Ansel Elgort, en un fotograma de 'Tokyo Vice'.

'Tokyo Vice': corrupción en Tokio

Primera temporada ·

El capítulo piloto de este recomendable drama policíaco viene firmado por Michael Mann, un tipo que sabe lo que hace si hablamos de cine negro. El director de 'Corrupción en Miami' visita Japón con su cámara bien entrenada, habiendo cumplido 80 años

Lunes, 25 de abril 2022

Estrenada sin el bombo y platillo que merece, 'Tokyo Vice' puede convertirse en una de las series de la temporada gracias a un excelente capítulo de presentación dirigido por el impredecible Michael Mann, un cineasta irregular pero siempre sugestivo, capaz de dar lo mejor cuando ... tiene algo de material decente entre las manos (no siempre ocurre). El responsable de la genial 'Heat' -homenajeada, es un decir, por Christopher Nolan en 'El caballero oscuro'-, o la recomendable 'Collateral' -una de las mejores películas con Tom Cruise liderando el reparto-, entre otros títulos de interés cinéfilo, anda sumido últimamente en el anonimato de la realización televisiva. Regresó al ruedo de la dirección cinematográfica en 2015, intentando actualizarse con un confuso cyberthriller, 'Blackhat: Amenaza en la red', cuyo resultado es mejor olvidar, pero el episodio piloto que firma como apertura de la producción que nos ocupa, disponible ya en HBO Max, nos recuerda su incontestable sapiencia tras la cámara. Con un narrativa clásica vigorosa, nos adentra en la historia de un gaijin, un joven occidental que intenta adaptarse a la vida en Japón, huyendo de los problemas familiares que deja en EE UU. La historia transcurre a finales de los años 90 en Tokyo, donde el audaz protagonista entra a trabajar en un periódico nipón de notable importancia. En su deseo de dar lo mejor y encontrase a sí mismo, se mete donde no le llaman en busca de la verdad (y de la noticia). Entra de lleno en una espiral de información que le lleva a adentrarse en el oscuro e inquietante mundo de la Yakuza. Husmear en los asuntos de la mafia japonesa no es la mejor manera de pasar desapercibido.

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Un fotograma de la serie.

'Tokyo Vice', inspirada en el libro del periodista Jake Adelstein, describe el arrojo de un personaje confuso en un escenario que no le pone las cosas fáciles. Quiere integrarse y destacar, pero no deja de ser un extraño en una realidad que va conociendo poco a poco. Esta sensación está bien reflejada en el relato gracias al trabajo de Mann -que también se esmera en la producción ejecutiva-, cuyo testigo recoge Josef Kubota Wladyka en los siguientes capítulos, visto en los créditos de dirección de series como 'Narcos' o 'Animal Kingdom'. Tokio se muestra, una vez más, como un excelente decorado, humeante, con luces de neón – son los 90-. La descripción del ambiente criminal es elegante. Se mueve por los bajos fondos sin salidas de tono, con un ritmo pausado que deviene excelente para lo que se quiere contar. Según avanza el metraje, la acción se diversifica en varios personajes, aparte del gacetillero protagonista, incluyendo roles pertenecientes al crimen organizado. En torno al reportero se mueven policías, compañeros de profesión, mafiosos y damas de compañía. La fauna ideal para generar un curioso entramado cuyos secretos se van desvelando con un tipo de narración que le va como anillo al dedo. A pesar de que puede parecer que abraza los postulados de 'El último samurái', con un sujeto occidental llegando a Japón para adaptarse al país, asumiendo como el mejor sus postulados, y poner las cosas en su sitio, el devenir de los acontecimientos van por otros derroteros.

Historia real

Creada por el dramaturgo J. T. Rogers, escritor en 'Oslo', la serie empieza con una premisa contundente: «En Japón no hay asesinatos». Es la explícita frase que le lanza, abiertamente mosqueado, el jefe de sección del periódico al protagonista cuando trabaja en su primer reportaje, desviándose de lo que realmente importa. Mientras no se demuestre claramente lo contrario, lo cual es difícil sin testigos, la mafia japonesa no mata por las calles, aunque un cuerpo inerte, en un charco de sangre, con un arma blanca clavada en el corazón, dice lo contrario en la primera visita que hace el reportero a un lugar del crimen. Será el punto de partida de su paseo por el lado más oscuro de la sociedad japonesa. Novato en su profesión y extranjero en un país muy diferente a EE UU, el protagonista, encarnado por Ansel Elgort ('West Side Story'), va encontrando su lugar, despejando dudas. Le acompaña un veterano detective con carisma, interpretado por el inmenso Ken Watanabe ('Memorias de una geisha'); una enigmática chica de compañía que aspira a tener su propio negocio de noche, en la piel de Rachel Keller ('Legión'); y un proyecto de yakuza lleno de contradicciones a quien pone rostro Shô Kasamatsu ('The Naked Director').

Michael Mann, durante el rodaje de la serie.

'Tokyo Vice' parte del trabajo periodístico real de Jake Adelstein. Con solo 24 años entró a trabajar en el departamento de sucesos de uno de los grandes diarios de Japón. Le faltaba mucho para dominar los códigos del País del Sol Maciente, muy diferente a su Missouri natal, pero se aventuró a trabajar como el primer extranjero en la historia del periodismo japonés. Cubrió durante doce años casos relacionados con extorsiones, asesinatos, trafico de personas, corrupción… Colaboró con la policía y actuó como interlocutor con la propia Yakuza, hasta que una investigación le puso contra las cuerdas, temió por su vida y regresó a casa. Mann, que ha cumplido 80 primaveras, marca el estilo visual y el tempo de la serie con su inicio. El thriller va ganando peso según se reparte el interés del argumento en los diferentes personajes secundarios, bastante más interesantes que el protagonista, cuyo punto de vista de salvador occidental acaba diluyéndose.

'Tokyo Vice' está disponible en HBO Max.

Vídeo. El tráiler de 'Tokyo Vice'.
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