desde allí, se accede al refugio, rehabilitado en 1983 por socios del grupo Lagun Onak e inaugurado un año después. Hoy en día es un sitio que ofrece muchos servicios. Desde allí, después de degustar un pintxo y un poco de sidra, regresamos a nuestro punto de partida.

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