Las obras para construir la línea de tren que ahora se ha convertido en ruta para caminar comenzaron en agosto de 1883. Cuatro años más tarde se inauguró el trazado que unía Salamanca con la frontera portuguesa a través de La Fregeneda. Ahora, el tramo ... se utiliza para completar un precioso paseo de 17 kilómetros que combina la obra de ingeniería civil con un impresionante entorno natural. Hablamos del Camino de Hierro, que en solo año y medio desde su nacimiento ha atraído la atención de más de 35.000 visitantes.
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El recorrido supone solo una parte de los 77 kilómetros con los que cuenta el ramal español de la llamada Línea del Duero, que nace en La Fuente de San Esteban, donde se une a la línea Medina del Campo-Salamanca-Fuentes de Oñoro, y conecta con el tramo portugués que se dirige hacia Oporto en la localidad fronteriza de Barca d'Alva. «Entre La Fuente de San Esteban y la estación de La Fregeneda, la línea transita casi por completo por la penillanura del noroeste salmantino. Una orografía menos exigente, pero también con bellos paisajes de dehesa, donde las estaciones de cada población, hoy abandonadas, salpican el recorrido como testigos mudos de la relevancia que la llegada del ferrocarril representó para esta zona históricamente aislada», comentan desde la Diputación de Salamanca, impulsora del recorrido.
Vamos a la extensión que nos interesa. Arranca en la estación de La Fregeneda, a 527 metros de altitud, y atraviesa 20 túneles –juntos suman más de 4 kilómetros– y 10 puentes. El caminante disfrutará durante unas seis horas con las vistas del Parque Natural de Arribes del Duero, Reserva de la Biosfera. Al comienzo se transita por el túnel número 1, el más largo con más de 1,5 kilómetros de longitud. Destaca también el número 3, en forma de 'U'. Oscuridad y silencio ponen ambiente a estos pasos horadados en roca viva, donde incluso se pueden encontrar murciélagos.
Concretamente, en el 3 descansan y se reproducen unos 12.000: forman una de las colonias más importantes de la península Ibérica. Por ese motivo, durante los períodos de cría, al principio del verano, el túnel permanece cerrado. Se puede usar un sendero alternativo de 1,5 kilómetros con 60 metros de desnivel y cierta dificultad. Los excavaron a golpe de martillo y pica y mediante explosiones de dinamita, incluso quedan marcas. En los trabajos participaron más de 2.000 personas. La ruta sigue el cauce del río Águeda hasta desembocar en el Duero, en el único muelle fluvial de Castilla y León, el de Vega Terrón, muy bonito, por cierto.
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La entrada al camino cuesta 8 euros. Incluye seguro y vehículo lanzadera para devolver a los senderistas al punto de origen. Asombran los puentes suspendidos sobre los desfiladeros, parecen flotar encima de las rocas. Observa los numerosos rincones en los que el paisaje impone sus formas y muestra un ecosistema único. Asómate a estos balcones. Detén tu marcha unos instantes para disfrutar del entorno; eso y hacer deporte te ha llevado hasta allí.
«El visitante siente el contraste de luces, perspectivas y sensaciones. Es un viaje de piedra, hierro y agua. El río Duero y sus afluentes han abierto impresionantes cañones fluviales, con unas condiciones climáticas de tipo mediterráneo», comentan. El territorio queda salpicado aquí y allá de cortados y roquedos mientras arriba, en el cielo, vuelan rapaces como el águila real y perdicera, alimoche y buitre leonado.
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