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Quizás no haya sido una buena maniobra estrenar todos los episodios a la vez de una de las series más esperadas del año, '1899', lo nuevo de los creadores de 'Dark', producción que empezó siendo calificada como la versión alemana de 'Stranger Things' y ... acabó superando tan obvia referencia, sobre todo a la hora de retorcer la trama. Netflix ha lanzado las ocho entregas de una tacada, para ser degustadas del tirón, perdiendo así la oportunidad de que se hable más, capítulo a capítulo, semana a semana, de una propuesta que invita al público a elaborar cábalas y teorías descabelladas, como ocurrió en su día con la seminal 'Lost'. Como ya sucediera en su anterior apuesta, los jeroglíficos se reproducen por esporas, a medida que avanza el metraje. No paran de abrirse nuevas puertas y casi ninguna se cierra, enganchando al espectador irremediablemente (¿quizás es mejor verla sin pausa para no perderse?). El suspense se retroalimenta constantemente con la aparición de personajes excéntricos sumidos en situaciones incómodas que van enrareciendo el ambiente. Esta vez el escenario no es un simple pueblo, es un barco que navega por alta mar, con todas las posibilidades que brinda de cara a la ficción enrevesada. Filmada con una fotografía y un tacto exquisito, el clima envolvente que atrapa a la tripulación y a los pasajeros del navío traspasa la pantalla.
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Dejarse llevar por '1899' es como penetrar en un gigantesco 'escape room' donde no paran de surgir acertijos. Cuando hemos descubierto algo importante, y creemos que lo hemos resuelto para avanzar, solamente hemos abierto una de las muchas cajas chinas que conforman la aventura. De ritmo lento, fiel al concepto de hipnosis en el medio audiovisual, puede llegar a ser críptica, quizá algo menos densa que 'Dark', por querer elevar el misterio a una categoría que no necesita. La colección de muñecas rusas infinitas puede llegar a irritar a los menos pacientes. Al margen de los enigmas que se despliegan, la imagen, muy cinematográfica (no se pierdan el 'Así se hizo' dedicado al rodaje, también disponible en la plataforma), plagada se simbolismos -omnipresente el logo triangular de la compañía naviera-, así como la puesta en escena, siembran el desconcierto desde los primeros compases. Hay un llamativo instante en el cual todos los pasajeros sentados en el inmenso comedor del barco sorben a la vez su taza de té, uno de tantos momentos no siempre perceptibles que generan inquietud.
Un detalle a destacar, la utilización de varios idiomas por parte de los diferentes personajes: inglés, alemán, español, francés, mandarín… A pesar de las diferencias, van entendiéndose. Cabe subrayar que el visionado en versión original es de recibo en este caso (¡dato importante!). El reparto coral, por tanto, es internacional, sin rostros excesivamente conocidos. Está el español Miguel Bernardeu, visto en 'Élite', interpretando a un tipo tan elegante como intrigante, o Emily Beecham, la mortífera Viuda de 'Into the Badlands', aquí una aprendiz de médico traumatizada. Completan el nutrido casting principal Aneurin Barnard, Andreas Pietschmann, Maciej Musiał, Anton Lesser, Lucas Lynggaard Tønnesen, Rosalie Craig, Clara Rosager, Maria Erwolter, Yann Gael, Mathilde Ollivier, José Pimentão, Isabella Wei, Gabby Wong, Jonas Bloquet, Fflyn Edwards y Alexandre Willaume.
Baran bo Odar y Jantje Friese, pareja artística y sentimental, están detrás de '1899'. Tras el éxito de 'Dark', Netflix no les ha dejado escapar. La serie rompía la percepción del tiempo. Los secretos de los habitantes del lugar afloraban poco a poco, como ocurre en su nueva apuesta, cuya estructura se asemeja. Ocurren igualmente fenómenos extraños que precipitan la cadena de acontecimientos. La atmósfera vuelve a ser uno de los puntos fuertes de un producto repleto de giros, sin apenas humor, con silencios que dicen mucho. El barco de vapor, devorado por las penumbras a medida que corre el tiempo, se revela como el espacio ideal para el viaje tenebroso. Cargado de inmigrantes en su bodega, muestra el clasismo entre los pasajeros. Todos europeos, viajan hacia Nueva York. En su travesía, encuentran otro buque desaparecido, al que deciden remolcar. La estampa es el de una embarcación fantasmal. A bordo, irán abriéndose interrogantes. ¿Sueños, pesadillas o realidad? El listón queda muy alto en la exposición de dilemas y conflictos. ¿Una serie brillante o tomadura de pelo? No se nos olvida el final de 'Lost'. '1899' tiene cuerda todavía. El final de la primera temporada es un sonoro ¡¡¡WTF!!!
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