El grupo avanza por el monte tras dejar atrás el Bilikario. Eva Reviriego
GPS | Al monte

La colina que exige buenas piernas al paso del Camino de Santiago

Bilikario (Gernika) ·

La etapa entre la villa foral y Bilbao comienza cuesta arriba en un recorrido expuesto al barro entre caseríos de postal

Viernes, 12 de julio 2024, 21:57

El Camino de Santiago a su paso por Bizkaia no tiene nada que ver con la imagen bucólica de esa misma aventura por los campos de Castilla, planicies cerealistas casi concebidas para el paseo. Un ejemplo de esa exigencia en la llamada ruta del Norte ... es la etapa entre Gernika y Bilbao, treinta kilómetros con tramos 'rompepiernas' que se pueden dividir sin problema para hacerlos más asequibles sobre todo si van niños en el grupo. La ubicación estratégica de albergues y hoteles en el alto de Eskerika, Larrabetzu, Lezama y Zamudio permite organizar todo el recorrido en dos y hasta tres jornadas.

Publicidad

Al monte

  • Desnivel 260 metros.

  • Lo más destacado Ojo a las pistas embarradas.

El arranque exige buenas piernas. Nada más dejar atrás la villa foral, el monte Bilikario saluda al caminante con una cuesta arriba en la que es necesario superar 260 metros de desnivel que pueden resultar más trabajosos cuando hay barro en la senda. En ese caso, un consejo: se puede evitar el primer tramo más expuesto al barrizal por una pista asfaltada a la izquierda de la señal que marca el Camino de Santiago. Esa alternativa concluye al lado de un depósito de aguas, desde donde se retoma el empinado camino hacia la cima. Lo peor es que atraviesa cortafuegos de reciente creación y sendas abiertas por las máquinas en trabajos de tala de eucaliptos. Un paisaje algo desolador que va arreglándose a medida que se coge altura y vuelve la imagen de la Bizkaia verde, con retazos de bosque autóctono, caseríos de postal y huertas bien cuidadas.

El caserío Pozueta es un ejemplo de ello. Ofrece parada y fonda a la sombra de unos impresionantes robles tras el ascenso al Bilikario, un esfuerzo que consume entre media y una hora en función del estado de la pista. A lo largo de la etapa, muy bien señalizada, los encuentros con el barro pueden ser frecuentes, sobre todo en tramos de torrenteras, barrancadas y frondosas veredas. Aunque pueden ser un incordio, dan un punto de emoción y exigencia a la aventura, en comparación con el tramo urbano entre Larrabetzu y Zamudio, demasiado llano, hormigonado, pegado a la carretera y expuesto al sol. Los críos no lo dudan. Prefieren caminar por el barrizal que les ofrece el monte a pesar de las cuestas y de algún que otro resbalón.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad