Si uno habla de Castro Urdiales, la primera imagen que seguro le viene a la mente al lector es un puerto pesquero cantábrico, con cercanas playas de fina arena y un recio pero agradable olor a mar. Pero la localidad cántabra también es montaña: valles ... recubiertos de vegetación de hoja caduca, cumbres trufadas de piedra caliza, bosques por los que perderse a solo unos minutos de la civilización... Y un legado minero. Porque en este municipio, además de la pesca, sus habitantes vivieron también de la extracción del hierro.
La actividad cesó a comienzos del siglo pasado pero ha dejado huella. Ahí están los fabulosos cargaderos de mineral de la costa y también la antigua vía férrea de Traslaviña, por la que se transportaba la materia prima, así como pasajeros, hasta el litoral, donde el hierro se embarcaba normalmente en mercantes, con destino a los principales puertos europeos. De la montaña al mar y vuelta a empezar. Hoy, este viejo trazado ha sido recuperado como vía verde y ofrece un bello paseo de nula dificultad técnica y física para el ciclista.
La excursión puede arrancar en la misma rotonda del Eroski, en la entrada a Castro, pero si tenemos que aparcar y queremos evitarnos líos con el coche, una buena opción es acercarse a la pedanía de Santullán y enganchar allí, cerca del cementerio, con el popular recorrido a pedales.
Desde ese punto, la ruta se queda en apenas 12 kilómetros, entre ida y vuelta. El carril bici tiene una ligera pendiente ascendente, pero el esfuerzo en el viaje de ida tendrá su premio al regreso, ya que en muchos tramos no hay ni que pedalear y basta dejarse caer.
Una parada obligatoria es Otañes. Aquí encontraremos la vieja estación del ferrocarril (funcionó hasta 1966). Está perfectamente rehabilitada y es un ejemplo de arquitectura ferroviaria con toques montañeses. Si nos salimos del trazado unos pocos cientos de metros podemos ver el monumento al minero: una escultura que representa a uno de estos trabajadores abatido por el esfuerzo. La excursión llega a su punto más lejano en el Túnel de Herreros, una galería que permitía antaño salvar el puerto de las Muñecas. Hoy está semiderruido, aunque hay cierto interés a ambos lados de la 'muga' por recuperarlo, uniendo así la vía verde vizcaína de Sopuerta con su hermana cántabra. Sin duda una idea estupenda para el turismo a pedales.
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