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Los personajes del carnaval de Lantz bailan en la calle. Turismo de Navarra
Diez carnavales para una escapada

Diez carnavales para una escapada

Las tradiciones más ancestrales se mezclan con los miedos atávicos y las ganas de diversión en esta selección de carnestolendas inmortales

iratxe lópez

Jueves, 13 de febrero 2020, 01:05

Farolín pasea su chulería por el Carnaval de Bilbao, se siente ufano por pertenecer al Botxo. Su compañero Zarambolas es de los que disfrutan la vida, nada parece alterarle. Ambos andan ocupados. Dan los últimos retoques a su salida a escena entre los días 20 y 25 de febrero. En Vitoria la fiesta también se echa a la calle, del 18 al 25. La celebración tiene arraigo. Antiguamente atraía el bullicio al grito de: ¡A la trolla, a la trolla, a la chibiribom-bom! Con los porreros, bolinche en mano, golpeando a desprevenidos. Son muchos los lugares donde, porrazo aquí y allá, se persigue a los asistentes. Pueblos en los que la tradición manda. Guardianes de la costumbre rural o de origen desconocido. Merece la pena visitarlos, algunos esperan a pocos kilómetros de casa. Aquí van diez escapadas.

Mundaka (Bizkaia)

Los atorrak recorren Mundaka. Jordi Alemany

Protagonistas absolutos: Atorrak y Lamiak. Unos hombres, otras mujeres. Ellos de blanco impoluto, ellas de negro, extendiendo sobre la localidad aires de amenaza. Asegura la leyenda que el origen de los atuendos masculinos se encuentra en la figura de Anton Erreka. Noble de Mundaka, cuentan que una noche iba a su casa borracho y, para salvarse del sermón de la esposa, se calzó una saya y salió de esa guisa a la calle. En el pueblo lo tomaron por una ocurrencia y decidieron imitarle... hasta hoy. Blusón, pues, se cuelan los chicos por el cuello, de mañana. Añaden funda de almohada con puntillas en la cabeza y pañuelo rojo. Las lamias prefieren manifestarse a la tarde, con peluca blanca, pañuelo de color y extraño maquillaje. El recién llegado escuchará antiguos estribillos: «Aratuste zara, Aratuste, mundakarrentzat egun obarik ez» (Carnaval, Carnaval, para los mundakarras no hay un día mejor). La cita, el 23 de febrero.

Markina-Xemein (Bizkaia)

El mismo 23 de febrero, todo el mundo quiere ver pasear al Hartza, contemplar su corpachón atado a la cadena, feroz ante el público. Cuando su cuidador toca el pandero, el oso baila, aunque trata de librarse de sus ataduras. También desea el público disfrutar de la tradicional Zahagi Dantza (Danza del Pellejo). Representación para alejar los males, existen referencias de ella desde el siglo XVIII. El interés se extiende además al juego de gansos en el que varios jinetes cabalgarán para arrancar la cabeza a ánades ya muertos, colgados de una soga. La costumbre llegó desde las Landas en el siglo XVII.

Zalduondo (Álava)

Markitos paga sus fechorías en la hoguera. Hugo Madariaga

Markitos, así se llama. Traje y boina engalanan a este señorito de ciudad, uno de los personajes más famosos del Carnaval en la Llanada Alavesa. Porta alrededor del cuello un collar de cáscaras de huevo rojas, verdes y blancas. Frente al Palacio Lazárraga permanecerá amarrado a un mástil el 23 de febrero. Encarna todos los males y penas, tiene la culpa de fallecimientos, riñas e incluso la bajada del precio de la patata. Por eso le insultan sin pudor mientras cabalga a lomos de un burro, acompañado por un mozo con capa y sombrero. Hasta la hora del juicio donde, visto lo visto, improbable le conmuten la pena. El Predicador acusa con el dedo… veredicto final: ¡la hoguera! Las llamas devorarán el cuerpo de heno. Junto a sus despojos danzan y cantan los porreros. No faltarán ovejas, brujas y zanpantzarris. Tampoco el Barrendero, con la chaqueta hecha jirones en la punta de su palo; ni el Cenicero, que esparce las cenizas del muñeco quemado el año anterior. Por supuesto estarán presentes la Vieja y el Viejo, superposición de madre y hombretón, únicos que lloran al condenado.

Tolosa (Gipuzkoa)

Jolgorio en Tolosa. Iñigo Royo

Estuvieron a punto de perecer durante el franquismo, hasta que a alguien se le ocurrió cambiar el nombre de Carnaval por el de Fiestas de Primavera. Nunca ha faltado ni falta gente, la fama atrae a amantes del disfraz y la juerga. Emprende trayectoria el Ostegun gizena (Jueves gordo), con pregón y txupinazo, aunque es una jornada más tarde, en su antagonista Ostiral mehea (Viernes flaco) cuando disfrutar de la primera originalidad: festival de teatro protagonizado por locales. Tronar de tambor, algo que adoran en Gipuzkoa, espera el sábado tarde con la tamborrada. El domingo, pijamas y zapatillas cruzan las lindes del portal pues se permite bajar al pueblo recién levantado de la cama. Lunes y martes sale el desfile de carrozas, hasta que a medianoche se entierra a la sardina.

