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Julio César Rico
Sábado, 24 de agosto 2024
Descendiendo por la galería, que hace un millón de años el río Guareña abrió, a mitad de recorrido del tramo visitable de las cuevas, nos encontramos con una filtración de agua que se produce por unas grietas en las paredes de la gruta. Estamos en Ojo Guareña, un complejo kárstico formado por más de 110 kilómetros de galerías y declarado Monumental Natural. Se sitúa al norte de la provincia de Burgos y ocupa 13.850 hectáreas.
Esa filtración de agua de la que hablamos ha formado una colada estalagmítica que se observa pared abajo. Es el misterioso guardián de la cueva, que custodia unos recipientes, 'las pilas de los santos'. Aquí recogen el agua, ya que una antigua tradición popular dice que las aguas tienen poderes curativos, sobre todo para los problemas de los ojos.
Las leyendas transmitidas de generación en generación en la comarca de Las Merindades hablan de historias fantásticas. Y todo porque en la profundidad de la cueva se descubrió el esqueleto de un ser humano al que llamaron «el hombre de Ojo Guareña«. Este hombre descubrió un manantial en la cueva; esa veta de agua, dicen, curaba a los enfermos de sus males, especialmente si la enfermedad derivaba de los ojos. A esa fuente la llamaron de 'la sabiduría'. Hoy podemos ver esas pilas que guardan los arcanos más profundos de la tierra.
Llamaron Lam a esa figura. Creyeron que pudo ser un druida, pero las pruebas realizadas a los huesos encontrados revelan que ese hombre encontrado en el interior de la cueva era un joven de otra época.
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