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En los 35 años de historia de los Premios Donostia, ningún ganador había resultado tan polémico como Johnny Depp, que el próximo 22 de septiembre recogerá su galardón a toda una carrera. Asociaciones de mujeres cineastas han lamentado que el festival premie a un ... actor sobre el que pesa la sombra del maltrato, aunque no haya sido denunciado ni condenado a este respecto.
José Luis Rebordinos (Rentería, 1961) recuerda que la presunción de inocencia debe anteponerse a la hora de juzgar la vida de todos nosotros, incluidos los artistas. En su undécimo año en el cargo, su principal problema será de nuevo la pandemia, que limita aforos, resta visitantes y merma los ingresos.
–El sueño de un festival normalizado se ha desvanecido en este segundo año del virus.
–Va a ser un festival muy parecido al del año pasado. La diferencia es que estaremos más tranquilos al ser un éxito la vacunación, no existirá la tensión de la edición anterior, cuando pensábamos que en cualquier momento podía surgir un foco. La única discusión la hemos tenido con las alfombras rojas, que nos da pena hacerlas sin público. La alternativa era organizarlas cerradas, con 150 o 200 personas y medidas de seguridad muy fuertes. Pero hubiera sido peor el remedio que la enfermedad. Serán, como el año pasado, solo para profesionales.
–¿Qué enseñanzas extrajeron la anterior edición?
–Si te soy sincero, no hubo grandes fallos. Aprendimos que para controlar ciertas cosas hace falta personal, por eso contratamos más gente. Antepusimos la seguridad a todo lo demás. La gente lo entendió y funcionó todo muy bien. Hubo una persona que se negó a ponerse la mascarilla (el director Eugène Green, que fue expulsado). Los únicos contagios reseñables fueron gente de nuestro propio equipo, pero funcionó el protocolo. Tres o cuatro personas que se aislaron cuando dieron positivo, ya que funcionábamos por burbujas. Yo tenía mucho miedo. Cuando hablaba con el Gobierno vasco les decía que este era el primer gran acto internacional que se celebraba en Euskadi durante la pandemia y teníamos que dar una imagen positiva. Con un contagio de 30 o 40 personas hubiéramos pasado de ser grandes organizadores a unos irresponsables. Estamos más tranquilos, pero no vamos a bajar la guardia.
–¿Usted ha pasado el covid?
– No, tengo las dos vacunas de AstraZeneca pero no lo he pasado.
–¿Ha calculado cuánto perdieron el año pasado por la reducción de aforo?
–En taquilla alrededor de 600.000 euros y 700.000 en patrocinadores. Sobre un presupuesto de 8,5 millones nos situamos alrededor de 7,2 millones. Cuadramos los números sin problema porque habíamos tomado muchas medidas para rebajar el presupuesto. También vino mucha menos gente. De hecho, este año hemos tomado algunas de esas medidas porque hay más gastos de personal y material sanitario. La gran incógnita es cuánta gente va a venir. Ya hay muchas más confirmaciones que el año pasado: del 40% pasaremos al 75%.
–¿Qué presupuesto manejan?
–Si todo va bien, alcanzará los 7,5 millones. En los once años que llevo siempre hemos cuadrado el presupuesto, no hemos tenido ni un euro de déficit. Pero ahora te la juegas. La partida de hoteles y viajes es importante, y estamos todo el rato confirmando y desconfirmando llegadas. Un día tienes a ocho chinos que vienen y al siguiente, a ninguno. Intentamos ser prudentes.
–¿Con qué aforo van a contar?
–Si mañana cambia al 80% no nos podemos beneficiar, porque ya está todo programado y las butacas son numeradas. Las cuatro salas grandes (las dos del Kursaal, el Teatro Principal y el Victoria Eugenia) van al 50%. Eso nos permite balizar inutilizando asientos, algo que al 60% ya no puedes hacer. En la sala grande del Kursaal habrá casi 800 espectadores. Y en el resto de cines iremos al 60%.
–¿Qué le han parecido las restricciones de aforo en cines establecidas por el Gobierno vasco, las más restrictivas de España?
–Yo ahí no tengo nada que decir. Dirijo un festival, no tengo ni idea de sanidad. Ahora bien, esas medidas, necesarias o no, han puesto a los cines en una situación complicada. Creo que el Gobierno vasco va a indemnizar a las salas de alguna manera. Los cines lo han pasado muy mal, al estar al 35% han perdido prácticamente el mes de agosto. Esperemos que el porcentaje de aforo suba en el último trimestre del año, en el que vienen muchas películas importantes. Esos meses serán clave.
El año pasado vaticinaba que el parque de salas se iba a reducir de manera drástica.
La impresión que tienen exhibidores y distribuidores es que en los próximos años habrá bastantes menos cines. Tiene que ver con las plataformas, con cómo se van a estrenar las películas, cómo se reparten los beneficios cuando una película llega a la vez a las salas y a las plataformas… Los que entienden de esto son optimistas y creen que el cine en ese menor número de salas va a aguantar con buena salud. Estamos en un momento de reconversión del negocio, que va a necesitar cinco o diez años para que se asiente.
