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A su paso por el festival de San Sebastián provocó algunas risas entre el público, sobre todo en el pase de prensa. Quizás 'El secreto de Marrowbone' no es consciente de su condición como cine de género y bajo la apariencia de comedia ... de humor involuntario que vieron algunos hay una muestra de efectivo cine de terror del que inunda las salas desde USA, que ya es decir algo. El debut en el largo de Sergio G. Sánchez, guionista habitual del internacional J. A. Bayona, premiado con un Goya por el libreto de 'El Orfanato', se sitúa en la América rural en 1969, lejos de una premisa en desuso: hay que hablar de lo local para llegar a ser universal. Esta regla para el buen cineasta pierde vigencia a pasos agigantados con el auge de las coproducciones y los proyectos que pretenden competir en el mercado global imitando los defectos, y algunas virtudes, del cine estadounidense que coloniza nuestra cartelera. El estreno que nos ocupa, entendido como una muestra de exploitation en este sentido, gana enteros, aunque la intención principal de los implicados puede no ir por estos derroteros.
Anya Taylor-Joy, protagonista de la siempre reivindicable 'The Witch', convertida en título de culto, protagoniza 'El secreto de Marrowbone' junto a George Mackay, en los créditos de la recomendable 'Captain Fantastic', Mia Goth, parte del reparto de la infravalorada 'La cura del bienestar', Charlie Heaton ('Shut In'), Matthew Stagg ('Macbeth') y Kyle Soller ('Anna Karenina'). Un casting coral cargado de energía juvenil que no muta en emoción en manos de Sergio G. Sánchez, quien afirma haber buscado "una historia que me diera la oportunidad de hacer lo que siempre he querido. Y esa historia es Marrowbone. Tiene todo lo que quiero. Hay suspense y terror, pero también es una historia de amor con un gran corazón". Esta último comentario del propio director es importante, porque, tras describir la historia de cuatro hermanos huérfanos de madre que deciden enterrarla en el jardín y ocultar su muerte para que nadie les separen, pierde fuelle en su tramo final al intentar explicar lo sobrenatural que irrumpe en escena y cargar las tintas en una supuesta lírica asfixiada por los giros sorpresa. El filme cumple con su deseo de parecerse estéticamente a las producciones de Hollywood, camina con la cabeza alta por la senda abierta por Alejandro Amenábar y 'Los otros'. Sin embargo, ¿dónde está su alma como cuento de fantasmas?
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