Urgente Grandes retenciones en la A-8, el Txorierri y la Avanzada por la avería de un camión
El grupo examina las setas recogidas.

A por setas de la mano de un experto

Una ruta guiada por Álava para adentrarse en el fascinante y desconocido mundo de la micología

Viernes, 12 de noviembre 2021, 00:58

Cuanto más profundizas en este tema más te das cuenta de lo mucho que queda por aprender». La frase la pronuncia José David Fernández y el asunto del que habla es la micología. Él será quien te acompañe durante una salida para iniciarse en la ... identificación de setas y hongos en tierras alavesas. Descubrir especies de nuestros montes, contemplar las comestibles o tóxicas, aprender a localizarlas y la forma correcta de su recolección.

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Fernández inspecciona el lugar los días previos, elige una ruta con presencia variada. Después recibes la localización a la que acudir con ropa y calzado adecuado, navaja y una cesta. «Prohibido traer bolsa de plástico, se estropean y las esporas no se esparcen», recalca. Lo dice muy serio, de hecho tuerce el gesto cuando se cruza por el monte con alguien que lleva en la mano la del supermercado. «Y recordad que en Álava se permite solo recoger dos kilos con interés culinario», advierte mientras transmite otras normas.

Durante el paseo de cuatro horas comprenderás que las protagonistas de esta visita no están en el bosque para engordar tu plato. «Cumplen una función esencial en la naturaleza. Unas ayudan a que los árboles enfermos caigan antes y se renueve el bosque con los jóvenes; otras consumen la materia orgánica, hojas, restos vegetales y de madera evitando, por ejemplo, incendios; también fertilizan el suelo...», enumera el micólogo. Son, en definitiva, organismos recicladores que conectan el ecosistema forestal a través de una completa 'red social'.

Reconocimiento de las setas.

José David se encarga de que esta idea enraíce en tu mente, de que extraigas varios ejemplares del suelo. Es la parte más divertida del encuentro, la búsqueda del tesoro protegido por los árboles, entre hojarasca y un otoño deslumbrante. Después toca clasificar lo encontrado para distinguir si es comestible, sus nombres… un top manta de setas y hongos con diversas formas y colores que ese día se ofrecen para esta clase magistral.

«El objetivo de la salida es aprender, no llevarse algo a casa», insiste el guía. Por eso cuentas con apuntes, una clave de identificación de géneros y especies comunes cuyo funcionamiento recuerda a aquellos libros de infancia en los que tú elegías la aventura saltando de una página a otra.

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Ante tus ojos podrán desfilar Boletus edulis perfectos para la sartén, peligrosas Amanita phalloides, setas habitadas en tu imaginación por enanitos como la Amanita muscaria, codiciados perretxikos, Calocybe Gambosa, preciosas colmenillas Morchella esculenta, la traicionera Entoloma lividum… «Todas las setas se comen al menos una vez», bromea Fernández cuando habla de las tóxicas. Busca el lado cómico de esta actividad que pretende divertir mientras desentrañas secretos de la tierra. «Si al marcharos sois más conscientes de lo que cuento, he cumplido con mi labor», asegura.

Salvoconducto

Dicen que los nazis usaban la especie de sopa de esporas de color negruzco en que se convierte la Coprinus comatus para sus salvoconductos. Se aseguraban, gracias a la observación de esporas con el microscopio, de que eran auténticos. Es una de las anécdotas que escuchas durante la cita en la que además identificarás olores y formas. «Tú sigue fiándote de tu instinto, porque si tienes que fiarte de tu olfato…», bromea el micólogo cuando uno de los participantes no logra concretar el aroma. En su descargo diremos que no es sencillo, aunque sí sorprendente.

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