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No había indicios criminales aparentes en la escena, pero el hallazgo de los cadáveres del actor Gene Hackman, de 94 años, y su esposa, la ... pianista Betsy Arakawa, de 61, es «suficientemente sospechoso en su naturaleza» como para que la Policía de Santa Fe haya pedido una orden judicial para registrar el rancho de Nuevo México en el que vivieron y murieron. El sheriff Adam Mendoza explicó ayer que para cuando los cuerpos fueron encontrados por un trabajador de mantenimiento de la urbanización, ya llevaban «algún tiempo muertos». Fuentes de la web TMZ aseguran que el cuerpo de Arakawa mostraba «signos de descomposición», mientras que el del actor estaba «semimomificado», lo que apunta a que falleció antes.
Ambos se encontraban en diferentes habitaciones de la casa. Ella, la primera que encontraron los oficiales que entraron en la casa, caída en el suelo, sobre el costado, junto a un bote de pastillas abierto y desparramadas; un calentador eléctrico volcado, que pudo tumbar al caer, y un pastor alemán muerto sobre el armario. El actor, caído también sobre el costado en el vestíbulo que daba acceso a la cocina.
La presencia de un vehículo de la compañía de gas hizo pensar que podría tratarse de una fuga, que la empresa y el Departamento de Bomberos descartaron tras una primera inspección. El hecho de que ambos fallecidos parezcan haber caído abruptamente al suelo aviva las sospechas, según la declaración jurada de uno de los oficiales del sheriff presentes para solicitar la autorización del juez.
La pareja vivía sola, junto a varios perros, dos de los cuales se han encontrado en la finca en buen estado. Uno de los vecinos echó de menos su presencia y preguntó por ellos al funcionario de mantenimiento que avistó los cadáveres por la ventana. En su llamada a los servicios de emergencia, el hombre asegura no haber entrado en la casa por estar cerrada, pero la inspección posterior de la Policía encontró una puerta abierta, lo que aviva las sospechas.
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No había imágenes públicas del actor desde finales del pasado marzo, cuando se le vio poniendo gasolina en las inmediaciones. A sus 94 años, Hackman ya no era aquel imponente hombretón que conquistaba con una sonrisa, sino un anciano chupado y huraño que hacía pareja con la pianista hawaiana, ambos igual de desaliñados desde que se retiraron hace décadas a las faldas de las Rocosas, lejos del glamour de Hollywood.
En los Marines
El ganador de dos Oscar por 'The French Connection (Contra el imperio de la droga)' y 'Sin perdón', rostro imprescindible del mejor cine de los 70 y 80, anunció en 2004 que se retiraba de la vida pública tras protagonizar una comedia poco memorable, 'Bienvenido a Mooseport'. Sufría problemas del corazón y apostó por vivir junto a su mujer en una colonia dedicado a la escritura de novelas, actividad que emprendió junto a su amigo el explorador submarino Daniel Lenihan. Residía en Nuevo México desde la década de los 80, cuando abandonó California decidido a llevar una vida más tranquila junto a sus tres hijos. Allí exploró también otros campos artísticos, como la escritura y la arquitectura. Sus diseños cobraron forma en una decena de casas, algunas incluidas en la prestigiosa revista 'Architectural Digest'. Su pasión por el buceo también le llevó a escribir en el 'National Geographic Traveler' sobre barcos japoneses hundidos en la II Guerra Mundial.
Gene Hackman hacía suya la célebre frase de Spencer Tracy, para quien actuar consistía en «saberse el texto y no tropezar con los muebles». Su naturalidad y credibilidad era fruto de un talento que solo un puñado de intérpretes de raza posee. Podía ser el más duro entre los duros, el mayor perdedor y un americano medio que pasaba desapercibido. Su rostro en el cartel era garantía de que la película merecía la pena.
Eugene Alden Hackman nació en 1930 en San Bernardino (California), aunque su infancia transcurrió en un pueblo de Illinois, uno de los estados más azotados por el paro durante la Depresión. La decisión de ser comediante la tomó a los 13 años, cuando su padre, operario en la rotativa de un periódico, abandonó el hogar familiar sin dar explicaciones: «Aquel gesto tan preciso fue todo lo que necesitaba saber sobre la interpretación».
