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La iglesia de aire griego de San Martín de Tours, en Arenas de Iguña. ANDRÉS FERNÁNDEZ
El mundo entero cabe en Cantabria

El mundo entero cabe en Cantabria

Los caprichos de aristócratas e indianos o la acción de la naturaleza convierten algunos espacios de Cantabria en un escaparate del turismo mundial

iratxe lópez

Miércoles, 6 de marzo 2019

Día de pegarse el pegote con los amigos, especialmente con ésos que cuando van de vacaciones bombardean el WhatsApp con fotos de Big Bens, Torres Eiffel o Machu Picchus. Mientras tecleas encerrado en la oficina, entre cuatro paredes que jamás reflejan la luz del sol. Los ojos llorosos por culpa del brillo de la pantalla… y por ese chorreo constante de imágenes que te recuerdan lo lejos de tu mesa que se encuentra el paraíso. Hora de gritar «¡Vendetta!». «¡Toma que toma!». «¡Ahí queda eso!». Porque, reconócelo, les tenías ganas. A Clara y Julián. A Pepi y Manolo. A cualquiera que restriega su liviana felicidad cuando el peso de la producción recae sobre tus hombros. Da igual que la revancha nazca en la provincia de al lado, en rincones que parecen escogidos de un catálogo internacional de viajes aunque aguarden ahí cerca. Ellos no lo saben y eso endulza aún más el desquite. ¡Sube los selfies a Instagram, a Facebook, a Pinterest! Cambia la foto de tu perfil. Puebla de envidias su App. Su móvil. Su vida. Y empieza a ahorrar, así la próxima vez además de echarla en cara la expedición será real.

  1. El hogar de Lord Henry Percy

SANE

¿Quién no ha fantaseado con hacer un viaje por la campiña inglesa? ¿Y quién puede decirte, tras hacer una foto con esta mansión a tus espaldas, que no te encuentres en Las Colinas de la Lana? Acariciadas por verdes manchas de bosque, mientras ovejas níveas pastan con descarada tranquilidad. Entre campos delimitados por muros de piedra. Solo tú sabrás que no te has movido de Las Fraguas, ni de los dominios del ya conocido duque de Santo Mauro, Mariano Fernández de Henestrosa. Él decidió que su Palacio de los Hornillos tuviera clara inspiración en la arquitectura rústica medieval inglesa. Jefe de palacio de Alfonso XIII, invitó al monarca a su hogar en multitud de ocasiones. Hablando de inspiración, Alejandro Amenábar eligió este enclave para rodar la película 'Los otros'. El acceso está prohibido pero siempre puedes retratarte junto a la verja.

  1. Devoción limeña

Solo el paisaje que rodea la Iglesia de San Martín de Tours, en Cigüenza, delata su procedencia. También la compañía de un grupo de casas próximo que no alcanza la condición de aldea. El indiano Antonio de Tagle Bracho, primer conde de Casa Tagle, la mandó construir en 1743. Vecino de Cigüenza emigrado a Perú, marchó en busca de posición y fortuna. No le fue mal pues llegaría a convertirse en prior del Consulado de Lima del Virreinato. Fascinado con la capital peruana, pretendió trasladar a su localidad de nacimiento un pedacito de arte colonial. Reunió el dinero. Lo envió a Cantabria. Copió los planos de la iglesia de las Capuchinas limeña. Y dejó su impronta en el paraje con este edificio declarado Bien de Interés Cultural.

  1. Italia en el terruño

Edificado en 1719 por orden de don Juan Díaz de Arce, agente general de Felipe V y vecino de Villacarriedo, el Palacio de Soñanes recuerda esos fabulosos inmuebles italianos recargados, henchidos de lujo, que retuercen sus formas dibujando una insinuación estética para el sueño y para el arte. El valle de Carriedo, bañado por el río Pisueña, protege su barroquismo y recuerda el poderío de aquella familia que no pestañeó ante este tesoro de tonos rosas, profundamente ornamentado y construido alrededor de una torre medieval. Hoy día se ha convertido en un hotel rural con mucho encanto. Barrio Camino 1, Villacarriedo. 942590600. www.abbapalaciodesonaneshotel.com

  1. Desde Grecia con amor

NACHO CAVIA

Fue un capricho del duque de Santo Mauro, aficionado al estilo neoclásico. Levantada sobre cuarenta columnas en el siglo XX para ejercer como capilla-panteón, la iglesia de San Jorge en las Fraguas es conocida por los vecinos como 'El Partenón', aunque en realidad responde a las singularidades de un templo romano hexástilo períptero. No le falta detalle: hojas de acanto labradas en los capiteles, cornisa de billetes, frontón triangular… Donado para servir como parroquia, antes de levantar este extravagante templo el lugar había cedido su tierra a una ermita medieval. Las Fraguas, cerca de la salida de Arenas de Iguña por la Autovía A-67

  1. La costa irlandesa

JAVIER ROSENDO

Cascada y molino unen su mejor cara para demostrar que naturaleza y obra humana pueden imprimir belleza al mundo en un paraje costero que bien podría parecer un rincón de la costa irlandesa. La aguas del Cantábrico acarician con ternura las ruinas de este ingenio hidráulico abandonado entre Tobañes y Cóbreces, en Alfoz de Lloredo. Nada queda ya de los antiguos trajines, del ir y venir de sacos y de molienda. Ahora solo las olas se alejan y acercan. También los pasos de algún excursionista buscando congelar en una imagen la preciosa caída de agua de los acantilados de El Bola. Un enclave con cierto aire fantasmagórico, de anciana y celta belleza. Toñanes. Coordenadas: 43.39946, -4.19905

  1. La sombra de California

ANDRÉS FERNÁNDEZ

También Estados Unidos tiene su Sierra Nevada. Allí pasa los siglos el Parque Nacional de las Secuoyas, sobre 2,5 hectáreas. Aunque los árboles del Bosque de Secuoyas del Monte Cabezón no alcancen la enormidad de los norteamericanos, sus 848 pies de Sequoia sempervirens y 25 de Pinus radiata poco tienen que envidiar a sus ancestros pues quedan perfectos en la instantánea recordatorio de este día de paseo. Nacieron en 1940 debido al desarrollo de una plantación experimental. Su objetivo: repoblar terrenos baldíos, de ahí su juventud y esbeltez respecto a las yanquis. El resultado es este espacio natural protegido, Monumento Natural, donde los ejemplares lograron adaptarse al entorno sin problemas. Cabezón de la Sal. Acceso desde la carretera S-484, Cabezón de la Sal-Comillas

  1. Cascada tirolesa

FERMÍN GARCÍA

Un recorrido de menos de una hora –solo dos kilómetros–, acerca hasta el Churrón de Borleña. Lo hace pegado al cauce fluvial para llegar hasta una bella cascada con más de veinte metros de caída. Allí la foto recuerda el encanto natural del Tirol austríaco. Irradia humedad, tonos verdes y parduscos, aventura. Huida de la civilización. El valle es estrecho, peinado por laderas de bosque denso. De robles, fresnos y alisos. Cuando alcanzas la parte más profunda del boscaje, la senda se desvanece de pronto entre rocas y árboles caídos. Y los ojos se enfrentan a este salto de agua. Autovía Solares-Torrelavega, salida hacia Puente Viesgo. Seguir por la carretera del Escudo hasta Corvera de Toranzo. Ahí está la indicación a Borleña.

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