Ocho rutas aventureras cerca de la costa
Lea-Artibai ·
El recorrido de las caravanas medievales que unían el mar con el interior, el Camino de Santiago o los paseos por las rocas... Todo muy cerca de casaSecciones
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Lea-Artibai ·
El recorrido de las caravanas medievales que unían el mar con el interior, el Camino de Santiago o los paseos por las rocas... Todo muy cerca de casaHoy ponemos rumbo a Lea-Artibai para empaparnos de mar y naturaleza. De manera pausada o regada por la aventura, cada cual escoge el discurrir de sus elecciones. Recorridos senderistas y actividades servirán para conocer la historia del lugar, marcada a fuego y agua por ... ferrerías y molinos, por enfrentamientos banderizos. Por el tránsito de peregrinos y el comercio entre costa e interior. Por marinos arribados a puerto gracias a la ayuda de faros. Conozcamos sus historias.
Más información visitbiscay.eus
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Desde el Medievo conectaba costa con interior, iba hasta Lekeitio y Ondarroa para mover mercancías. Aunque estemos acostumbrados a contemplar en las películas cómo en esa época los guerreros masticaban un muslo de carne, por estas tierras al menos el pescado se había convertido en parte esencial de la dieta. Sardinas, arenques y besugos reinaban en la mesa. Frescos, en salazón o ahumados. Los arrieros aparecían por las Cofradías de Pescadores en invierno, dispuestos a conservar la carga en nieve dentro de barriles. A su regreso desde La Rioja, Navarra y Castilla traían trigo, sal, vinagre y vino. Por entonces en tierras vascas se bebía txakoli, pero el caldo de Rioja Alavesa tenía más éxito. Ahora, el GR 38 recuerda aquella historia en dos tramos. El primero, de Ziortza-Bolibar a Ondarroa comienza en Astoaga y se extiende 22 kilómetros con dificultad media. Sorprenden en el camino el Monasterio de Zenarruza, el Museo Simón Bolivar, Santa Eufemi, la ermita de Santutxu y el barrio de Asterrika. El segundo va de Ziortza-Bolibar a Lekeitio, con inicio en el mismo lugar. Son 21 kilómetros de dificultad media, que restan al anterior recorrido el barrio de Asterrika, pero añaden Bolua y el centro de Amoroto.
2
Si algo tiene esta comarca es costa, litoral para disfrutar de actividades como el coastering. Combina escalada, barranquismo y mar. La idea es acercarse hasta Lekeitio y aprovechar su orografía, en la que se esconden paisajes únicos. Conquistar el margen de Mendexa y la playa de Karraspio, dispuestos a dejarse empapar pies y cuerpo. Aferrados a las rocas. Mudando de una a otra. Porque habrá que caminar, nadar, saltar… incluso utilizarás técnicas de alpinismo como rapel, pasamanos o tirolinas. La diversión y subida de adrenalina están garantizadas. También el deporte. Hazte idea de unas cuatro o cinco horas de recorrido obedeciendo a las mareas para garantizar la seguridad. Siempre que Neptuno invite a entrar en su hogar, un Cantábrico enérgico que renueva tu mente con leves sacudidas en sus horas calmadas. Imprescindible saber nadar y la compañía de un monitor. También sumar mínimo 12 años.
Información www.leaktibai.eus
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El nombre, Camino de la Costa, deja claro por dónde transita. Utilizando su marca llegaban desde Gipúzcoa los peregrinos que discurrían con idéntica dosis de devoción y entereza hacia Compostela. La ruta abandonaba la provincia vecina en Astigarribia y accedía a la actual Bizkaia por Arnoate. La etapa de Markina-Xemein a Munitibar empieza allí precisamente, para acabar en Astorkigana tras 23 kilómetros. Divisarás la Torre Barroeta de Arretxinaga (XVI), con toques góticos, barrocos y renacentistas. La ermita de San Miguel de Arretxinaga, en el punto donde confluyen los ríos Artibai y Urko, con sus tres piedras gigantes en el interior. La Torre Antxia, en el casco histórico de Markina-Xemein, irregular en su fachada. El Palacio Ansotegi (XVII-XVIII), asociado a molino y ferrería, con el escudo de la familia que, estiman, proviene del caballero de la Orden de Calatrava, Andrés Ansotegui. El Convento e iglesia del Carmen, fundado en 1691 por Ignacio de Munibe y Axpe, abad de la Colegiata de Ziortza. El Museo Simón Bolivar en Ziortza-Bolibar, pueblo del que provenían los antepasados de Bolívar el 'Libertador'. O el Monasterio de Zenarruza, declarado Monumento Nacional de Euskadi y compuesto por iglesia, claustro, hospedería, casa nueva del abad, casas de colonos, dependencias de la comunidad, antiguas casas de canónigos y patio.
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Como la proa de un barco, el Faro de Santa Catalina aguarda al visitante en un acantilado de Lekeitio que se interna en el mar. Único visitable de Euskadi, muestra en su centro de interpretación el mundo de estos guías para marinos y la importancia de las técnicas de navegación. Además, los visitantes subirán a una txalupa virtual que navega por la costa desde Lekeitio hacia Elantxobe, una barcaza perdida que implora luz para encontrar tierra firme y llegar a puerto. Situado en un enclave natural, informa sobre señales, luces, orientación, estrellas, avistamiento de ballenas… Las vistas son un extra en esta elección a la que se puede llegar caminando por el paseo de Santa Katalina Ibilpidea, mientras observas las olas romper contra el litoral. Si quieres andar más, sube hasta la cima del monte Otoio. Vigila el municipio costero desde sus 396 metros.
