El espectáculo está en la estepa cerealista
Lagunas de Villafáfila (Zamora) ·
La reserva natural conocida por sus humedales es también el refugio de la mayor colonia de avutardas del mundoLagunas de Villafáfila (Zamora) ·
La reserva natural conocida por sus humedales es también el refugio de la mayor colonia de avutardas del mundoEl espectáculo en las lagunas de Villafáfila no sólo está en sus conocidos humedales, los más importantes de Castilla y León, sino en la estepa cerealista que los rodea, refugio de la mayor colonia de avutardas del mundo y todo un vergel gracias a una ... primavera lluviosa que ha regenerado la reserva. Este paraje lacustre de Zamora, enclavado en una depresión en el encuentro de las comarcas de las Tierras de Campos y del Pan, ofrece interesantes balsas de agua que atraen a miles de aves acuáticas en invierno y nidificantes en primavera. Pero no sería lo que es sin las tierras esteparias que dan cuerpo al espacio natural: cultivos de trigo, cebada y alfalfa se mecen con el viento por suaves lomas, confundidos con otras tierras preservadas para que la naturaleza campe a sus anchas y dé cobijo a una variada avifauna.
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Acceso Villafáfila
Abierto al público Viernes, sábado, domingo y festivos
La estrella aquí es la avutarda, el ave voladora con mayor peso del mundo. Un macho puede llegar a los 14 y hasta 16 kilos, el límite que marca la naturaleza entre las que pueden elevarse hacia el cielo o no. Para hacerse una idea, un ñandú, que es algo así como el primo pequeño del avestruz africano en la Pampa de Sudamérica, pesa entre 15 y 25 kilos. Y a esta especie la evolución no le permite salir volando. Eso sí, escapa corriendo de los pumas.
Las lagunas de Villafáfila, que cuentan con 32.000 hectáreas protegidas de las que apenas 500 se encharcan en el período de lluvias más benigno, acogen la mayor concentración de avutardas del mundo: se han llegado a censar 2.668 ejemplares, un 20% de toda la población de Castilla y León, que es el gran refugio de la especie en España. En estos páramos residen otros representantes de la estepa como son el sisón, el alcaraván, la ganga ortega y los aguiluchos lagunero y cenizo.
Las someras balsas de agua son la residencia todo el año de garzas, zampullines, patos cuchara y porrones, entre otras especies. En invierno llegan los gansos por miles y las grullas también se dejan ver en sus migraciones. Depende de la estación se pueden observar con facilidad cernícalos primilla, lechuzas campestres, avefrías, aves limícolas como el andarríos, barnaclas, avocetas o cigüeñas en gran número.
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Para ello hay instalados observatorios dentro del parque. Pero ojo. Al igual que otros espacios naturales, el acceso no es libre. Las lagunas de Villafáfila tienen un horario que es conveniente consultar antes de la visita en la página villafáfila.com porque la reserva sólo abre al público los viernes, sábados, domingos y festivos. También se puede concertar con antelación una visita en grupo entre semana. De todos modos, no se pueden poner puertas al campo. Si uno acude el día que está cerrada la casa del parque, con acceso por el pueblo de Villafáfila, se pierde el contacto cercano a algunas balsas de agua. Pero otras son de libre disfrute -como la Salina Grande en Otero de Sariegos y la Laguna de Barillos en Revellinos-, al igual que la gran estepa cerealista de su alrededor, todo un espectáculo este año.
El acierto de los gestores de la reserva ha sido comprar y conservar tierras de cultivo para dedicarlas a la alimentación y cobijo de su avifauna, así como la recuperación promovida por la Junta de Castilla y León de la Laguna de las Salinas, desecada en 1974 por la expansión agrícola sin control. Este ha sido uno de los lastres de los humedades de interior en España. Ocurrió en La Nava de Palencia, donde se han recuperado 500 hectáreas de las 5.000 originales; en la laguna Antela de Ourense, víctima de la deforestación, la ganadería industrial y la minería a cielo abierto; y en La Janda de Cádiz, que aún sobrevive entre extensos arrozales que han atraído al invasor mosquito tigre.
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Las lagunas de Villafáfila también soportan la presión en forma de carreteras, cultivos de cereal y pistas parcelarias por las que pasan tractores, tráilers en busca de alpacas y cosechadoras. Pero, de momento, han sabido convivir con las avutardas.
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