Días de sidras y manzanas en Gipuzkoa

El corazón de la casa es la prensa, y la construcción en un desnivel se debe a que las manzanas se podían volcar sin mucho esfuerzo en el desván desde lo alto y luego todo caía por su propio peso hasta la planta principal, la habitada por aquellos vascos que bebían sidra habitualmente en vez de agua (que conseguir agua potable en su época no era tan sencillo). En Igartubeiti han estado poniendo en marcha el lagar este mes de octubre y aunque mañana (11.30 horas) se realiza la demostración por última vez, aun quedan actividades relacionadas con la manzana y con la sidra aptas para todos los públicos.

Aparte de la visita normal al museo, durante la que el personaje audiovisual de Katalin de Igartubeiti se encarga de contar las historias de la zona y cómo era el modo de vida hace varios siglos, hay un par de 'exposiciones' abiertas. Una de ellas está protagonizada exclusivamente por manzanas, las que pueden recogerse en los terrenos del caserío. La otra, hasta finales de año, reúne las creaciones que a cuatro artistas locales (Paul Lataburu, Udane Juaristi, Maria Altuna y Aitor Zarzuelo) les ha sugerido el binomio manzana+cultura.

Para entender bien esa relación tal vez sea conveniente irse hasta Astigarraga y visitar otro museo dedicado a la sidra, o más bien el Museo de la Sidra-Sagardoetxea. Aquí la entrada incluye el paseo por el manzanal y las nociones básicas sobre su cuidado y explotación, el centro de interpretación y la degustación de sidra o mosto, según la edad y las preferencias; y siempre son visitas guiadas para no perder detalle de la relación entre los vascos y esta bebida que en unos meses llenará las calles de Astigarraga de visitantes en busca del primer txotx de la temporada.

Historia, fiestas, tradiciones y demás están perfectamente explicadas en el museo. Aquí es posible enterarse de cuestiones de culturilla popular como esa de que hasta la txalaparta tenía su papel durante la cosecha porque con ella se anunciaba que se había acabado de prensar la manzana y se invitaba a todos los que habían colaborado en estos trabajos a probar el mosto recién elaborado.

Un momento parecido a ese, pero sin txalaparta y a demanda, puede vivirse en la Sagardoetxea cuando se quiera ahora que las manzanas están ya listas para transformarse en otra cosa. Solo hay que entrar en la web sagardoarenlurraldea.eus y reservar plaza en el taller de elaboración de mosto de manzana; está pensado para grupos grandes, de un máximo de 25 personas, y cuesta 50 euros. Todo el proceso se realiza de forma tradicional y utilizando el 'instrumental' de toda la vida. Primero se prueban manzanas de distintas variedades, se seleccionan las que se emplearán para obtener el mosto y se recogerán con la kizkia (el palo con pincho), se machacarán con pisones y después se tritutarán y prensarán. El proceso culmina, claro, cuando se cata el resultado del trabajo.

Este taller puede hacerse de martes a domingo durante este mes y también en noviembre. No ocurre lo mismo con la opción paran grupos pequeños, en familia, que solo se programa los fines de semana de octubre.