Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Hay quien asegura que se puede medir la sensibilidad de una persona dependiendo de si hace ojitos a los burros. A los de cuatro patas, no a los otros, aunque bien pensado la frase es válida en ambos casos… por motivos contrarios, eso sí. Cuando ... miras a los de la cuadrilla hospedada en la asnería Saroizar, en la localidad alavesa de San Millán, distingues nobleza y capacidad de trabajo y no intuyes esa cabezonería que ha marcado carácter en la especie.
Tampoco es que se les haya tratado con excesivas consideraciones como para mostrarse más favorables al acuerdo. Al menos hasta hace no mucho. Que se lo pregunten a Gaspar, asno de raza autóctona de Las Encartaciones, que llegó a esta granja con once años «muerto de hambre y maltratado», según explica Ignacio Gamboa. Por suerte, alimentándole y regalando cariño logró salir adelante. O a Roque, quien suma una década, al que aguardaba un tremendo final. «Estaba encerrado en un pequeño prado de Urdaibai. Como se encontraba solo rebuznaba a todas horas, por lo que los vecinos dieron un ultimátum al propietario: o se lo llevaba a otra parte o lo mataban. Lo recogí y ahora vive feliz. Por supuesto, a veces rebuzna», añade con ironía.
El porvenir de Otto y Simón tampoco pintaba bien. «Ambos vinieron de Axpuru, de un ganadero que cría burros, e iban directos al matadero porque su futuro era convertirse en pienso para perros y gatos. El dueño no quería sacrificarlos, pero los burros macho no tienen cabida en una manada de burras, sobran, con uno o dos basta». Quedan, entre los amigos que podrás conocer gracias a esta experiencia, y cuyo presente ha mejorado mucho, otro Simón 'El Galo', asno francés de raza Âne de Pyrennes, el mulo Brezo y la mula Molly.
Si nunca te has acercado a un burro, toca probar, disfrutar paso a paso con él. No hay mejor compañero de camino que quien está acostumbrado a andar. Si además te lleva la mochila, la tienda y los víveres, lo adorarás para siempre. En la salida admiten la monta de niños pequeños, siempre y cuando pesen menos de 50 kilos.
«Todos han sido entrenados por estas rutas, seleccionados atendiendo a su docilidad y por la sencillez de conducción, para que no supongan ningún problema a la persona que los maneje», especifica Gamboa. Puedes hacer la excursión acompañado de guía o a solas, con los colegas de cuatro patas. Llevártelos unas horas o varios días. Antes de partir vas a familiarizarte con su carácter y el manejo del equipo: albarda, arnés, alforjas, atelajes…
Existen tres opciones y la que elegimos (Saroizar-Urbia-Arantzazu) sale hacia el barranco de Atxazola. Caminarás entre robles, hayas y pinares, junto a pastos y ríos. Accederás a la zona de Oburu, contemplarás la roca en forma de aguja denominada Petrinaitz, las campas de Urbia, el macizo de Aizkorri.
Vas a pasar por las txabolas de Arbelar y la Fonda de Urbia. Disfrutar de las vistas sobre la Sierra de Aloña. Pasear junto al pinar de Maia, las chabolas de Duru y Artaso, el barrio de Arantzazu, los caseríos de Bellotza, el río Urkulu, los molinos del Parque eólico, el collado de Artaso… Hasta cruzar el río Egiluz y regresar al punto de origen.
Si lo prefieres, puedes apuntarte al recorrido por El Camino Natural Senda del Pastoreo GR-282 , que fomenta la riqueza y diversidad paisajística de las diferentes regiones atravesadas. Perfectamente marcada, los asnos ayudarán a disfrutar de los paisajes y los kilómetros. Para quienes opten por quedarse más cerca de la salida, en el entorno de la granja hay una gran variedad de caminos que completar, excursiones a la medida. Con grandes desniveles, sin ellos, por bosques de hayas o robledales o entre ejemplares centenarios.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.