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Canal de Castilla.
El Camino de Santiago en coche

El Camino de Santiago en coche

54 kilómetros de carreteras estrechas y solitarias por Burgos y Palencia con salida de Tardajos y final en Frómista, Palencia

Jueves, 5 de octubre 2017, 13:21

El Camino de Santiago francés a su paso por la anchurosa Castilla y León es una tentación. A pie, con mochila y pernocta en albergue es lo ideal. Pero también es duro e exigente. Irrealizable en muchos casos por cuestiones de salud, edad, falta de tiempo, porque no nos gustan el 'compañerismo' de los albergues o sencillamente por pereza.

Si concurre cualquiera de las circunstancias anteriores el coche es una solución. Nos permite seguir las etapas, visitar sus iglesias y monumentos y almorzar en cualquiera de los muchos y buenos restaurantes que hay repartidos por el camino. Y sellar el credencial.

En esta ocasión vamos a recorrer tres etapas con salida de Tardajos, en Burgos, y final en Frómista, Palencia. 54 kilómetros por carreteras poco transitadas que nos permitirán disfrutar de la soledad de las rastrojeras, los campos de girasol y de remolacha bajo el cielo siempre azul castellano.

Información útil

  • Cómo llegar A Frómista, A-67 Cantabria-Meseta salida Frómista. A Burgos, N-1 o AP-68/AP-1 salida Burgos.

  • Información Folleto ‘Programa de apertura de monumentos en

1. Tardajos y Rabé de las Calzadas

La N-120, ahora poco frecuentada conduce a Tardajos primera etapa del Camino. Su origen es antiguo. Ya figuraba como terreno reconquistado en el año 882, reinado de Alfonso III. Es el típico pueblo castellano venido a menos. Con calles anchas y casas de buena piedra, algunas con remates de adobe agrupadas alrededor de la iglesia de Santa María de la Asunción.

Ocupa un alto, en la parte antigua de la población. Es un edificio gótico (siglo XIII) reformado en el Renacimiento. Macizo, con gruesos muros que le dan aspecto de fortaleza. Fue construida sobre sobre las ruinas del castillo. Conserva elementos románicos (siglo XII). En su interior destacan los retablos (consultar horario de visitas).

Tardajos fue y es parada y fonda de peregrinos. Además de albergues el pueblo cuenta con panadería, carnicería y dos bares restaurantes. Los Pececitos, asador los fines de semana, y Ruiz. Abren temprano y atienden a los caminantes.

Albergie de Rabé.

A dos km está Rabé de Las Calzadas porque por allí pasaba la Vía Aquitania, la calzada romana XXXIV a Astorga-Burdeos utilizada por peregrinos franceses. El nombre de Rabé es de etimología complicada. Aparece así en el año 946. Es probable que proceda del hebreo por la aljama que hubo en el lugar.

Otro pueblo castellano con buenas casas y tranquilidad sólo rota por los tractores y cosechadoras. Dentro del casco urbano destaca un palacio del siglo XVII con una torre en cada lado. La iglesia de Santa Marina es del XIX y edificada sobre la anterior que se derrumbó.

Tres albergues y el bar La Peña, frente al ayuntamiento. Atienden a los romeros e incluso sellan credenciales.

Casas medievales de Hornillos.

2. Hornillos, pueblo de curas

Volvemos a la N-120 para unos kilómetros más lejos tomar el desvío que por Isar lleva a Hornillos del Camino. Aparece en el fondo de una hondonada rodeado de campos de cereal, ahora rastrojeras amarillas y resecas. Figuraba como Forniellos (los pequeños hornos) en escritos del siglo IX, cuando formaba parte de la línea de fortalezas de la primitiva Castilla. Es extenso en tamaño, pero muchas casas están deshabitadas. En los años 60 llegó a tener una herrería, dos carpinterías, dos ultramarinos y seis pastores con sus correspondientes rebaños.

Lo más destacable y por eso se merece una visita es la calle-camino que atraviesa la población. Larga, recta, flanqueada por casas medievales (unas abandonadas y otras restauradas) de altura regular que conservan la fachada original. Por allí cruzan, como hace mil años los viajeros a Santiago. Y se detienen en sus bares y albergues que son muchos. A saber, tres albergues, tres casas rurales, un colmado y tres bares.

La iglesia maciza y luminosa está advocada a San Román. Reformada en estilo gótico conserva la pila bautismal románica. Está abierta. Junto a ella está el albergue municipal.

Como anécdota contar que Hornillos es uno de los pueblos con más curas de España. En 2015 había 26 eclesiásticos nacidos en el lugar. Curas, frailes y monjas carmelitas, dominicos, capuchinos, benedictinos, etc. También cuenta con dos ‘mártires’: el padre Amancio Saldaña y el beato Teódulo González asesinados en 1936.

3. La pintoresca Hontanas

De nuevo la N-120 nos lleva al cruce de Sasamón, tierra de inmejorable queso de oveja. Luego por Villandiego y Castellanos de Castro entramos en Hontanas, la medieval Fontanas, uno de las más bellas y pintorescas de todo el Camino castellano.

Mejor hacerlo a pie. El pueblo se descubre en el fondo de un vallejo regado por el poco caudaloso arroyo Garbanzuelo, afluente del río Odra. Bajamos por la Calle Real encanchada entre casas restauradas. Sorprende el número de albergues de fachadas variopintas. También los peregrinos que descansan ociosos junto a la iglesia de la Inmaculada Concepción. Es un edificio con carácter de fortaleza con una torre alta y fuerte. Es de estilo gótico (siglo XIV) reformada posteriormente. En su interior admiramos un retablo barroco obra del montañés Fernando de la Peña y una cruz procesional románica (siglo XIII) de cobre con esmaltes.

Anexo estuvo el palacio del obispo burgalés Dom Fernando (año1208). Se conserva un arco gótico. Junto al ábside está la Fuente de la Estrella. Piedra tallada con dos caños simétricos con un fuerte chorro de agua. El antiguo Hospital de San Juan levantado a finales del siglo XIII es ahora albergue municipal. El lavadero también es antiguo. A falta de otro uso es utilizado por los viajeros menos pudientes para sus abluciones.

Hontanas es el claro ejemplo de cómo el Camino ha devuelto la prosperidad a un pueblo castellano casi despoblado que languidecía.

4. El Fuego de San Antón

El tramo entre Hontanas y la encastillada Castrojeriz nos permite pasar junto a las ruinas crecidas de hiedra de convento de San Antón. Es un paraje impresionante, sobre todo al atardecer cuando los pájaros regresan a sus nidos. El camino sigue la carretera y cruza bajo un imponente arco de lo que fue un monasterio antonino fundado en el año 1146, bajo el reinado de Alfonso VII de Castilla. La desamortización fue la puntilla. Expulsó a los últimos monjes y terminó por arruinarlo.

En la Edad Media fue un centro reconocido de tratamiento del ergotismo gangrenoso o ‘Fuego de San Antón’, una enfermedad mortal que diezmaba a los villanos. Estaba causada por el consumo de pan de centeno contaminado con el hongo cornezuelo, una plaga común en Europa en la época. El tratamiento que idearon los monjes era administrar pan de trigo candeal. Remedio sencillo, pero que curaba.

Castrojeriz desde la carretera.

5. Castrojeriz, un hito en el camino

Continuamos por la carretera flanqueada por castaños de Indias. A un cuarto de legua de San Antón avistamos entre chopos una loma coronada un castillo que se recorta en el cielo. Es Castrojeríz

La villa está protegida por una fortaleza arruinada del Castrum Sigerici medieval (881) un poblado que fue celta, romano, visigodo antes de incorporarse al Reino de Castilla y recibir el Fuero en el año 974

De entrada el viajero se encuentra con la Colegiata de Nuestra Señora del Manzano. Edificio gótico edificado en el año 1214 por la reina Berenguela. La visita (entrada de pago) merece la visita. Aunque sólo sea por los tapices del pintor flamenco Corneille Schutz (1654), discípulo de Rubens.

