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Doña Olga, 'La Mami', ha trabajado en el mundo del cabaret mexicano durante más de 45 años.

'La Mami': a salvo en un cabaret del DF

Laura Herrero firma uno de los documentales del año por su retrato de un inesperado espacio de sororidad en un país azotado por los crímenes machistas

Jueves, 4 de marzo 2021

«Aquí los hombres sirven para dos cosas: para nada y para dar dinero. Nada más», alecciona la protagonista de 'La Mami'. Estamos en el Barba Azul, un decadente cabaret en la Colonia Obrera de Ciudad de México con 60 años de historia. Pedir ... canciones cuesta 30 pesos. Te las dedican o las cantas. Por 20 pesos puedes sacar a una chica a bailar con orquesta en vivo. Ojo, no son putas. «Son trabajadoras sociales. O damas de compañía, porque tienen que estar soportando del más educado al más patán», precisa Doña Olga, La Mami, que pasó muchos años en la pista de baile del Barba Azul antes de acabar en los baños del local. Allí no solo se ocupa de la fregona y el guardarropa: actúa de confesora, costurera, psicóloga, vigilante y hasta santera. No habla demasiado y algunos días está de mala leche. Pero es una segunda madre para las chicas, el centro de un inesperado espacio de sororidad en un país en el que el 95% de los crímenes machistas (10 al día) queda sin resolver.

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Vídeo. Tráiler del documental 'La Mami'.

Laura Herrero Garvín (Toledo, 1985) vivió ocho años en México. «Un país que me enganchó. Allí presencié los actos más luminosos y esperanzadores de mi vida, pero también los más putrefactos y oscuros». De juerga con los amigos acabó una noche en el Barba Azul. Y al entrar en los baños conoció a La Mami. «Me sorprendió esa relación tan familiar, tan maternal en un lugar tan oscuro para las mujeres», recuerda. «Me quedé un rato observando lo que sucedía y me di cuenta de que las chicas no paraban de entrar: 'Mami, ¿me puedes colocar el vestido?', 'Mami, necesito un consejo', 'Mami, ¡me tiene harta...!'. En medio de ese lugar frenético, La Mami significaba el abrazo, la alianza femenina, la resistencia. Es la madre postiza que todos necesitamos cuando no tenemos una o estamos lejos de la nuestra. Por eso me atreví a acercarme y a proponerle realizar este documental junto a ella».

Una mujer recién llegada al cabaret, con un hijo enfermo de cáncer convaleciente en el hospital, es el hilo argumental del que tira la directora. 'La Mami' no es un filme de denuncia, aunque la realidad de México se cuele en las confesiones ante el espejo mientras las chicas se maquillan, de la misma manera que se filtran las rancheras y norteñas de la orquesta. Laura Herrero pretende capturar la atmósfera de un oasis de solidaridad sin que sepamos demasiado de la protagonista. En una de sus escasas conversaciones, Doña Olga desvela a la recién llegada un hecho trágico de su pasado. La naturalidad con la que en México se aborda la muerte provoca que no vayamos más allá. No hay el menor rastro de morbo en la mirada respetuosa y curiosa de la realizadora, que obra el milagro de rodar un documental en unos váteres sin que el interés decaiga en 80 minutos (quizá habría que remontarse a 'Plácido' de Berlanga para encontrar a unos personajes que viven en unos urinarios).

«La situación de violencia a las mujeres en México ha ido aumentando más y más», lamenta Laura Herrero. «Para mí esta película ha sido la forma de encerrarme en los baños del Barba Azul. Me siento a salvo ahí».

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