Crítica de 'Hasta el cielo': hampa cañí

Ahí están películas como 'Combustión', 'Centauro' o 'Hasta el cielo', esta última convertida en una serie estrenada en Netflix con proyección internacional donde repite prácticamente todo el casting excepto el protagonista, Miguel Herrán, quien probablemente prefirió apostar por el rodaje de 'Modelo 77'. La sombra de su personaje, el amo del cotarro, muerto en extrañas circunstancias, un joven atracador, experto en alunizajes, que sube como la espuma en su carrera facinerosa y se lo monta bien en el mercado negro, es contante a lo largo de siete intensos episodios donde no faltan las trazas de culebrón. El precio del poder, en versión cañí y a pequeña escala. Recoge el testigo de los negocios turbios su viuda, Sole, a quien pone rostro y carácter Asia Ortega Leiva, vista en 'El internado: Las cumbres'. Destaca también en el reparto el ya veterano Luis Tosar, en la piel de Don Rogelio, el mafioso de manual que controla el tráfico de objetos robados en Madrid. Tras su pista está un policía infiltrado, Álvaro Rico, popular entre las nuevas generaciones gracias al éxito de 'Elite', aunque su físico no cuela mucho como delincuente.

Un punto a favor del reparto coral de 'Hasta el cielo', la serie, ya estudiado en la película original, es la presencia de raperos que saben de lo que hablan, algunos con antecedentes penales en la vida real. Así, Jarfaiter, Ayax Pedrosa o Dollar Selmouni cobran más protagonismo. Como en el cine americano, Calparsoro tira de actores no profesionales que aportan realismo a un relato mafioso con menos chicha de la que puede parecer por su argumento. No hay mucho tiroteo ni sangre derramada, aunque la tensión se respira en el ambiente, sobre todo cuando entra en escena la traición. En un mundo de polis malos y ladrones buenos, las relaciones personales se enturbian.

Por decisiones de guion algo arbitrarias, los personajes se van encontrando y la trama va avanzando, enrevesándose cada vez más con la aparición de diferentes representaciones de la mafia por nacionalidades, acorde a los tiempos que corren. Jorge Guerricaechebarria se encarga de la historia, algo edulcorada en contraposición a otras iniciativas patrias que se mueven en similares parámetros, como la excelente 'Gigantes', de Enrique Urbizu, o la más reciente 'El inmortal'.

'Hacia el cielo' no cierra todos sus conflictos en su último capítulo, luego habrá otra temporada, tal y como también apuntan los números de su recepción en streaming. Creada por Calparsoro y Guerricaechebarria, de trayectoria profesional incombustible, presentes en todos los capítulos de la serie, puede entenderse como un acercamiento bajo un prisma juvenil, con cierto olfato comercial, a un tipo de producciones que funcionan muy bien en formato serializado, sobre todo gracias a la galería de personajes que desfilan por la pantalla, con un plantel actoral entregado. Escenas de acción, las justas, resueltas con oficio, con escenarios -ojo- internacionales. Quizás se echa de menos algo más de ritmo, dada la garra de Calparsoro, aquí en piloto automático, pero ofrece lo que pretende. Recomendable para espectadores omnívoros.