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iratxe pañeda
Miércoles, 31 de marzo 2021, 00:27
Edificios y esculturas dan más valor si cabe a estos cinco vergeles de entornos bien diferentes. Quizás no lleguen a la categoría de 'baños de bosque', la práctica japonesa tan de moda para sanar el estrés, pero seguro que te sentirás mejor tras un paseo ... por cualquiera de ellos.
El espectacular jardín de villa Urrutia, la mansión indiana, sede del Ayuntamiento de Güeñes, acoge en su hectárea y media un jardín botánico en el que descansan más de treinta árboles singulares, algunos casi centenarios. Naturaleza y arte unen sus fuerzas. Leandro Urrutia, que acumuló su fortuna en México y trajo de Las Américas una colección de árboles poco conocidos a este lado del océano Atlántico. Solo hace falta seguir el camino de aires ingleses, pararse a observar. Plantas y esculturas. Trabajo natural y humano como las obras de Ángel Garraza, los hermanos Roscubas, Koldobika Jauregi, Mikel Lertxundi y Mari Jose Rekalde, entre otros. Además, en el mismo terreno esperan el centro expositivo del 'Edificio de Cristal', que alberga la Oficina de Turismo; la 'Casa del jardín', orientada a talleres artísticos; la gran pérgola; las antiguas casas del servicio; el estanque…
El color verde ha ganado espacio a la ciudad en el entorno urbano de una de nuestras localidades con mayor densidad de población. Magnolios, madroños, papiros, rosas, robles, acebos, ciprés de los pantanos, azufaifos, cerezos, plantas aromáticas... más de 300 especies, tanto autóctonas como foráneas, conforman esta superficie de aproximadamente 60.000 metros cuadrados por los que pasear, subir rampas o bajar escaleras, una pérgola bajo la que caminar y sentarse a leer un libro o una zona de juegos habilitada para los niños. El lugar más concurrido, sin duda, es el estanque, pero también tiene mucho éxito su laberinto de setos.
jardinbotanico.visitbarakaldo.eus
El Jardín Botánico de Olarizu espera al sur, dentro del Anillo Verde, con más de 120 hectáreas de extensión. Empieza tu paseo en la Casa de la Dehesa. El edificio, que se remonta a 1727, fue primero establo para el ganado, después almacén. Descansa en una tierra adornada en otoño por falso azafrán y quitameriendas, sobre un rincón cuyos orígenes han de buscarse en un poblado fortificado de los siglos II-III a. C., el castro de Kutzemendi o de Olarizu. Recorrerás diversos espacios. El Arboreto acoge más de 500 especies de bosques mediterráneos, submediterráneos, templados, boreales y de alta montaña. El Jardín de Plantas Útiles muestra la relación entre ellas y la Humanidad, por eso hay medicinales, ornamentales, aromáticas, mágico-religiosas… El Lago dedica su atención a la diversidad de la flora acuática y anfibia europea; flotan nenúfares amarillos y blancos. Un pequeño cerro da sombra al agua: es el Mirador. Domina las vistas y cuenta con plantas que reproducen la vegetación de los cerros alaveses y los roquedos calizos de montes cercanos. Por último, la Pradera está dedicada a comunidades herbáceas crecidas tras sembrar restos de corta y desbroce.
El caserío de Iturraran, que mantiene su estructura original de madera, alberga desde 1990 el Centro de Acogida del Parque de Pagoeta. Los primeros datos sobre su origen nos remontan al siglo XV. El caserío, destruido por un incendio, fue reedificado en 1711. Dos siglo y medio después, en el año 1986 la Diputación Foral de Gipuzkoa lo recuperó y se mantiene como referente de la arquitectura vasca. En el Parketexe de Iturraran destaca un jardín botánico, repleto de especies que lucen en cada estación del año. Cuenta con más de 5.200 taxones, incluyendo una colección de plantas en peligro de extinción y una extensión de 15 hectáreas divididas en diferentes zonas. En cada una predomina un tipo de vegetación específica, atendiendo al tipo de suelo, orientación y microclima.
Eduardo Chillida necesitaba un jardín para sus esculturas, para que adquirieran su aspecto a buen ritmo. Por eso y porque no cualquier sala puede acoger 22 toneladas de peso. Este es un lugar donde las obras de arte dialogan entre ellas y con la naturaleza. Una zona de campa, que en los usos primitivos del caserío Zabalaga estaba destinada a pasto para los rebaños, y una zona boscosa, ubicada tras el caserío, configuran estas 11 hectáreas de terreno en las que las esculturas de uno de los más importantes artistas del siglo XX se encuentran diseminadas para encontrarlas a nuestro paso, para contemplarlas, tocarlas, rodearlas e incluso refugiarnos en su interior.
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