El Caminito del Rey y otras impresionantes pasarelas de España donde poner a prueba tu vértigo

El que hasta hace unos años era el sendero más peligroso del mundo pondrá a prueba hasta al más osado. Tras varios accidentes, se acometieron las obras necesarias para dotar de la máxima seguridad a esta 'aventura' de hasta cien metros de caída en algunos tramos que fascina a muchos, a tantos que... las entradas para el mes de agosto están casi agotadas –los tickets de septiembre, según nos informan, se pondrán a la venta a mediados de agosto seguramente–. Son unos ocho kilómetros (de sentido único y lineal) a través de pasarelas de apenas un metro de ancho, sujetas a las paredes verticales de roca para cruzar tres cañones: el desfiladero de Gaitanejo, el Tajo de las Palomas y el Desfiladero de los Gaitanes. Además de un puente colgante, un balcón de cristal y unas vistas sobrecogedoras.

Para el aprovechamiento de la fuerza del agua del Guadalhorce en una central hidroeléctrica se comenzó a construir, a principios del siglo XX, un canal que se servía el desnivel creado por la naturaleza y el tiempo. Era necesario un camino de mantenimiento, el conocido como Caminito del Rey porque la obra fue inaugurada por el rey Alfonso XIII. Este, el también llamado camino 'de las pasarelas', cuenta con tres kilómetros de longitud.

Encontrarás numerosos artículos para poder hacerte a la idea de lo que supone vivir esta experiencia pero si te animas a llevarla a cabo te recomendamos consultar la web oficial donde se ofrecen todos los detalles necesarios para la visita, la información del recorrido y las distintas formas de acceso.

Y de Málaga, a la vecina Granada. De la excursión más famosa de estas características, a una completa desconocida –al menos para los que vivimos en el norte–. En el hermoso pueblo de Castril, con sus casitas blancas, y algunas casonas señoriales, parte nuestro paseo en dirección a La Arboleda Perdida, –nombre que recibe de una de las obras de Rafael Alberti–. A modo de denso túnel verde nos resguarda del sol.

Dejaremos atrás la antigua central eléctrica y enseguida el sendero discurre paralelo al cauce del río. Caminamos unos 250 metros sobre una estrecha pasarela de madera construida con traviesas de ferrocarril, pegada a la roca y sobre aguas cristalinas que refrescan nuestros pasos. Cruzamos a la otra orilla por un puente colgante de una decena de metros, a no mucha altura pero ¡ay, los miedosos! se mueve bastante. Llegamos a un túnel. A medio camino de esta galería excavada en la roca hallaremos un 'balcón' al que hay que asomarse para contemplar un bello salto del Castril. La salida del túnel marca el fin de la cerrada, donde encontramos un restaurante ubicado en un antiguo molino restaurado.

Para regresar, bien desandaremos el camino andado bien descenderemos por un caminito, de bastante pendiente, rodeando La Peña de Castril (declarada Monumento Natural de Andalucía) hasta llegar al pueblo entre cultivos. Se trata de una ruta sencilla y corta (menos de 1 hora), no tan vertiginosa como la anterior, pero muy agradable. Si te animas a caminar un poco más, desde el molino arranca un sendero hasta el castillo.

Estas son las más modernas de que las aquí te presentamos, ya que fueron estrenadas en Semana Santa. Pero parece que lleven funcionando años... se ha cuidado todo al detalle y el alto número visitas son buena muestra de ello. El inicio se encuentra en el aparcamiento de la estación de esquí. Un sendero de unos 400 metros nos conduce a los dos tramos de pasarelas colgadas del barranco sobre el río Caldares, que llegará a estar 25 metros bajo nuestros pies, con sus pozas y saltos de agua. Es un espectáculo contemplar cómo el río ha esculpido la roca durante miles de años, eso sí, si te animas a mirar hacia abajo.

Tras las pasarelas nos espera una zona boscosa y, como nos recomiendan en la entrada, al dividirse el camino tomamos la senda de la izquierda para pasar junto dos búnkeres construidos tras la Guerra Civil y llegar al Mirador O'Calvé con las mejores vistas de Panticosa y las montañas circundantes. Solo nos quedará el descenso al punto de partida. El tiempo estimado de la visita es de una hora larga.

Puedes reservar online (3 €, más barato que si sacas tu entrada en Panticosa: 4 €) con pago con tarjeta o bizum. Recibirás un mail con el 'número id' que hay que presentar en la entrada. Si tienes dudas de si podrás afrontar el recorrido, está todo pensado. Antes de sacar tu entrada en la máquina del aparcamiento (cuidado no confundirse con el ticket del parking o telecabina) facilitan unas nociones de gestión del vértigo e incluso tienen preparada una escalera de pruebas.

Viajamos a la muga de Huesca con Lleida para afrontar casi trescientos escalones anclados en gigantescas paredes de piedra. ¿Te atreves? El recorrido lineal de unos 8 kilómetros se divide en dos partes, la zona oscense y la leridana. Comienza en Huesca en el refugio de Montflacó, al este del embalse de Canelles, y en una hora escasa aparece el primer tramo de escaleras para salvar en zig-zag 33 metros de altura. Tras superarlo, el camino nos da un respiro de unos 20 minutos.

Si los primeros escalones ya causan impresión, el segundo trecho impone aún más. Tiene una longitud de 97 metros y ¡son 50 metros de desnivel vertical! con una anchura para una sola persona –como en los anteriores–, salvo algunos tramos más amplios para poder facilitar el cruce con otros visitantes.

Pasada la prueba, el camino continúa en pronunciado descenso hasta el puente colgante de Siegué, que sirve de unión entre Aragón y Cataluña. En territorio leridano nos espera otro paisaje de impresión: el Congost de Montrebei. El desfiladero (congost) también hará demostrar tu valor. Pero, de momento, hay que esperar; debido a un desprendimiento, esta parte del recorrido entre el puente Siegué y el aparcamiento de la Masieta –fin de la ruta– se encuentra cerrado. Los trabajos para su apertura van bastante avanzados pero las obras durarán dos semanas al menos.

El cañón del río Sil es uno de esos lugares que si no has visitado deberías incluir en la lista de próximas escapadas. Gran fama tiene la ruta en coche de sus miradores, donde sin duda alguna sentirás el vértigo al asomarte a cada uno de ellos. Pero nosotros queremos recomendarte el paseo del por el cañón del río Mao, que vierte sus aguas en el Sil. Partimos en la conocida Fábrica de la Luz, antigua central hidroeléctrica reconvertida en albergue con cantina.

Pronto nos toparemos con las de pasarelas y escaleras de madera y casi sin darnos cuenta iremos cogiendo altura poco a poco. Es aproximadamente un kilómetro en el que, entre castaños, abedules y robles, llegaremos a puntos que permiten ser conscientes de la altura por la que transitamos. Resulta un recorrido corto, sin mucha dificultad, incluso la podemos realizar con niños, por supuesto sin olvidar de extremar las precauciones.

El río se ensancha. Nos acercamos a su desembocadura en la aldea de Barxacova donde el tiempo parece haberse detenido. Podremos regresar sobre nuestros pasos o completar un recorrido circular continuando hasta San Lourenzo de Barxacova y la necrópolis de san Vitor. En este caso la dificultad aumenta y no es aconsejable ir con los pequeños de la casa. Allí decidiremos si con unos 4,5 kilómetros (ruta circular corta) tenemos suficiente y dirigirnos al punto de partida o seguir por el PR-G177 para recorrer 16,5 kilómetros (ruta circular larga) en los que pasaremos por aldea de Forcas, el puente medieval de Conceliñas y la necrópolis de San Vitor.