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Izaskun Martinez

Cuatro rincones en Euskadi para disfrutar de nuestro escaso tiempo de ocio

Con motivo de la celebración del 8 de marzo, hemos pedido a cuatro artistas vascas que nos recomienden sus espacios favoritos

Jueves, 2 de marzo 2023, 00:16

Se acerca el 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, ese que comenzó llevando la coletilla de 'trabajadoras' y al que, como a las lagartijas, le cercenaron la cola, en este caso para no crecer de nuevo. Porque trabajadoras somos todas, las que desarrollamos ... labores fuera del hogar y las que lo hacen dentro. Se acerca nuestro día, insistimos. Por eso hemos pedido a cuatro artistas vascas que recomienden otros tantos rincones donde disfrutar de nuestro muchas veces escaso tiempo de ocio. Para aparcar por unas jornadas el traje de Superwoman que las sociedad nos ha cosido, y pensar más en nosotras.

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  1. Itziar Atienza

    Talaia bidea (Donostia)

«Un paseo mágico si te gustan el mar, la naturaleza, los árboles y los pájaros».

La actriz galdakoztarra (nada más nacer la llevaron a Galdakao), pasa su vida a caballo entre Donostia y Madrid; de hecho, la pillamos en la capital española, preparando las temporadas 3 y 4 de 'Entrevías'. Cuando recala en la guipuzcoana es asidua al Talaia bidea, senda que parte desde la Punta de Sagues y llega a Pasaia por el monte Ulía. «El paseo me gusta mucho, es relativamente sencillo. Con un itinerario precioso que atraviesa bosque y en continuo contacto visual con el mar. ¡Una maravilla!», asegura.

Repetir la experiencia en diversas estaciones le atrae, para evadirse y resintonizar la mente. «Observas cómo cambia la vegetación mientras el mar permanece. Me ayuda a pensar, a limpiarme y desconectar. Además, tiene varios puntos con formaciones rocosas superbonitas». Amante de la naturaleza, le fascina el mundo de las plantas y los árboles. Recuerda con especial adoración una zona en la que salen al paso rododendros en flor y hortensias azules. «Los ves de repente, increíbles, de una belleza espectacular». Y, en lo alto del Ulía, un punto que ayuda «a viajar a otro tiempo y hacer un viaje nostálgico», recalca. Se refiere a la Peña de los Balleneros, «desde donde ellos divisaban a las ballenas para salir a pescar, me parece un lugar mágico», comenta con la ilusión de una niña a la que narran un cuento.

Además sabe de aves, le encantan. Como disfruta vigilándolas, suele llevar prismáticos. «Voy a la caza del pájaro, ja, ja, que no es fácil. Si te empeñas puedes ver arrendajos o petirrojos, siempre saludan, acompañan el camino, son los más descarados porque nos tienen menos miedo. También hay pinzones; alguna vez he visto camachuelos de impresionante color rojo; mitos, que siempre van en bandada; jilgueros… y gaviotas, claro», detalla.

El recorrido se prolonga unas dos horas y media, aunque a veces ella solo completa una parte. «Si continúas hasta Pasaia, al descender llegas a una zona auténtica, marinera, con varios sitios donde tomar algo», agrega. Menciona el Muguruza ardoak, «un bar muy peque donde se reúnen la gente de allí y los marineros, un sitio guay». Más adelante, señala, esperan otros donde «tomar unas rabas, unas croquetas o un vino blanco. Recomienda, eso sí, hacer la ruta entre semana, «al que tenga el privilegio de poder permitírselo, porque los domingos hay más gente».

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  1. Dolores Redondo

    Albaola Factoría Marítima (Pasaia San Pedro, Gipuzkoa)

«El espacio que ahora ocupa Albaola fue muy inspirador».

En plena promoción de 'Esperando al diluvio' (Destino), la escritora guipuzcoana hace hueco en su agenda para recomendar un rincón muy especial dentro de su vida. Viene de perlas si quieres alargar la propuesta de Itziar Atienza. Decide llevarnos a Albaola Factoría Marítima. «Cuando era muy pequeña y vivía en Pasaia, los fines de semana a menudo iba hasta allí, hasta la punta de las bocanas del puerto, en Ondartxu, y pasaba el día jugando. Durante años fui muy buena amiga de la hija de los guardas del Varadero Azkorreta, que ocupaba ese rincón antes del museo».