–Dígame la verdad, ¿se ha arrepentido en algún momento de conceder el Premio Donostia a Johnny Depp?
–Nunca. Lo tenía muy claro. El año pasado vino y no pudimos hacer que estuviera con sus fans. Darle este año el premio surgió para que la gente disfrutara de Depp, aunque desgraciadamente no va a poder hacerlo. Sabíamos perfectamente cuál era su situación. Johnny Depp no ha sido detenido ni acusado en una sede judicial ni condenado por maltrato. Para nosotros es un grandísimo actor y un productor muy interesante. Yo no entro en la vida personal de nadie, no tengo ni idea de cómo son las vidas de los otros premiados con el Donosti.
–¿Él sabe la que se ha montado?
–Sí. Recibió un premio en el Festival de Barcelona y no pasó nada. Ha estado en Karlovy Vary y en Deauville tendrá un encuentro con el público. Insisto, no conozco a Johnny Depp, no sé si es una bellísima persona o no. Solo sé que es un señor educadísimo que con nosotros se ha portado genial. Conocemos un poco más a su agente. Y Johnny Depp se siente realmente inocente. A nosotros no nos importa su vida personal, ni la típica separación de Hollywood, con mucho dinero de por medio.
–¿Esperan actos de protesta?
–No tengo ni idea. Yo creo que no, pero todo el mundo tiene derecho a manifestarse libremente mientras sea de manera respetuosa. Hemos luchado muchos años para eso.
cifras de la pandemia
'maixabel'
–Se siente respaldado por el consejo de administración del Festival, formado por el Ayuntamiento de San Sebastián, Diputación foral, Gobierno vasco y Ministerio de Cultura.
Mi cargo siempre está a su disposición, si mañana el consejo decide cambiar de director daré las gracias por estos maravillosos años y me iré tranquilamente. Yo soy el director general de una sociedad anónima, el que manda es el consejo de administración. Me sigo sintiendo muy respaldado por ellos y por muchas mujeres que pertenecen a organizaciones que están en desacuerdo con la concesión del premio. Tengo decenas de whatsapps de mujeres y hombres de la industria cinematográfica española mostrándome su solidaridad. Los titulares de películas y los cruces de palabras en las redes sociales no muestran muchas veces la realidad. Vende más un enfrentamiento que un mar en calma.
–Woody Allen, Johnny Depp… ¿El Zinemaldia demuestra valentía al invitar a artistas en la picota?
–Con la que está cayendo es muy difícil que los festivales no inviten a un artista con el que alguien no esté en desacuerdo. Ha ocurrido con Polanski, Kim ki-Duk… No creo que seamos especialmente valientes, intentamos ser coherentes y abiertos al debate.
–Polanski sería un buen Premio Donostia.
–¿Me lo estás proponiendo para el año que viene? No lo he pensado. Polanski es un señor juzgado y condenado por la violación de una menor, que se escapó de la justicia. Es un caso más complejo, habría que verlo. Si analizamos la historia del cine, se nos caen muchos, ¿eh? A Simone de Beauvoir se la acusó de acostarse con alumnas menores, Marguerite Duras era homófoba… El lado oscuro de los artistas se tiene que pagar con la justicia. Pero yo no soy juez para juzgarlos.
–No puede hablar de las películas a concurso, pero una de las más especiales, por muchas razones, será 'Maixabel' de Icíar Bollaín.
–Sí. Competirá con una de las selecciones de cine español más potentes de los últimos años. Es una película muy especial porque habla de nuestra memoria histórica más reciente. Habla de alguien que hizo actos monstruosos, pero se arrepiente y está dispuesto a ayudar a quien hizo daño. Habla de reinserción y perdón, de que una persona que ha cumplido su pena no quede anulada de por vida. Para mí, un asesino de ETA que cumple su condena y sale a la calle pasa a ser un ciudadano exactamente igual que yo, con los mismos derechos y obligaciones. Vivimos en una sociedad en la que se lincha en las redes sociales muy fácilmente. Nos olvidamos del derecho a la presunción de inocencia y del derecho a la reinserción.
OSKAR BELATEGUI
José Luis Rebordinos no puede 'mojarse' y recomendar una película de la sección oficial, de la que este año saldrá un único premio de interpretación, una Concha de Plata que no distinguirá entre actor o actriz. «El género, una construcción social y política, deja para nosotros de ser un criterio de distinción en la actuación», alegó el responsable del certamen. En cambio, se anima a sugerirnos dos títulos de Zabaltegi. «'Un monde', de la directora belga Laura Wandel, una joya muy poco vista. Y 'Razzhimaya Kulaki', de la rusa Kira Kovalenko. Este año el nivel ha sido altísimo en Cannes y Venecia. El problema en Perlas y Zabaltegi no era qué películas escoger, sino cuáles dejábamos fuera».
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