Doce localizaciones vascas de película

Los paisajes vascos no solo inspiran admiración por la naturaleza, también agitan a las musas que despiertan de sus ensoñaciones buscando la esencia artística en nuestras fronteras. Son muchas las películas que han encontrado escenario de lujo en estas tierras. Dramas, comedias, cintas de espías o futuristas. Hay de todo un poco. El séptimo arte enfoca su objetivo hacia Bizkaia, Álava, Gipuzkoa y Navarra. Apunta con sus cámaras al País Vasco y Navarra. Grita con acento del norte aquello de: «¡Luces! ¡Cámara! ¡Acción!».

Nadie será capaz de olvidar al James Bond protagonizado por Pierce Brosnan descendiendo peligrosamente por la pared de un edificio frente al Museo Guggenheim. La escena pertenece a los primeros minutos de «El mundo nunca es suficiente» (1999), del director inglés Michael Apted, que los bilbaínos disfrutaron en masa durante su estreno, orgullosos de reconocer un pedacito de su cielo.

Aunque los «Ocho apellidos vascos» (2014) de Emilio Martínez-Lázaro se empeñaran en cambiar el nombre a Argoitia, es el municipio navarro de Leitza donde se abren las puertas del caserío de Amaia, la protagonista femenina. La grabación en calles y plazas de esta localidad pone acento en la belleza del Valle de Leizarán que protege un conservado casco antiguo en el que se levanta la iglesia de San Miguel. El film también visitó Getaria o la ermita de San Telmo en Zumaia, entre otros lugares.

Que Donostia queda bien en las fotos es obvio. Por eso muchos han buscado sus rincones para dar sentido a varios filmes. Uno de ellos, «Loreak» (2014), cinta sencilla y de pocas palabras, fue rodada en euskera, aunque puede verse con subtítulos. La historia de tres mujeres marcadas por las flores está dirigida por Jon Garaño y José Mari Goenaga, y representó a España en los Oscars de 2015.

José Coronado daba la cara en «Fuego» (2014), del director Luis Marías. Lekeitio cedió su escenario al pequeño pueblo pesquero al que viajaba un expolicía en busca de venganza. Decidido a aplicar la ley del Talión, recala en la localidad años después de que ETA haya asesinado a su mujer y mutilado a su hija. Cine de acción frente a las aguas del Cantábrico.

Montxo Armendáriz puso imagen al celebrado libro de Bernardo Atxaga «Obabakoak». Para hacerlo se desplazó hasta el navarro Valle del Roncal, concretamente a los pueblos de Isaba y Uztarroz. Necesitaba crear en ellos un mundo aislado, cercado por bosques y montañas, que evocara al imaginario vasco presente en la obra. 

Esta vez fue un vecino de Donostia, Borja Cobeaga, quien decidió dirigir «Pagafantas» (2009) en un Bilbao del que evitó mostrar la parte industrial y se quedó con la zona chic. En sus calles se desenvuelve la vida de este pobre pringado, interpretado por Gorka Otxoa, que transita por Rodríguez Arias, el Arenal, los pasillos de la Universidad de Sarriko, el aeropuerto de La Paloma o el café Lamiak, en el Casco Viejo.

La trilogía literaria de Dolores Redondo tuvo más éxito que la película inspirada en su primer volumen, «El guardián invisible» (2017). Fernando González Molina impregna el film de claustrofobia, de un halo de violencia enterrada en el que todo parece oscuro, especialmente el sol pues el montaje se ahoga en lluvia. El valle navarro de Baztan ayuda al misterio, igual que lo hace un Elizondo más lúgubre que el real por donde investiga la inspectora Amaia Salazar, interpretada por Marta Etura.

Era fácil imaginar que Álex de la Iglesia rodaría su opera prima, «Acción mutante» (1993), cerca de la ciudad que le vio nacer. Surgen así las imágenes de un supuesto Bilbao futurista del por entonces lejano año 2012, cuya realidad corresponde a Erandio. El municipio vizcaíno acogió las tramas nocturnas del planeta de mutantes, además de otras escenas.

También Bollywood ha sucumbido a los encantos vascos. Lo hizo con la película «Solo se vive una vez» (2011), dirigida por Zoya Akhtar, un éxito de taquilla. Cuenta las desventuras de tres amigos que deciden disfrutar la despedida de soltero de uno de ellos por España, incluyendo parada en Sanfermines. Logró siete premios en los Oscar de Bollywood, uno de ellos para el director de fotografía barcelonés Carlos Catalán.

Las hermanas Wachowski se enamoraron de la capital vizcaína. Por eso decidieron rodar en el puente de la Salve, el Museo Guggenheim y la pasarela peatonal Zubizuri algunas escenas del film de ambientación futurista «El destino de Júpiter» (2015). Aunque la cinta no obtuvo demasiado renombre, el elenco de actores era importante: Channing Tatum, Sean Bean, Eddie Redmayne y Mila Kunis.

Julio Medem deseaba grabar algunas escenas de «La ardilla roja» (1993) en su ciudad. Por eso eligió el barrio de Gros, cerca de los Cubos de Moneo, en la playa, junto a la gasolinera... Allí, entre otras ubicaciones, hila la historia de Jota, un hombre que intenta suicidarse arrojándose al mar cuando, de pronto, ve caer del cielo a una muchacha víctima de un accidente de moto.

Montxo Armendariz llevó sus «Secretos de corazón» (1997) hasta la localidad navarra de Otsagabia, enclavada en la Merindad de Sangüesa, en pleno Valle de Salazar. Allí, en un mundo rural de postguerra, se desenvuelven los jóvenes protagonistas, además de en Pamplona y Uztarroz. Dentro de un viejo caserón en el que, cuentan, tuvo lugar un crimen. En el sótano donde aún resuenan las voces de los muertos.

• Temas
• Alex de la Iglesia
• Dolores Redondo
• Borja Cobeaga
• Bernardo Atxaga
• James Bond
• Bilbao
• Bizkaia
• Gipuzkoa
• Isaba/Izaba
• Leitza
• Uztárroz/Uztarrote
• Elizondo
• Zumaia
• San Sebastián
• Bermeo
• Erandio
• Pamplona/Iruña
• Ochagavía
• Ocho apellidos vascos