El Ebro no nace en Fontibre
Hermandad de Campoo de Suso (Cantabria) ·
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Sí, lo habíamos estudiado siempre en geografía: «el Ebro nace en Cantabria, en Fontibre, y desemboca en el mar Mediterráneo». Pues esto no es del todo cierto. Más bien eso de nacer en Fontibre es un atajo bien afianzado gracias a que en ese lugar ... de la tierra campurriana -Hermandad de Campoo de Suso es la cabeza del municipio- se ha explotado desde tiempo atrás para el turismo una surgencia natural que se ha bautizado como «nacimiento del Ebro».
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Claro, el equívoco viene de lejos. Iberia, la Península, toma el nombre del río, del Iber, y en el origen latino del término Fontibre leemos «fontes Iber», o sea Fuentes del Ebro. Ya está, lo anotamos y así queda para siempre; sobre todo si se crea un parquecito en el que afloran aguas cristalinas que luego saltan en varias cascadas recorriendo una chopera donde tenemos un bonito camino para pasear y hacerse unas fotos. Así es que al presunto nacedero de Fontibre llegan por legiones los turistas que desde la bella e histórica Reinosa se van a dar una vuelta por la comarca campurriana.
Pero lo que en Fontibre aflora a la superficie es en realidad el río Híjar que llega desde las montañas, desde las laderas del mismísimo pico Tres Mares, en el antiguo circo glaciar de la sierra de Peña Labra. No lo hace a la vista del cielo siempre; su cauce recorre casi 27 kilómetros, pero en los últimos 800 metros, después de la localidad de Paracuelles, se mete bajo tierra, y sigue escondido hasta brotar en el «nacimiento» de Fontibre. Así le cambian el nombre: de Híjar subterráneo muda a Ebro naciente. Es curioso que el agua del Híjar que no traga la tierra para convertirse en Ebro sigue su curso valle abajo y en el entorno de Reinosa se une al cauce que ahí ya es un Ebro consagrado.
La fuente nativa del Híjar mana a 1.850 metros de altitud entre los picos Tres Mares y Cuchillón y va creciendo con arroyuelos de nombre bonito como Cirezos, Tres Canales, Cervalizas, Solana, Muñía y Merdero, se alimenta luego con el Guares, otro saltarín de cascadas hermosas, y también del Abiada, que baja desde los paisajes de la sierra del Cordel.
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En el nacedero de Fontibre son varias las bocas por las que el río, que recordemos es Híjar y dicen Ebro, se hace a la luz. A la más abundante le llaman la Fuentona y cuando lleva agua en cantidad rebosa además por las Fuentanucas y se remansa en el Pozo de los Muertos y el Pozo del Medio o Pozo Azul, rincón pintoresco de bella naturaleza donde el azul turquesa de las pozas emociona a los viajeros.
¡Mecachis! La culpa de que el Ebro se llame Ebro y no Híjar la tiene un romano. Marco Pocio, que apodaban 'Catón el Viejo', era un militar que dirigió una campaña en Hispania en el año 195 antes de nuestra era y en sus descripciones escribió «…fluvium hiberum: is oritur ex cantabris, magnus atque pulcher, pisculentus» (un río invernal: nace en Cantabria grande y hermoso, lleno de peces). Estrabón, el historiador griego, sigue diciendo «el Iber, que tiene sus fuentes en el país de los cántabros...»
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Hasta que, servidos de la milagrosa fluoresceína para teñir el agua del río cauce arriba, los geólogos supieron que el agua que mana en Fontibre es la del Híjar. Lo dicho: el Ebro no nace en Fontibre.
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