El coqueto pueblo pesquero donde cumplir deseos

Para llegar a San Vicente de la Barquera se puede hacer en transporte público -la estación de autobuses está muy cerca del centro- o si se prefiere ir en vehículo propio hay varias opciones para aparcar gratis; la más factible para este plan se encuentra justo al lado del aparcamiento de La Barquera (C/ Fuentes del Hayedo). Cuando vean el parking de pago a su derecha, tienen que seguir avanzando hasta una explanada con acceso a otro que es público, la única pega que tiene es que se suele llenar enseguida, así que si quieren coger sitio tienen que ir pronto.

Una vez resuelto el tema, por cercanía, nos aproximamos al primer destino: el puente de los deseos, oficialmente conocido como de la Maza. Esta increíble construcción sirve de conexión entre el pueblo y las playas. La pasarela discurre a lo largo de 500 metros que están sustentados por 28 arcos de medio punto, aunque llegó a tener un total de 32. Según la creencia popular, si atraviesas el puente conteniendo la respiración mientras pides un deseo, se cumple. No está demás probarlo, por si las moscas.

Pero recuerde hacer el camino de vuelta que toca avanzar hacia el centro, porque el siguiente destino será el majestuoso Castillo del Rey. Llegar hasta él es muy sencillo, hay indicaciones claras que te dirigen hacia la escalinata que lleva a lo alto de una colina donde está ubicada la fortaleza. Este edificio es uno de los mejores ejemplos de arquitectura defensiva de la región. Para acceder a él, los adultos deben pagar dos euros y los menores, uno.

Su construcción se remonta a la Edad Media, en concreto al año 1210, tras la concesión de fuero a la villa de San Vicente de la Barquera por Alfonso VIII. Después de realizar una minuciosa rehabilitación, el interior se acondicionó para acoger diferentes eventos como exposiciones o representaciones. No sólo representa un atractivo histórico, sino también cultural. Ahora, cuenta con una interesante exposición permanente sobre la historia y naturaleza de San Vicente, con piezas y documentos históricos de la villa.

Aunque el tesoro más bonito que alberga este castillo son las vistas: desde sus almenas se despliega una vista panorámica que abraza la bahía en toda su belleza y el pueblo que la ría atraviesa. El entorno marítimo y montañoso se entremezclan, proporcionando un paisaje que quita el aliento. Además, el castillo permite observar el entorno desde distintas perspectivas y alturas; el entorno hace que la construcción se vea más majestuosa si cabe.

Una vez visitada la fortaleza, conviene perderse por las callejuelas de su casco antiguo, porque el encanto que tienen es único. No es para menos, este pequeño tesoro cántabro obtuvo la declaración como bien de Interés Cultural de Cantabria en 1987. Pero hay más paradas de obligado cumplimiento en este paseo, como las ruinas del Hospital de la Concepción o la iglesia María de los Ángeles, ambas ubicaciones se encuentran cerca del Castillo del Rey.

La vocación marinera de San Vicente de la Barquera se aprecia también en su gastronomía, que gira en torno al pescado y el marisco. Es por eso que no se puede terminar el día sin comer en uno de los restaurantes de la avenida de Soportales, la zona por excelencia para reponer fuerzas.