En busca de las orillas llanas en el origen del Ebro

Como la vuelta es circular, podemos comenzar por cualquiera de los puntos que la forman, así que el punto de partida va a depender de la carretera por la que lleguemos a la zona. Si lo hacemos por la A67, que pasa junto a Reinosa, ese será nuestro punto de inicio. Como es la mayor población de la zona, esta localidad -famosa en Cantabria porque por su ubicación registra las temperaturas más bajas de la comunidad autónoma- es un lugar ideal para ello. Cuenta con una respetable oferta hostelera al socaire de la próxima estación de esquí de Alto Campóo.

La ruta es tan llana que podemos despreocuparnos de las pendientes, aunque eso no quiere decir que la cinta de asfalto que vamos a recorrer no ondule suavemente, pero siempre sin acumular un desnivel excesivo. Estamos, eso sí, a cierta altitud, siempre en torno a los 800 metros, por lo que aquí los inviernos son fríos y los veranos, relativamente tolerables. La zona, como está despejada, ofrece poco resguardo frente al viento, con lo que yo elegiría el sentido en función del viento dominante, para volver, si el aire no cambia, con el viento a favor.

En cualquiera de los casos pasaremos junto al Balneario de Corconte, otra de esas localidades que, al igual que Solares, es famosa por el agua embotellada que lleva el nombre del pueblo. Se trata de una histórica instalación que cuenta con más de un siglo de historia, pues se inauguró en este pueblo burgalés -está, efectivamente, en la mitad oriental de nuestro recorrido- en 1922.

En la orilla sur lo más llamativo es la playa de Arija. Suena exótico en un paisaje tan de interior, pero si hace mucho calor es un buen lugar para darse un chapuzón, pues el acceso por arena hasta el agua -bastante fresca y calmada- es cómodo.