La calle atraviesa la villa de Oeste a Este. Vamos tras los peregrinos para pasar por la iglesia de Santo Domingo de Guzmán y el monolito del Fuero de Castrojeriz que ocupa el solar de la iglesia de Santiago de los Caballeros. La Plaza Mayor porticada es típicamente castellana. Allí estaba la iglesia de San Esteban dañada por el terremoto que arrasó Lisboa (1755). Ahora es un espacioso albergue.

Con la iglesia de San Juan termina el paseo (a pie) por la villa. Es un edificio gótico (siglo XIII) esbelto reformado en el siglo XVI por Rodrigo Gil de Hontañón, arquitecto de las catedrales de Salamanca y Segovia.

Hemos pasado junto a hoteles, albergues, bares y restaurantes. Mucho donde elegir en una villa que trata de superar el despoblamiento con u ambicioso plan de reconstrucción.

6. El rollo de Boadilla

El camino nos lleva a Itero del Castillo, por el torreón medieval, e Itero de la Vega regado por el canal del Pisuerga. En el pueblo el viajero encontrará junto a la iglesia de San Pedro el Café-bar Tachu (Calle Santa Ana). Un descubrimiento. Parada de peregrinos y reunión de los roqueros de la comarca. Abre temprano y cierra tarde. Bocadillos y raciones acompañados por un buen orujo, además de cerveza y vinos de la zona.

Hemos cruzado a Palencia por la gran estepa castellana, sus campos de cereal y las grandes extensiones de girasol para entrar en los corralones de Boadilla del Camino, en el límite de la Tierra de Campos.

Allí, junto a la iglesia de La Asunción se alza desafiante un magnífico rollo (picota) gótico, quizá el mejor de Castilla y León decorado con motivos animales, jacobeos y angelotes. Fue erigido en el siglo XV como símbolo de la autonomía que Enrique IV de Castilla otorgó a Boadilla, entonces un importante centro ganadero. Junto a él hay un albergue con bar y piscina (Albergue en el Camino).

En el rollo eran encadenados y sometidos a la burla pública los malhechores antes de ser entregados a la justicia.

Vista de Frómista.

7. San Martín de Frómista

Campos de girasol, trigo y cebada bajo el cielo azul castellano. Aquí y allá un palomar se mantiene altivo. Cruzamos la esclusa canal de Castilla, obra hidraúlica faraóníca (siglos XVIII y XIX) pero fallida y entramos en Frómista. Una villa muy antigua, romana y judía, centro económico y cruce de caminos en la Edad Media que presume de la iglesia de San Martín de Tours, maravilla en piedra del románico español.

Es un templo de caliza blanca tan perfecto que de lejos parece una maqueta. Fue edificado en el año 1066 por orden de doña Mayor de Castilla como parte de un monasterio benedictino ya desaparecido. Pasó por diferentes vicisitudes. En el siglo XIX estaba tan deteriorado que fue cerrado al público.

Retablo de la Iglesia de Fromista.

Restaurado y declarado Monumento Nacional en 1894 ha llegado hasta hoy como una joya del románico palentino (visita de pago).

Frómista es una población pequeña (900 habitantes) que sorprende por el trajín de peregrinos y visitantes que abarrotan albergues y restaurantes. Quizá no tantos como en la Edad Media. Entre los siglos XI y XV llegó a tener una aljama de 200 familias judías (1000 personas), la cuarta parte de su población. Además de San Martín también se debe visitar la iglesia de San Pedro, gótica del siglo XV. Guarda un excelente retablo.

Es hora de finalizar nuestro pequeño recorrido por el Camino. Y ningún sitio mejor que en uno de los muchos restaurantes y asadores de Frómista. El más renombrado (y caro) es El Palmero (Tel: 979 810067) frente a San Pedro y junto a la estatua de San Telmo patrón de los marinos que nació aquí en 1185 y falleció en Tuy.

 

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