El espectáculo de las mil caras del Ebro
Desfiladero de los Tornos (Burgos) ·
Una ruta sencilla, que combina el paseo fluvial con las vistas desde la angostura, permite disfrutar de panorámicas que quitan el hipo y hasta de chapuzonesDesfiladero de los Tornos (Burgos) ·
Una ruta sencilla, que combina el paseo fluvial con las vistas desde la angostura, permite disfrutar de panorámicas que quitan el hipo y hasta de chapuzonesEs una ruta sencilla para contemplar los paisajes mágicos que el Ebro forja a su paso entre gigantescas rocas calizas, pero se solventa en unas pocas horas, dejando tiempo para descubrir los coquetos pueblos del entorno. Tras discurrir atrapado entre espectaculares cañones, el río atraviesa ... el sin igual Desfiladero de Los Tornos para aquietarse valle abajo. Lo recorre un sendero fácil, pero con tramos que se asoman al vacío y embarrados cuando llueve, aunque en verano hay opción de darse un chapuzón en aguas cristalinas en las que platean las truchas.
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Distancia: 12 km.
Desnivel positivo: 248m.
Punto de salida: Cidad de Ebro.
Dificultad: Fácil.
El recorrido, circular, puede realizarse desde Cidad de Ebro, en el paraíso natural que conforman Las Merindades, a una hora y media de Bilbao. Se atraviesa su histórico puente de arcos y a la izquierda se permite el aparcamiento. De ahí, se toma de nuevo el viaducto y una pista que deja el río a la izquierda. El itinerario se aleja del cauce para adentrarse en una preciosa llanura, pero en menos de media hora asoma ya entre los árboles una espectacular playa de ribera. Después, el sendero se escarpa pedregoso. Se alcanza el arco natural y se sigue ascendiendo por la angostura hasta contemplar, desde las alturas, el río metros abajo, abriéndose paso hacia el valle cual azul serpiente. Obtener la mejor panorámica no está exento de riesgo, pero las vistas quitan el hipo. El descenso transcurre dejando a la derecha espectaculares paredes de roca hasta alcanzar de nuevo la altura del cauce, cruzado por un puente que conduce a Tudanca.
Se emprende la vuelta por la otra orilla, con el Ebro remansando entre praderas. Al de poco, se supera un gran desnivel hasta el Alto de los Tornos y se culmina un cómodo regreso. La brisa mece las ramas de los chopos, que desparraman su vilano por la superficie del agua, pero por el camino también hay encinas, hayas y robles de gran porte, toda suerte de plantas y arbustos silvestres en floración - diente de león, consueldas, linaza, brezo, roble pubescente, entre otras- y el canto del cuco y del mirlo acompaña todo el trayecto. De nuevo en el pueblo, se puede tomar un aperitivo en el único local de hostelería o darse otro chapuzón si el tiempo acompaña.
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