El ave que duerme volando y canta al atardecer
Vencejo Común (Apus Apus Apus) ·
El vencejo común ya ha comenzado su largo recorrido desde África hasta el norte de España, una trayectoria en la que no dejará de aletearSecciones
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Vencejo Común (Apus Apus Apus) ·
El vencejo común ya ha comenzado su largo recorrido desde África hasta el norte de España, una trayectoria en la que no dejará de aletearAlas en forma de media luna y patas prácticamente invisibles. El vencejo común, conocido en el País Vasco como Sorbeltz, ya ha comenzado su recorrido hacia el norte desde África. Este pájaro se pasa sus 21 años de vida volando. Come en el cielo, duerme ... entre las nubes e incluso cópula en el aire; solo pisa tierra firme para nidificar. Se calcula que vuelan ininterrumpidamente durante 9 meses, y que pueden recorrer hasta 1000 kilómetros en un solo día.
El Apus Apus Apus -nombre original donde los haya- ocupa todo tipo de hábitats: desde desiertos hasta tundras, desde el nivel del mar hasta la alta montaña. Además, es un animal muy poco exigente, solo requiere zonas con insectos voladores de los que poder alimentarse, agua y huecos donde instalar sus nidos -riscos, taludes y agujeros de árboles-.
Distancia Eurasia y África
Tamaño Entre 16 y 17 centímetros
Longitud alas Entre 42 y 48 centímetros
Protección Vulnerable
Las 'golondrinas sin pies' invernan en África y no regresan a España hasta mediados de marzo. Durante los meses cálidos ambientan los atardeceres con sus cantos y se les puede ver volando a gran velocidad y en grupo. No sería de extrañar que las hayan visto mientras disfrutan de las últimas horas de sol en el pueblo en el que veranean.
Estas aves de plumaje pardo oscuro y con una mancha blanca en el cuello llegan al norte justo en su época de reproducción. Son fieles a su pareja y suelen regresar cada año al mismo nido en el que pusieron sus huevos la temporada anterior.
Durante sus eternos vuelos aletean diez veces por segundo; pero cuando llega el momento de dormir, reducen sus movimientos a siete y suben hasta los 2000 metros de altura. Cuando deciden parar, se agarran a superficies verticales con sus pequeñas pero fuertes garras. Este singular emplazamiento se debe a que necesitan retomar su vuelo desde un lugar elevado, ya que si caen al suelo les puede suponer una gran dificultad. Es por ello que, si encuentran a uno en el suelo, deben darle un pequeño impulso para comprobar si puede volar; si no puede, llevenlo a un centro especializado.
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