Bosques mágicos y de ensueño en el otoño
País Vasco ·
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El otoño es una excusa más para echarse al campo y visitar algunos de esos rincones privilegiados de nuestra geografía que nos emocionan cuando sus luces y colores entregan paisajes diferentes y porque nunca aburren a quien mira y escucha. Color y olor, ese peculiar ... de la hojarasca húmeda en las frescas mañanas de noviembre, acompañan a los sonidos que despiertan en los arroyos, renovados ahora con las primeras lluvias.
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Hay un gradiente de colores que evoluciona en el calendario del paisaje porque no todos los árboles maduran a la vez: comienzan los arces y abedules, las hayas les siguen, los robles son más tardíos y así se van dibujando estelas en la gama infinita de los ocres de bosque.
Claro, me van a pedir que les dé una lista de esos sitios y bosques mágicos a los que ir para gozar esta experiencia de otoñar en la naturaleza. Pues aquí la tienen, solo a modo de minúsculo inventario.
Por Bizkaia tenemos el abedular de Txupitaste que da nombre a Urkiola y el hayedo trasmocho de este Parque Natural, los bosques de alerces de Gorbeia y en este mismo parque hayedos excelsos de esos que persiguen las cámaras fotográficas como los trasmochos de Belaustegi y de Otzarreta.
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Álava no esconde los amaneceres mágicos en los hayedos de la sierra de Entzia o los atardeceres de la Sierra de Toloño y mucho menos los viñedos teñidos de miles de colores por toda la Rioja Alavesa, como los bosques de ribera en las orillas del Ebro. El parque de Izki guarda el mejor color de sus robledales para el final del otoño.
Si buscamos rincones por Gipuzkoa debemos hacer una parada en las alisedas del valle del Leitzaran, otra en los bosques mixtos de alerces y hayas trasmochos a los pies de Arantzazu, más allá otra en los hayedos más altos del territorio por las laderas del Ernio y al menos una en el parque natural de Aiako Harria, salpicado de hayas, alerces y abetos.
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En Navarra el bosque de Irati se lleva todas las miradas pero casi al lado están los hayedos de Abodi y los de Sorogain, hay abetales de ensueño salpicados de hayas en las laderas de Txamantxoia, en el Pirineo de Belagua. Bosques de ribera numerosos nos acompañan vestidos de colores en los valles del Baztan, en el Bidasoa y en Malerreka pero en sus alturas reinan también hayedos excepcionales por los montes de la divisoria de aguas Cantábrico-Mediterránea y el valle de Larraun. No se olviden de Urbasa y Andia, dos sierras en un solo parque natural, donde las hayas esconden parajes con rocas caprichosas que aportan más magia, si cabe, a las nieblas del otoño.
Irati sigue en Iparralde siendo el señor de los bosques de otoño pero le hacen competencia los encajados hayedos de los cañones de Ehujarre y Kakueta y las boscosas laderas salpicadas de abetos que marchan monte arriba a los lapiaces de Larra, en el Pirineo fronterizo. Tomen nota y gocen de su lista, que no les darán los cuatro otoños para visitar tanto bosque hermoso.
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