Hackman había comenzado a aficionarse al cine en el colegio, convirtiéndose en un gran admirador del entonces galán por antonomasia, Errol Flynn. Su timidez le impedía actuar en público, con lo que su única diversión en la adolescencia fue jugar al baloncesto. La presión de sustituir al cabeza de familia provocó que el joven Gene sintiera la necesidad de ampliar horizontes. Con 16 años, dejó el instituto, mintió sobre su edad y se enroló en los Marines.
Destinado a China, Japón y Hawái, aprovechó su paso por el Ejército para aprender una profesión: operador de radio. En 1952 abandonó la vida castrense y se matriculó en Periodismo en la Universidad de Illinois. Tras trabajar en diferentes televisiones, se trasladó a California a probar suerte en los cursos de interpretación de la Escuela de Pasadena. Allí coincidió con Dustin Hoffman, que acabaría convirtiéndose en un buen amigo. Ironías del destino, ambos fueron elegidos por votación popular como los actores menos prometedores de aquella promoción.
Tras unas cuantas series de televisión, Gene Hackman, que siempre pareció mayor de lo que era, debutó en el cine en 1964 a los 34 años con un pequeño papel en 'Lilith', de Robert Rossen, junto a Warren Beatty. El actor vivía por entonces con Hoffman en un pequeño apartamento del Village neoyorquino. Dormía en el suelo de la cocina y se buscaba la vida con un sinfín de empleos: vendedor de zapatos, instalador de muebles, conductor de camiones, camarero...
Beatty quedó tan impresionado del trabajo del recién llegado que convenció a Arthur Penn para que le incluyera tres años después en el reparto de 'Bonnie y Clyde', la cinta que dio el pistoletazo de salida al Nuevo Hollywood con su inédito tratamiento de la violencia y mensaje nihilista. Su papel de Buck, el temperamental hermano de Clyde, acabaría reportándole su primera nominación al Oscar.
Masculino e íntegro
Con 101 papeles en su filmografía, Hackman consiguió dos Oscar: mejor actor protagonista en 1971 por 'French Connection (Contra el imperio de la droga)', en la que encarnó al tenaz policía corrupto Jimmy 'Popeye' Doyle; y como mejor intérprete de reparto en 1992 por su sheriff de 'Sin perdón', de su amigo Clint Eastwood. Los mejores thrillers de los años 70 no serían igual sin su presencia: 'La conversación', de Francis Ford Coppola, 'La noche se mueve', de Arthur Penn, 'Carne viva', de Michael Ritchie...
'La aventura del Poseidón', 'El jovencito Frankenstein', en el que bordaba a un ciego que escaldaba las partes del monstruo con sopa hirviendo, 'Los aventureros del Lucky Lady', 'Un puente lejano'... Hackman deslumbraba con independencia del género: western, drama, comedia... Saltaba del divertido Lex Luthor en el 'Supermán' de Richard Donner y su secuela a dramas como 'Rojos' y 'Bajo el fuego'. Jamás fue un galán al uso ni un tipo guapo, pero su masculinidad era promesa de integridad, como en su papel de entrenador en 'Hoosiers: más que ídolos' y de agente del FBI en 'Arde Mississippi'.
Los 90 también depararon papeles memorables: 'A la caza del lobo rojo', 'Postales desde el filo', 'Sin perdón', 'La tapadera', 'Wyatt Earp', 'Cómo conquistar Hollywood', 'Poder absoluto', donde era el presidente de EE UU, 'Al caer el sol', 'Bajo sospecha'... En 'Los Tenembaums. Una familia de genios' formó parte del excéntrico universo de Wes Anderson y en 'El jurado', su último largometraje decente, se reencontró con su viejo compañero Dustin Hoffman.
Eran célebres sus disputas en el plató a causa de un carácter que también le llevó a utilizar los puños en alguna discusión de tráfico. Hackman fue capaz de volver a los escenarios de Broadway con 70 años para representar 'La muerte y la doncella' junto a Glenn Close y Richard Dreyfuss, anunciar cerveza por televisión o prestar su voz a un personaje de dibujos animados en 'Hormigaz'. Entre las películas a las que renunció por no rebajar su caché se cuentan 'Apocalypse Now' (el papel del coronel Kilgore que hizo Robert Duvall), 'Alguien voló sobre el nido del cuco', 'Network' y 'Gente corriente'.
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