El bosque que enamora
Barousse | (Pirineo francés) ·
Barousse | (Pirineo francés) ·
Que si Irati, que si el Betato de Tena, que si la Fajeda de Santa Margarida, que si Ordesa... ¿Y La Barousse? Poca gente de esa que se dice amante de los bosques sabría ponerla en el mapa así que vamos a ayudarles. Hay que ... irse al Pirineo francés, al sur de la cadena, donde las alturas graníticas del Macizo Central han caído ya hacia las riberas del Garona en la comarca de Luchon. Algunos puertos perdidos ponen por allí conexión a decenas de pueblos, también perdidos, entre bosques y barrancos.
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La capital de esta Barousse del pie de monte pirenaico es Mauléon-Barousse (Mauléon de Varossa en occitano), nada que ver con nuestra Mauléon-Licharre zuberotarra, y punto de partida de cualquier viaje, excursión o exploración que se pretenda hacia las montañas de la comarca. Claro, cualquiera de estas ocurrencias tiene envoltorio de bosques, de hayedos abetales de fragor sostenido, donde las estaciones pintan colores del verde al ocre profundo y donde brama el ciervo en su berrea de otoño.
Los inviernos acusan en Barousse su crudeza extrema y que a nadie se le ocurra intentar cruzar esos puertos pintorescos como el Balès, que los ventisqueros y las heladas hacen intransitables y la prefectura o las municipalidades cierran de noviembre a marzo. Los bosques no llegan hasta sus alturas, próximas a los 2.000 metros. Allá arriba, sobre los puertos, solo quedan algunos pinos, inmensos pastizales y panoramas inolvidables. Asomarse desde el Balès sobre la cadena pirenaica es uno de los mejores entretenimientos de las alturas de La Barousse.
Estamos en el bosque que alberga, después de haberse reintroducido en la segunda mitad del siglo pasado, la mayor población de ciervos en Europa. Pistas y senderos transitan aquí y allá, arroyos saltarines que peinan cascadas bajan ente hayas enormes, algunas pero muy pocas trasmochadas, en busca del valle que un glaciar excavó hace algunos miles de años. Un valle que son dos: el de Ferrère y el de Sost, sendos ríos que aquí llaman 'ourse' los recorren y entre bosques corren un sinfín de regatas: Crouhens, Libonne, Cardouett, Seoues, Pouyaous...
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La ruta que lleva de Mauléon al port Balès no puede ser más tortuosa y seguro que quien más la conoce son los ciclistas. Se estrecha mientras va subiendo y desde ella se pueden emprender no pocos tránsitos de bosque. Antes fue camino de los muleros que, en largas filas de acémilas cargadas hasta los topes, llevaban valle abajo lo que el bosque había entregado. En aquellas pistas trabajaron portugueses, españoles y sobre todo italianos talando madera y fabricando carbón,siete meses al año.
En el valle, escondido en un recodo bajo una peña, se conserva un viejo indicador rutero: 'gouffre de la Saoule'; advierte de un espectacular arco de triunfo calcáreo por debajo del que circula el Ourse de Ferrère. En Mauléon, el castillo medieval vigila desde la distancia. Este es el otro Pirineo, silencioso y olvidado.
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