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Conducimos hasta Gipuzkoa para conocer uno de sus ríos, el Altxerri. Será un paseo sencillo, familiar, de solo 1,7 kilómetros, en el que empaparse no de agua sino de naturaleza, mientras caminamos entre robles, fresnos y alisos, vecinos del sotobosque, de la vegetación ... de ribera donde dormita este afluente del Oria. Escondido dentro del Parque Natural de Pagoeta, cerca de Zarautz, surca sus terrenos como una culebra de sigiloso reptar, pero claro destino. Arrastra su fluir por la mitad septentrional de la comarca de San Sebastián, muy cerca del barrio Laurgain (Aia). Elegir este rinconcito guipuzcoano supone, además, encontrar el complejo de Agorregi, formado por una ferrería, cuatro molinos, embalses, presas y canales.
Allí se trabajó el hierro en el siglo XVIII gracias al enorme martillo que golpeaba el metal y al fuelle movido por la energía hidráulica, que avivaba el fuego. Junto al complejo salta cantarina el agua, rodeada de una exuberante naturaleza que convierte el enclave en vergel. Los pies darán sus primeros pasos en el aparcamiento del caserío Iturraran, Centro de Interpretación del Parque Natural de Pagoeta, al que llegar desde Laurgain.
Sobre el parque vuelan libres alimoches y halcones peregrinos, mientras que en el entorno viven especies muy nuestras, vacas betizu y pottokas. Acogido por este caserón del siglo XVIII, el centro mantiene su estructura original de madera. Te animamos a conocer, más tarde, el singular jardín botánico que da cobijo a unas 6.000 especies de plantas llegadas de todas partes del mundo.
Abarca una superficie de 25 hectáreas, 10 de ellas con vegetación autóctona. En la Zona 1 –denominada Jardín de la Biodiversidad– espera una buena colección de plantas amenazadas del País Vasco. Dividido en ocho partes, las primeras plantaciones se remontan al invierno de 1986. Cuenta con una red de senderos de unos 3,5 kilómetros, bien señalizados.
Ahora mismo no te detengas, debes atravesarlo, continuar por una senda que lleva hasta la ferrería. Tras revisar la infraestructura hidráulica recorrerás el tramo alto del Altxerri. Será tu fiel compañero mientras discurres paralelamente a la margen izquierda del caudal, donde un pequeño camino facilita la marcha.
Revisa lo que encuentras, para algo tienes ojos. Siente la humedad a través de la piel, huele el aroma a invierno y a vida. Toca las plantas surgidas entre rocas, ordenadas a pesar de su aparente caos, pues en el entorno que observas cada elemento tiene su lugar y función. Encontrarás pronto un azud y la cámara de carga de una de las conducciones de agua que va hacia el complejo dedicado al hierro.
No abandones la orilla izquierda pues ayuda a acercarse a este paisaje fluvial, a esos árboles de los que hablábamos al principio del reportaje, cuyas copas regalan sombra en verano y en época invernal parecen poner techo de madera a un escenario de cuento. El objetivo del paseo es disfrutar de este pedacito del mundo con calma, señalar a los niños sus misterios para que regresen a casa con varias lecciones aprendidas.
La natural, a la que ayuda la breve caminata. La histórica, dominada por el pasado de los ferrones que trabajaban el mineral en el complejo de Agorregi. Y la cultural, desentrañada gracias al centro de interpretación desde el que has partido. Hasta él debes regresar por el mismo trayecto, tras detenerte tantas veces como quieras.
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