Aquel espacio la inspiró tanto que, pasados los años, serviría de escenario para uno de sus libros, 'Los privilegios del ángel' (Destino). «Era mágico, con barcos que sacaban del agua para pintarlos o porque se habían averiado. Lleno de peligros, no sé ni cómo nos dejaban jugar allí. A veces nos bañábamos en las rampas que bajan al mar. Fueron tan especiales los días de verano que pasaba junto a Isabel que, en la novela, casi toda la acción en la infancia de las niñas transcurre allí. Hay muchos instantes que tienen que ver con lo magnífico que era jugar entre barcos impresionantes que nos hacían sentir especiales», rememora.

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Por eso invita a acercarse hasta Albaola, a programar la visita que incluye navegación desde la zona de Trintxerpe. «Es un recorrido chulo, luego descubres cómo han recuperado planos antiquísimos de naos y las han construido. La última vez que fui estaban haciendo una grande a la manera antigua y verles trabajar, con artesanos llegados de muchos puntos del mundo, era impresionante». Además, desde Euskadi Turismo de Novela (www.euskaditurismodenovela.com) organizan visitas guiadas a Pasaia sobre el libro. Para rizar el rizo.

  1. Maite Ruiz de Austri

    Pantano de Landa (Álava)

«Permanecería horas de contemplación allí, horas muertas solo mirando». Izaskun Martinez

«Puedes pasear durante bastante tiempo mientras los bordeas, yo suelo caminar hora y media. Como está cerca de Vitoria, voy con mi coche y en un momento me planto allí, es un lujo». Así explica la cineasta y productora alavesa (nació en Madrid porque allí decidió tenerla su madre) la vuelta por ese entorno. «Busco el pantano cuando necesito tranquilidad, pensar, encontrar el equilibrio. Me gusta caminar alrededor del agua, transmite una energía increíble. Huyo del lugar los fines de semana y en verano, imposible esa sensación en estas fechas, por eso se convierte en una cita más invernal y entre semana», especifica.

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Reconoce que es el típico entorno al que regresa y regresa, de esos que, por casualidad, pasan a formar parte de una vida. «Transmite paz, el agua es magnética, atrae. Suele haber aves, bastantes patos. Me encantan las estelas que dejan en la superficie, lo de menos en mi caso es el animal, me detengo más en ese movimiento del agua», asegura. Deformación profesional, observa el espacio con los ojos de una cineasta. «El cielo se refleja en el pantano, crea tonos azulones preciosos. A veces parece blanco, porque se reflejan las nubes. Y cuando hay bruma, es muy romántico».

Acostumbrada a caminar unos doce kilómetros al día, también por la ciudad, se concede estos huecos andarines entre las obligaciones de ser presidenta en la Asociación de Productores de Álava y otros quehaceres laborales. «Ahora hay mucho que hacer porque estamos preparando charlas y talleres en la asociación, y trabajo en el segundo cortometraje de Beatriz de Silva, quien entró con su ópera prima, 'Tula', en la shortlist de los Oscar 2023».

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  1. Judith Jáuregui

    Espace Bellevue, Biarritz

«Es un escenario único, con vistas prácticamente despejadas sobre el Cantábrico».

Pillamos a la pianista vasca encerrada en el estudio, justo antes de tomar el avión para debutar en Méjico. Es una de esas personas de hablar pausado, a pesar de la prisa, acostumbrada a moverse por el mundo. Una mujer influenciada, seguro, por varias culturas debido a sus orígenes y el desarrollo de su vida: madre vasca, padre mexicano de nacimiento y francés de adopción, finalizó sus estudios musicales en Munich… Seguro que un vuelo más no la asusta. Pensando en la infancia de su padre y la propia elige Biarritz, concretamente el Espace Bellevue.

«Mi padre creció en esa ciudad y muchos de mis recuerdos de niña están vinculados a esa parte del País Vasco Francés, a San Juan de Luz y, sobre todo, a Biarriz. El Espace Bellevue cuenta con una de las vistas más bellas sobre la bahía, sobre la Grand Plage, la Gran Playa», detalla. Recuerda el paisaje con ojos de niña y de adulta. «He tocado allí varias veces en un festival precioso, conciertos emotivos porque los he podido compartir con mi padre, con el mar rugiendo fuerte casi bajo las teclas», añade.

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Muy cerca se encontraba la mítica pastelería Dodin. «Mi padre iba a Francia muchas veces por trabajo, esperábamos que trajera pasteles, por eso los recuerdos son siempre tiernos y bonitos». Ya que mencionamos la ternura, puedes buscarla, según recomienda, en los pasteles de Miremont. «¡Y que la gente pase a tomar un chocolate en el Hotel du Palais!», anima. Por cierto, quienes quieran escuchar a Judith podrán hacerlo el 5 marzo en Bilbao, en el Palacio Euskalduna. En Donostia deberán esperar algo más, hasta el 14 de junio en el Teatro Victoria Eugenia.

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