Los tesoros de la Montaña Alavesa, sobre dos ruedas

El primer tramo del recorrido comienza en Antoñana, que destaca por su recinto amurallado y los arcos de entrada en el flanco sur. Acaba en Maeztu, donde aguardan el palacio de los Samaniego, en la plaza Mayor (siglo XVII o XVIII), y la Torre de la Santa Cruz, con el reloj conocido por su 'Papamoscas', quien mueve la mano al dar las horas. Antes de ponerte a pedalear en serio, da una vuelta por el enclave. Las callejas guardan el sabor añejo del trazado medieval y sus casas, los emblemas de armas adosados a las paredes.

La Montaña Alavesa cuenta con una gran variedad de pueblos de notable entidad y singularidad que, por su aislamiento, han conservado su sabor tradicional. Sus habitantes, dedicados desde tiempos ancestrales a la ganadería, han mantenido un entorno de gran riqueza ecológica que aún hoy podemos disfrutar. En la actualidad este entorno se ha convertido en un gran jardín casi intacto en el que destacan el Parque Natural de Izki y los Montes de Iturrieta.

Tras la visita, arranca desde el casco histórico hasta dejar a la derecha la iglesia de San Vicente Mártir. Hallarás el lavadero. Desciende hacia tu izquierda para elegir el camino que bordea el monte en compañía de quejigos y encinas. Acabarás circulando entre campos de cultivo hasta una rampa con escalera por la que acceder a la vía verde del antiguo trazado del Ferrocarril Vasconavarro.

Es tu ruta. Cógela y sigue a la derecha. Pasa el túnel. Ve a la izquierda y continúa por carretera hacia Maeztu por la carretera camino a Atauri. Un arcén de grava protege de los coches. Rodea el polideportivo del pueblo y continúa hasta el final de etapa. Por si acaso no lo sabes y te viene bien el apunte para otro momento, en Atauri hay espacio dedicado a la escalada y campos de golf como Urturi y Lagrán.

Desde Maeztu has de seguir paralelo al casco urbano para rodearlo por la vía verde hasta la A-3114, que eliges hacia la derecha, en dirección hacia Elortza, curioso pueblo situado entre los valles de Arraya y Laminoria. A la entrada del desfiladero Los Pocilones. Entre rocas calizas. Milenario, aparece con el nombre de Elorzahea en la Reja de San Millán, documento escrito en 1025, procedente del cartulario del monasterio de San Millán de la Cogolla, de gran valor por la información toponímica que aporta sobre Álava.

Cuando la abadía de Santa Pía fue desmantelada, su puerta se colocó en la iglesia parroquial de Santa Eufemia. El pueblo tiene dos fuentes-abrevaderos y un lavadero. Pasando el desfiladero se encuentran los restos del antiguo molino, que acabaría convirtiéndose en fábrica de asfaltos.

Debes cruzar la carretera hasta el Portillo Atabarri. Desde allí irás al barranco Igoroin por la A-4114. Manda la carretera, gira a la derecha. A tu izquierda queda la ermita de Santo Toribio donde antaño se reunían las Juntas Generales y eran elegidos los alcaldes del Real Valle de Laminoria. Toma aire porque empieza la cuesta arriba hacia el viejo pueblo de Musitu, el que espera en lo alto de la peña, sí. También aparece en la Reja de San Millán con el nombre de Mussitu.

Este cruce de caminos fue durante el medievo rico e importante. A él llegaban gentes desde Navarra y La Rioja camino a la Llanada Alavesa y Cantabria. Los molinos harineros cercanos le otorgaron notoriedad. En la calle San Martín se ubican la fuente-abrevadero y el lavadero, construidos en 1865 por el maestro cantero Vicente Nanclares.

Pero tú a lo tuyo, con constancia y fuerza en las piernas. Una advertencia, por si te interesa: en caso de que continuaras en este punto por la izquierda acabarías en las canteras de Laminoria. La mina Esther es la mayor explotación minera a cielo abierto en Euskadi. Buena parte del espacio se está regenerado y solo se aprecian ahora la vegetación y los sonidos de la naturaleza que reconquista sus posesiones.

Volvemos a nombrar un lavadero, en este caso el de Musitu, para partir desde él recto, entre dos casonas que conducen a un camino. Ve a la derecha y sonríe porque toca descender hacia la parte inferior del barranco de Igoroin. El descanso nunca es malo. Mantén los ojos bien abiertos para observarlo todo. La belleza natural salvaje. El vuelo de halcones y milanos. Los hayedos que cobijan tu paso. El agua que acabará en la extensa meseta de los montes de Iturrieta camino al valle de Arraia-Maeztu. El arroyo de Musitu, sobre cuyo curso se encuentran los restos de los molinos de Santa Pía (1767) y La Poza (1772).

Una campa marca el comienzo de la senda por la que ascender nuevamente. En este tramo son frecuentes hayas, quejigos y pinos. Si miras al barranco encontrarás una preciosa cascada y la apabullante panorámica. Tendrás que cruzar un par de pasarelas para subir hasta la altiplanicie de la sierra. Después toca la A-4142 y girar a la derecha para continuar recto hasta Roitegi. Un panel informativo espera cerca de la A-3114, donde has de tirar hacia tu izquierda para tomar más tarde la derecha, el camino de grava.

Ve recto hacia la ermita de Santa Teodosia. Situada sobre el pueblo de San Vicente de Arana, en la sierra de Bitigarra, cuenta con gran arraigo popular. Fue erigida en 1697 sobre otra aún más antigua, tras el incendio que arrasó a su predecesora. Además del templo están la casa del ermitaño y el albergue. Cerca, un crucero del siglo XVI con relieves y un parque, por si te apetece parar. Merece la pena hacerlo por las vistas sobre el Valle de Arana y la Sierra de Codes.

Después bajarás hasta San Vicente de Arana por carretera. Acércate a su iglesia del siglo XV y XVI. Una vez alcanzada la A-2128, toma la derecha hasta una bifurcación de la carretera y, de nuevo derecha, hacia Sabando (A-3118). Entre ambas carreteras espera tu camino.

Toca regresar al punto de salida por una pista de grava. Pasarás un arroyo hasta la pista donde virar a la izquierda y descender camino de Oteo. Antiguamente, por allí controlaban el paso de personas y mercancías entre los valles de Arana y Campezo. En el pueblo debes estar atento para elegir desviarte en el primer cruce de calles, el situado a la derecha. Discurrirás a través de una pista y encontrarás otros dos cruces, debes seguir hacia la izquierda en ambos casos, en arco de 180 grados, para transitar por el camino adecuado. En otro cruce verás una pista ascendente, cógela, va hacia la derecha. Ignora el desvío derecho, tú sigue recto. Y baja hasta Antoñana. La distinguirás al fondo, marcando la meta. Hora de tomarte algo, además de un respiro. De celebrar con un brindis o un pintxo el final de esta hermosa ruta alavesa.