Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
El Camino a Santo Toribio de Liébana es la ruta de peregrinación hasta el santuario cántabro de Santo Toribio, a los pies de los Picos de Europa, que surgió en el siglo VIII con el fin de venerar el ‘Lignum Crucis’, la mayor astilla de la Cruz de Cristo (63,5 centímetros de largo por 39,3 de ancho) custodiada desde esa fecha en el monasterio. Durante siglos los peregrinos han seguido la ruta en busca del Jubileo o perdón de los pecados. Pero no es posible recorrerlo siempre. El Papa Julio II estableció en 1512 que sólo se celebrara cuando el cumpleaños del Santo (16 abril) cayera en domingo. Y así ha sucedido este 2017. La ruta ha variado a lo largo de los siglos y la última modificación es reciente. Divide los 73 kilómetros del trayecto en tres etapas: San Vicente de la Barquera-Cades (28,5 km); Cades-Cabañes (31,3 km) y Cabañes-Santo Toribio (12,1 km). Es un trazado poco equilibrado, puesto que acumula todo el desnivel en la segunda etapa. En nuestro camino particular hemos optado por alterar el kilometraje estirando la etapa más llana hasta casi los 40 kilómetros, de modo que la jornada más exigente se acorta hasta los 20,5 kilómetros.
Salimos de San Vicente desde un paraje de excepción, la puebla vieja, junto a la iglesia gótica de Nuestra Señora de los Ángeles. El panorama es espectacular. Se divisan la villa, el puente de la Maza y la ría. Y en días despejados los Picos de Europa. Por el paseo llegamos a la estación de autobús, donde encontraremos ya indicaciones del Camino que nos guían por carretera asfaltada hasta La Acebosa. La ría se extiende fangosa a la derecha durante la marea baja.
La Ruta Jacobea sube un fuerte repecho entre eucaliptos y pinos al collado de Santiago. Siguen Hortigal, de casas dispersas; Estrada, con su torre medieval gótica (siglo XV), y Serdio, donde hay dos restaurantes. Enlazamos con una trocha que baja entre el arbolado a Muñorrodero. En el mismo cruce se encuentra la Posada El Salín ()942718082). Cerca hay un bar. Allí se separan los peregrinos. Las flechas amarillas (derecha) van a Santiago; las rojas, a Liébana.
Caminamos por el arcén hasta el cementerio. Un camino baja hasta el Nansa y hallaremos una fuente y letrero indicador. En este punto comienza la senda fluvial, un recorrido de 7 kilómetros pegado al curso del río. Húmedo y embarrado, sombreado por un bosque de ribera donde destacan castaños y robles centenarios. Observaremos truchas y con suerte, salmones. También garzas, cormoranes y otras aves pescadoras. La senda está equipada con pasarelas, escaleras y puentes que endurecen el trayecto. Junto a la central eléctrica encontramos un chiringuito donde sellan el credencial. Viene luego un tramo exigente, una subida por encinar que lleva a la carretera de Camijanes. No hay que llegar hasta el pueblo, pero merece la pena hacerlo. Allí, en el cruce, está la Taberna Cossío, un restaurante fundado en 1906 que ha sido punto de encuentro de generaciones de salmoneros. La cocina es clásica ()942727619).
De vuelta a la carretera, hay dos opciones: subir por asfalto a Cabanzón (torre medieval siglo XV) y continuar. La segunda es volver a la senda fluvial que evita la cuesta pero castiga las piernas en exceso. El objetivo es llegar a Cades (28,5 km), donde hay una ferrería del año 1752 y el palacio de Rubín de Celis. El albergue es modesto y pequeño, así que conviene reservar ()678080789). El bar abre los fines de semana pero resulta recomendable llegar avituallado. Para cenar, la Casona del Nansa (942727685) en Puente El Arrudo (1 km.).
Continuamos hacia Lafuente, son 10,5 km por una carretera poco transitada que atraviesa el desfiladero del Lamasón. Pasa por Venta Fresnedo (fuente), Sobrelapeña y sube hasta Lafuente. El esfuerzo es agotador, pero el terreno lo compensa con los prados, los árboles y el ganado que pasta ajeno a los peregrinos. En la entrada de Lafuente se alza la iglesia de Santa Juliana, una joya románica de los siglos XII-XIII. El albergue está al final del pueblo (39 km.) y ocupa el edificio de las antiguas escuelas ()638148170). Remozado y con agua caliente, lo mantiene impoluto un voluntario polaco llamado Miguel. Ofrece cena y ahí viene el problema, porque es vegano y cocina acorde con sus hábitos alimentarios. Tampoco hay café. Se recomienda llegar avituallado. En la plaza hay una cantina.
Madrugón para visitar la iglesia de Santa Juliana. Luego iniciamos la subida hasta el collado de Hoz por un sendero cementado. Inicio de una etapa de cuestas y descensos más apta para montañeros que para peregrinos. Superado el repecho bajamos a Cicera, un pueblo precioso en una hondonada rodeada de prados y bosques. Allí está el albergue municipal, renovado pero pequeño, aunque se desayuna por todo lo alto en El Rincón de Marcelo ()680986142). Ojo: es un buen restaurante, el último que encontraremos antes de llegar a Potes.