Alsasua (Navarra)

Los enmascarados de Alsasua lucen grandes cornamentas. Jesús Diges

El día 25 de este mes le toca el turno a los Momotxorros que lucen espaldero de piel Larru, camisa blanca remangada y brazos pintados de sangre, el momento gore del Carnaval vasco. Cara de crin de caballo, pañuelo sobre el rostro. Cesto con cuernos en la cabeza. Collares de campanillas y cencerros para hacer ruido. Sarde aferrado al puño… Lo importante es difundir la angustia. Antes recorrían el pueblo libremente hasta ser reunidos en la plaza al toque de oración, donde se descubrían frente al alguacil. Con el tiempo se han sumado personajes, una comitiva de enorme participación popular, tanta que la fiesta ha sido declarada de Interés Turístico. Salen bramando al anochecer del martes acompañados por brujas, un macho cabrío que parecen caminar hacia el akelarre y por Mascaritas, quien coloca sobre su cabeza una colcha adamascada repleta de brillos.

Lantz (Navarra)

Igual que en una película clásica, del 23 al 25 de febrero se representa la eterna lucha entre el bien y el mal. Martes de un Carnaval. Miel Otxin es el antihéroe, un malvado bandido al que hay que apresar, enjuiciar y quemar. Tres metros mide el personaje que aparece por el pueblo amarrado a la cruz, 35 kilos de maldad. Todos reconocen su llamativo gorro cónico y la blusa estampada. Le acompañan Ziripot, hombre entrado en carnes, engordado a base de helechos y heno, que sufre las embestidas del caballo bravo Zaldiko. Martillos y tenazas son portadas por los Arotzak, quienes persiguen al equino con intención de herrarle. Mientras, los Txatxos se ensañan con el público, blandiendo palos y escobas.

Lesaka (Navarra)

Los extraños personajes de Lesaka. A. D. C.

Domingo. Cae la noche y los Zako Zar toman el pueblo. Visten sacos rellenos de hierba seca que vecinas voluntarias se han prestado a coser. Llevan la cara cubierta por un pañuelo blanco. Y pegan porrazos a quienes se les cruzan con una vejiga de cerdo. La música pone ritmo a sus mamporros. Los Mairu, hombres y mujeres con sombrero ancho, acompañan a la comitiva bañados en colorido hasta la plaza, donde los mozos son rescatados de sus incómodos trajes. También pintan mucho los barrios de caseríos gracias a la dedicación de las cuadrillas. Los Fraindarrak alegran con música de acordeón. Los Goitarrak bailan al son de trikitixa y castañuelas. Se celebra los días 20, 23 y 24 de febrero.

Unanua (Navarra)

Otros que azuzan, con varas de avellano: los Mamuxarroak, fustigadores. Su objetivo, los días 23 y 25 de febrero, es que todo el mundo corra. No sé sabe cómo ni cuándo comenzó esta carrera, aunque algunos defienden que está unida a ritos ancestrales de purificación que buscaban asegurar la fecundidad de mujeres y rebaños, atraer a la primavera. Era costumbre que las muchachas se arrodillasen cuando el personaje las capturaba. Él les hacía la señal de la cruz en la frente, ellas besaban su rodilla. Parten el domingo por la tarde, con su pañuelo en la cabeza y sus cintas de colores. Camiseta y pantalón blanco. Faja o cinturón con cascabeles. Esencial la máscara, 'karatolak'. A su vera, sin campañillas, los Muttuak (mudos), vestidos de mujer.

Santoña (Cantabria)

Murga del carnaval de Santoña. Sane

En la localidad cántabra y su Fiesta de Interés Turístico Nacional, del 20 de febrero al 7 de marzo mandan las murgas. Un concurso las lleva a escena, valorando juegos de palabras y sátira. Picadas por convertirse en la mejor, compiten sin complejos. Famosos son el Juicio en el fondo del mar y el Entierro del besugo. Por la mañana se apresa al reo, raptor de una sirena, y por la tarde tiene lugar la vista. Preside el honorable Neptuno. Peces grandes y chicos «desde el pez más diminuto, hasta el muergo más astuto», pasan a declarar. Las sirenas forman el tribunal, el salvareo expone la defensa, el verdel la acusación. De procurador colocan al pez volador y el orden de la sala lo garantiza el pez espada. Todo con rima, pues la tradición surge de una copla. Quedará por celebrar otra fiesta, el Día del Trasmero, para sacar al aldeano que llevas dentro, boina y carro incluidos.

Haro (La Rioja)

En el Carnaval del Vino de Haro (21 y 22 de febrero) todo es posible, incluso subirse al Orient Express con crimen durante el viaje. No solo se disfrazan los asistentes sino el claustro del Hotel Los Agustinos que acoge el original encuentro. Mascarada y cita enológica unirán sus fuerzas en un objetivo común, revivir la elegancia de uno de los trenes más lujosos del mundo. Inaugurado en el año 1883, en él viajaban personas ilustres, aristócratas y ricos, desde París a Estambul. Ahora, trece bodegas aprovecharán la magia de su pasado para ofrecer la degustación de sus últimas añadas en un ambiente de ensueño.

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