Información Julio y agosto, de miércoles a sábados con visitas alas 11.30, 13.00, 16.30 y 18.00. y 13:00 h. Reservas: 946844017.
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Montaña arriba, hasta la cima de Urregarai, es el reto que propone este camino con salida en la plaza de Amoroto, desde la parte trasera del pórtico de la iglesia, bajando las escaleras para tomar el camino de asfalto. Varios encuentros aguardan, el cementerio y, tras él, Lomagane desde donde partir hacia el caserío Legardiz. Una bifurcación impone elegir senda. Ve hacia arriba, buscas vistas y eso solo se consigue en las alturas. Contempla el caserío Arratzika, la imagen digna de foto con las montañas blandiendo sus picos. Al rebasarlo opta por el camino de la izquierda. Nuevos caseríos alzan sus estructuras. Etxebarri. Etxezahar. Recuerdan con sus nombres historias antiguas. Cuesta hacia arriba, de nuevo, para seguir el trayecto a Aulesti, marcado por una señal. Eucaliptos y pinos acompañan la marcha hasta el caserío Mendiko que dejas a un lado obedeciendo de nuevo la señalización hacia Aulesti y, algo más tarde, a Santutxu. Contemplarás la ermita de mismo nombre si te desvías un poco. Si no quieres, prosigue hasta divisar la ermita Santa Eufemi a la que llegas por el camino donde se encuentra el albergue. Quedan un total de 204 escaleras para acceder al templo. Y a la preciosa panorámica sobre Lea Ibarra y Artibai. Allí entenderás por qué valía la pena tanto ascenso.
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De pie, sobre la tabla de paddle surf, remando con tranquilidad. Así descubrirás el entorno de la Marisma de Aieri. Mientras te impulsas sintiendo de cerca la espectacularidad del paisaje, formando parte de él, como quien camina sobre la tierra, pero haciéndolo sobre el agua. La excursión empieza en la playa de Arrigorri, con guía acompañante pues no se trata solo de mirar sino de aprender. La cultura local. Los ecosistemas. Las formaciones geológicas que rodean en ese momento tu mundo. Ya lo hemos advertido, la Marisma de Aieri es el destino pretendido, humedal localizado donde el agua dulce del río Artibai se encuentra con el agua salada del Cantábrico. Zona de Especial Conservación, atesora un interesante ecosistema, hogar de animales que acuden a su vegetación como quien acude al supermercado, para adquirir alimento. Desde la playa aprovecharás la dirección de la marea para impulsarte y ayudar así a tus brazos. La perfectiva en la orilla es peculiar, extendida dos horas y media sobre 5,5 kilómetros.
Informaciónwww.koasta.eus
7
La historia ofrece datos. Deja constancia para el futuro de un pasado sobre el que meditar en el presente. Crea así un travalenguas del mundo. El Conjunto Histórico Artístico de Bengolea, en Gizaburuaga, cuenta un relato que arranca tras la crisis del siglo XIV, momento en que los linajes luchan por el control de la econonomía, que siempre ha movido el mundo. Para defenderse de los ataques y mostrar el poder monetario de cada familia nacen las viviendas fortificadas, las casas-torre en las que cada bando instala sus pretensiones y a sus componentes. En Bengolea levantaron una de ellas, símbolo de control y protección. Cerca sumaron el molino y la ferrería, demostración de fuerza y modernidad. También la ermita, rasgo del debido carácter religioso que cada clan debía mantener. El conjunto donde se trabajaba, de estilo popular, es anciano. Vive su apogeo en el siglo XVIII con un administrador, Pedro Bernardo Villareal de Berriz, inclinado a instalar la innovadora ingeniería hidráulica en su maquinaria. Revisar sus confines supone volver a ese momento, imaginar la lucha entre señores por la supremacía. Aunque los edificios, ahora en ruinas, hayan cambiado, no cambian los objetivos utilitaristas. Cruzando el puente desde la ferrería, hacia la derecha, aparece la torre del siglo XVI con el escudo familiar en la fachada.
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Pequeñito pero matón, las aguas del río Lea dieron vida a la zona desde el inicio de su fluir en Munitibar, en la vertiente norte del macizo del monte Oiz. El sendero del Lea camina paralelo a su paso. Ofrece sosiego y un recuerdo remoto de los primeros asentamientos humanos en el territorio, hace más de mil años. Ferrerías y molinos aprovecharon la fuerza del agua. Para contenerla y modelarla fueron instaladas presas y diques. La ruta parte de Munitibar para llegar a Lekeitio. Durante 23 kilómetros. El primer encuentro tiene lugar con el Centro de Interpretación de Energías Renovables Bengoa donde, si está abierto, aprender más sobre el funcionamiento de molinos y ferrerías, sobre el propio camino que nos ha atraído hasta la zona, el río Lea y el patrimonio y personajes de la comarca. Después regresa un viejo conocido nuestro, el Conjunto de Bengola. Para acabar en el molino Marierrota, a pocos metros la desembocadura. Actualmente recuperado como centro de interpretación, el edificio se levantó en el siglo XVI y trabajaba gracias al agua del mar. Si te apetece completar la ruta al revés, puedes conquistarla desde el camino cercano a la playa de Karraspio, junto al puente que separa Mendexa y Lekeitio. Está señalizada.
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