Encaramos el segundo ascenso de la jornada, la subida al collado de Arceón por una pista pendiente a través de un magnífico bosque mixto con castaños descomunales. Atención a los letreros del camino oficial porque no son exactos ni en la distancia ni en el desnivel. El collado es una braña pelada donde la niebla juega malas pasadas, conviene buscar una antena de teléfono (derecha), donde enlazamos con el PR S-3 (también sube de Cicera) que desciende hasta el río Deva. Pierde 600 metros de desnivel exigentes por un robledal encantado. A nuestra derecha descuella la mole caliza de Cuetu Valle, la cima de Lebeña. Abajo se divisa el desfiladero de La Hermida. En las invernales, una vez más las señales oficiales no coinciden con las del Camino. Elegimos las últimas.
Entramos en Lebeña por la fuente. Más abajo está Santa María, una de las joyas del arte prerrománico español, un templo mozárabe edificado en el año 925 por cristianos huidos de los reinos moros. Si nos quedan fuerzas o ganas nos sumamos a una visita guiada porque merece la pena y en la iglesia sellan el credencial. Salvo la fuente, en Lebeña no hay ni albergue, ni tienda, ni restaurante. Sólo un chiringuito regentado por una chica muy amable junto a la iglesia. Cerveza, refrescos y poco más. Siguiendo sus indicaciones cruzamos el puente sobre el Deva y tras 200 metros de carretera, hay una pista cementada que sube (izquierda), con más pendiente, pero más corta que la carretera a Allende.
Hay que llegar hasta Cabañes y aún queda lo más duro. Unas señales de PR nos guían hacia la canal de Rubejo por un camino señalizado que remonta el torrente. Marcha entre encinas y robles que supera un fuerte desnivel entre castaños centenarios. Al final enlaza con una pista que lleva al albergue municipal, el primer edificio del pueblo ()626813080). Hay otro más pequeño (20 plazas) junto a la iglesia de San Juan Bautista. Cena en el albergue. No hay bar ni tienda. En resumen, etapa dura. Quizá demasiado para los no iniciados. Sin complicaciones para montañeros capaces de superar 1.200 metros de desnivel acumulado.
Sólo queda una jornada para rematar el Camino. Una etapa corta (13,1 kilómetros) con una fuerte subida al final. Se impone madrugar para llegar a tiempo a la misa (12.00 h.), besar el ‘lignum crucis’ y ganar las indulgencias. Desde Cabañes, el sendero baja hasta El Habario y sus castaños centenarios. Luego continúa hasta Pendes, donde hay una fábrica de quesucos. Podemos realizar el mismo trayecto por la carretera sin tráfico, ideal para caminar. Desciende entre prados, castaños y nogales hasta el puente y cruce de Tama. Al otro lado del río Deva está el Centro de Interpretación de los Picos de Europa y hacia allí nos guían las señales oficiales.
Continuamos de frente (flechas rojas) por un ramal conocido como camino de Campañana, que llanea y nos evitará los peligros de la carretera. Este tramo es monótono y pesado si aprieta el calor, pero desemboca en Potes, la villa de las torres. El tramo final (3,2 kilómetros) es exigente y nos hará sudar. Sube 200 metros de desnivel por una acera pegada a la carretera. Sólo muy al final se divisa el monasterio de Santo Toribio, un edificio macizo del siglo XIII de estilo gótico y barroco reformado numerosas veces. Ahora está gestionado por los Franciscanos.
Una de sus puertas es la Puerta del Perdón (siglo XV), ante la que nos detenemos. En el interior se custodian bajo fuertes medidas de seguridad el ‘Lignum Crucis’ que besamos después de misa mayor. También las reliquias del Santo. Cuenta con una oficina de acogida al visitante y un albergue de peregrinos. Con indulgencias o sin ellas hemos terminado el Camino Lebaniego. Reducido y duro, con mucha montaña acumulada. A las 13.00 horas un autobús baja a Fuente Dé y Potes pero si te queda ánimo puedes descender a pie.
San Vicente de la Barquera: El Galeón. C/Alta, 12. Plazas: 46. 664568841, Desayuno incluido. Horario: de 13.00 a 22.00 h. Abierto, bajo demanda, de 15 de marzo a diciembre.
Serdio: Antiguas escuelas. Plazas: 16. 664 108 003. Abierto todo el año. Horario: 16.00-21.00 horas.
Cades: Plazas: 10. Abierto todo el año. No admite reservas. 678080789 y 942727577.
Lafuente: Barrio de Arriba. Plazas: 20. 11 €, incluida la cena y el desayuno. 638148170. Abierto todo el año.
Cicera: Albergue municipal. Plazas: 22. 679530105. Abierto todo el año. No admite reservas. Albergue La Escuela. Plazas: 8. 18 €. 625136482.
Cabañes: Albergues Municipal. Plazas: 20. Albergue Municipal. Plazas: 55. 16 € con cena y desayuno. Abierto todo el año bajo demanda. 626813080. alberguedecabañes.com.
Potes: Plaza Capitán Palacios s/n. Plazas. 60. 5 €. 942738126 y 638867954. Abierto todo el año. Lavadora, agua caliente y calefacción.
Santo Toribio de Liébana: Albergue diocesano. Plazas: 38. 10 €. 942730550. Abierto todo el año.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.