El ave a la que le gusta la luna llena y nunca mamó de las cabras

A esta ave, que posee un pico que recuerda al de los vencejos y con una sorprendente capacidad de apertura, lo que le gustan son los insectos, especialmente los escarabajos peloteros y los ciervos volantes, pero también las polillas o los saltamontes. Se les puede ver con el atardecer ya avanzado con sus vuelos nerviosos y aparentemente erráticos en pos de sus presas, a las que también cazan en tierra. Hace décadas no era extraño encontrarse con algún ejemplar posado en mitad de algún camino polvoriento, o cerca de algún charco acechando la cena. Es precisamente este hábito uno de los motivos de la disminución de la especie en España. Muchos mueren atropellados. El otro motivo es el uso exagerado de pesticidas en la agricultura extensiva.

Con todo, a los chotacabras europeos aún pueden vérseles revolotear por la península entre los meses de abril y octubre. Durante su estancia por estos lares, este habitante «de las lindes de bosque, los matorrales y las frescas dehesas», revolotea por «la mitad norte y las regiones montañosas del sur», detallan desde SEO BirdLife.

El reparto de tareas de los papas chotacabras resulta curioso. Durante los primeros 18 días de vida, los pollos, normalmente dos, son alimentados por ambos, aunque es ella la que se vuelca más en esta tarea. Luego, deja todo el trabajo al macho para dedicarse a incubar una segunda nidada. Una vez que la primera tanda de polluelos vuelan, él se reúne con su pareja para terminar la crianza del segundo grupo.