Una ruta en bici para intrépidos, la del Vino y el Pescado

Es uno de los Grandes Recorridos más atractivos y exigentes que tenemos entre nosotros. Hay quien lo comienza en Oion, aunque realmente el punto de partida está en Laguardia. A lo largo de cuatro etapas, y en bicicleta, el turista disfruta de parajes inigualables. Desde los viñedos de Rioja Alavesa hasta las grandes montañas de Urkiola. 90 de los 160 kilómetros surcan suelo alavés. El GR38, conocido como la Ruta del Vino y el Pescado, es cada año que pasa más transitada por intrépidos bikers. Aquí sí que se requiere una cierta condición física y es que la exigencia es importante en algunos tramos. De hecho el desnivel supera los 4.500 metros. Eso sí, al realizar el recorrido en cuatro etapas siempre resulta más llevadero.

La Sierra de Cantabria impulsa al ciclista con sus bella estampa antes de adentrarse por Lagrán, Laño o Pariza. Al llegar a Urarte tocará descansar y es que la primera etapa, 29 kilómetros, estará consumida. La segunda jornada es la más larga, de unos 50 kilómetros. Algunos bikers pernoctan en Elosu al albur del sonido de los pájaros y hay quien prefiere hacerlo en Landa, junto al pantano. Saseta, Okina, Andollu, Arbulu y Mendibil antes de afrontar el tramo final de esta segunda etapa. Con los imponentes embalses que tenemos en nuestra provincia el viajero piensa para entonces en un buen chapuzón tras un intenso pedaleo.

Y luego están los numerosos agroturismos de la zona transitable que encajan perfectamente con lo que el deportista pretende encontrar: descanso, comida casera y una ideal recuperación para continuar con su aventura. De ahí la tercera etapa con paso por la zona de Otxandiano y Oleta buscando adentrarse en el Parque Natural de Urkiola y descender hacia el Duranguesado. Todo un lujo para la vista.