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Es sinónimo de infancia. Decir la palabra columpio y mirar hacia atrás -a la niñez propia o a la de los hijos- es todo uno. Los que peinan canas o peinan poco se imaginarán aquellas maromas colgadas de las ramas de los árboles con una ... tabla de madera como duro asiento que servían de entretenimiento sobre todo durante los meses de julio o agosto cuando siempre se regresaba al pueblo paterno o materno. Los más jóvenes los vincularán con suelos acolchados y estructuras metálicas en las que encajar las piernas para tener la seguridad de que nadie va a caer al suelo. En los parques siempre es la atracción por la que se debe esperar más tiempo. Siempre hay cola y, si se encuentra vacío, la sensación es similar a una pedrea en la lotería.
Quizá sea por esa evocación de la niñez por la que algunos municipios están colocando columpios gigantes, pero esta vez como reclamo turístico. En la localidad leonesa de Riaño sostienen desde 2021 que el suyo es «el más grande de España». En Cantabria parecen no irles a la zaga y acaban de inaugurar en febrero una instalación muy similar en Miera, municipio de los Valles Pasiegos. En uno y otro enclave el hermoso 'juguete' va acompañado de un banco de madera de similar tamaño y ofrece unas vistas de esas que se te quedan grabadas en la memoria por la espectacularidad del paisaje. En León, hacia la presa que anegó el antiguo pueblo y en Miera hacia los llamados pozos de Noja, que desde principios del siglo XX acumulaban el agua de la lluvia y las nevadas para generar electricidad y surtir a las poblaciones más cercanas -ya están en desuso-, y también permiten admirar el mar allá en el infinito.
Y es que esta atalaya se encuentra situada a más de 740 metros de altitud. Columpio y bancos gigantes llevan apenas dos meses inaugurados -costaron poco más de 17.000 euros-, pero ya se han convertido en un reclamo para una comarca necesitada de vecinos y de visitantes. Porque la zona está «enferma de despoblación» como dicen los menos de 400 vecinos que habitan este pueblo.
De ahí que el Ayuntamiento haya apostado por una especie de 'bilbainada', como es instalar un columpio de siete metros y medio de altura y un banco en una escala ampliada de (4,20 x 2,22 x 0,25 metros). En su respaldo un eslogan: 'Miera te espera, territorio meracho'.
Distancia: 102 km. desde Bilbao y 164 desde Vitoria
Más información: www.miera.es
Alcanzar el lugar no es del todo complicado, aunque vale la pena parar primero en el pueblo a preguntar a algún paisano. Con el coche se puede llegar a poco más de un kilómetro, aunque los vecinos recomiendan hacer alguna de las rutas que permiten la ascensión al Alto Miera. En función de la afición por la montaña de cada uno se puede comenzar a mayor o menor distancia. Cuanto más lejos mayores serán las posibilidades para estacionar en un paraje que, gracias al buen tiempo del invierno ha vivido ya algunos episodios de cierta masificación. «En coche se puede subir casi hasta arriba, pero igual no tienes espacio para aparcar o lo vas a tener que hacer en algún sitio un poco comprometido», explican los lugareños, ciertamente sorprendidos de ver tanto trajín.
El turismo parece ser la llave que muchos municipios quieren utilizar para reactivar su economía. Y el columpio gigante pretende servir de gancho para que se visiten la «monumental» iglesia de Miera, la cueva del oso cavernario (Salitre II) o de Sopeña, el abrigo del Puyo (referente arqueológico) o la cultura tradicional meracha de esta zona -idéntica a la pasiega, de costumbre trashumante, con cabañales de tejados de dura pizarra en empinados prados-. También su paisaje descarnado de arbolado por la explotación de las fábricas de cañones y dibujado por el curso del río que ha esculpido el rocoso valle donde abundan las cuevas en las que se escondió la banda del emboscado más conocido de Miera, 'El Cariñoso'.
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