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El rodaje de 'Descarrilados' prometía ser una fiesta por todo Europa, como la propia trama de la película, pero debido a una pandemia mundial se rodó prácticamente entera sin salir de la misma ciudad: Bilbao. Se suele decir que quien nace en el Botxo puede ... ser de cualquier parte y aquí se lleva el dicho popular todavía más allá. Bilbao puede ser cualquier lugar del mundo, gracias a las nuevas tecnologías, a la postre el mayor lastre de una dinámica comedia que describe las peripecias tardoadolescentes de tres cuarentones descarriados que se ven inmersos en una aventura inesperada a todo tren. Su viaje en Interrail, mochilas en ristre, se frustró cuando eran jóvenes y ahora no les queda otra que cumplir con la hazaña a cambio de una cuantiosa herencia dos décadas después.
Si quieren cobrar 600.000 euros tendrán que visitar cada destino marcado en la ruta de antaño e inmortalizarlo en las redes sociales. Emprenden así un periplo marcado por el absurdo con tal de contentar a un amigo fallecido al que le tocó la lotería. El trío de colegas lleva lustros sin verse, apenas se aguantan, lo que da pie al enredo y la carcajada, con algunos destellos de melancolía. Cruzan el viejo continente topándose con una retahíla de personajes grotescos, le dan a las drogas en fiestas de estudiantes y se equivocan de vagón en más de una ocasión.
'Descarrilados' se estrena en verano con intención de dar un vuelco a la taquilla como producto nacional, aprovechando el camino abierto por la divertida 'Operación Camarón', una de las primeras apuestas en nuestra cartelera conviviendo con el coronavirus. Ambas cintas comparten protagonista, el inefable Julián López, cuya vis cómica es incuestionable, además de saber interpretar escenas dramáticas cuando toca. Se le unen en la gesta viajera adultescente Ernesto Sevilla, compañero de fatigas desde sus comienzos en 'La hora chanante', y el televisivo Arturo Valls, cuyo rol de galán trasnochado le viene al pelo.
Bajo la dirección del debutante Fer García-Ruiz, bregado en el ámbito de la publicidad y nominado al Goya en 2018 con el cortometraje 'Como yo te amo', ganador del Premio del Público del Festival de Clermont-Ferrand, el trío protagonista, un desastre emocional, va haciendo el ridículo de país en país, revelándose como caricaturas vivientes de la crisis de los cuarenta. Dafne Fernández y Ana Milán completan el reparto principal con guión de David Marques, responsable del libreto de la exitosa 'Campeones' junto a Javier Fesser.
De montaje avispado y dinámica banda sonora, los bilbaínos podrán disfrutar del show con un pasatiempo añadido: adivinar qué partes de su ciudad se hacen pasar por Madrid, París o Praga, entre otras localidades europeas. Debido a la pandemia, el rodaje se perpetuó en el botxo, con la estación de tren de Abando Indalecio Prieto como centro neurálgico. El abuso de cromas para solucionar la imposibilidad de desplazarse con la cámara por Europa, y los planos de recurso comprados a un banco de imágenes, o filmados con un mínimo equipo de pasada, son el mayor problema de una propuesta bien resuelta, a pesar de los terribles escollos técnicos.
Aceptados los efectos visuales de postal como espectador abnegado, las tribulaciones de López, Sevilla y Valls son a ratos desternillantes, con un comienzo sublime que sufre algún altibajo hasta la explosión final. Si funcionó 'Lo dejo cuando quiera', también con Sevilla en el elenco principal, 'Descarrilados' sale a la carrera en pole position.
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