iratxe lópez
Jueves, 7 de noviembre 2019, 15:15
El agua es fuente de vida, manantial de historia. Su discurrir ha surcado arroyos y ríos. Ha forjado leyendas, regado campos y anécdotas. Marcado el carácter de quienes habitan en sus riberas, fundidos para siempre a esta humedad nutriente de existencias a lo largo de ... los siglos. Sobrón reconoce la importancia del líquido elemento. Descansa arrullado por el sonido del Ebro que desde la orillas provoca a los vecinos con guiños acuosos. El municipio alavés brilló con esplendor desde el siglo XIX hasta mediados del XX. Aguas mineromedicinales dieron fama a la zona, en la que se alzaba un hermoso balneario conocido como el Vichy español.
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Cómo llegar Sobrón se encuentra a 20 kilómetros de Miranda de Ebro y 45 de Vitoria.
Dirección La Presa, 1.
Visitas guiadas Sábados (18.00 h.), domingos y festivos (12.00 h.). Imprescindible reserva: 945101070 o visitamuseoagua@kalearte.com.
Web museoagua.com
El pueblo no olvida su memoria, la reconoce homenajeando a este elemento esencial en su devenir. ¿Cómo? Con su Museo del Agua, que propone un recorrido para reflexionar sobre la importancia de nuestra protagonista. Para curiosear dentro de un espacio interactivo que aúna nuevas tecnologías y simulaciones audiovisuales con las que el visitante se divierte mientras aprende, un lujo para adultos y niños. Con la ayuda de maquetas, dioramas, ambientaciones, paneles, vídeos, instalaciones y abundantes proyecciones virtuales.
Cinco áreas temáticas dividen el espacio, emplazado en un entorno natural contundente, repleto de simulaciones con las que sorprenderse. Cinco sectores en los que trasmitir valores como la importancia de permanecer atentos ante el cuidado ambiental, de preservar los recursos que la naturaleza regala y consumir el agua de manera responsable, utilizando solo la que nos hace falta, sin derrochar ni desperdiciar este elemento que asegura la subsistencia humana.
Vayamos paso a paso, de un grupo temático a otro. Dentro de 'Agua viva' comienza este especial recorrido, una introducción envolvente donde arropar al recién llegado entre sensaciones visuales y auditivas relacionadas con los estados de la sustancia. El saber sí ocupa lugar en este museo, por eso 'La Ciencia del Agua' desarrolla la íntima relación existente entre el agua y la vida. Allí conocerá el curioso el origen, composición, comportamiento y características de este líquido transparente que riega por dentro y por fuera, asegurando nuestro mañana.
La capacidad de sanar cuenta entre sus bondades, por eso la zona denominada 'Agua que cura' da pistas sobre sus labores terapéuticas, aprovechadas desde que el mundo es mundo. El lugar recuerda, asimismo, el valor adquirido en ritos y costumbres dentro de las diferentes religiones que siempre adoraron su presencia, sabedores de lo que suponía. Recordar que el planeta necesita ayuda para continuar cediendo territorios en los que desenvolverse forma parte de la labor en 'Agua y Medioambiente'. El respeto nos mantendrá vivos, por eso en este sector se insiste sobre los modelos de desarrollo sostenibles, el fomento de prácticas de ahorro, la reducción del consumo y la obligatoriedad de concienciarse sobre nuestras necesidades reales.
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Tras la reflexión y el cariñoso tirón de orejas, aguarda un túnel donde sentir en carne propia el ciclo del agua. La visita cierra con 'Agua que piensa', donde el público entra dentro de una cabeza gigante, en cuyo interior se proyectan imágenes y mensajes sobre la importancia de este elemento en las funciones biológicas básicas. Un repaso para que lo escuchado y aprendido durante la excursión quede bien fijado en nuestra mente, de manera que prolonguemos en nuestro hogar las buenas costumbres adquiridas aquí.
Tras visitar el museo podemos aprovechar el resto de la jornada completando una ruta circular a pie –sencilla–, o en bici –más complicada–. La idea es conocer Lantarón a través de una ruta de 8,1 kilómetros, a completar en dos horas y media. Habrá que dejar el coche en el aparcamiento de la izquierda, pasando por el Parque del Ebro. Llegados a la aldea aguardan dos calles. Elige la de la izquierda y verás los restos de un horno de pan que sirve como capilla para la Virgen. Toma el camino a la derecha, entre la capilla y la fuente, y cien metros más allá espera una barrera, tras ella un abrevadero. Dejando una campa a la izquierda, prosigue la senda. Caminarás entre avellanos y bojes hasta llegar a dos caminos a la derecha. El menor lleva a una campa, el mayor asciende unos 300 metros. Castaños centenarios y montañas configuran un paraje precioso hasta llegar a la presa del pantano.
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