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Un fotograma de 'El caso Sloane'.

La más lista de la habitación

'El caso Sloane' es una didáctica lección de cómo lo más fascinante de la política nos lo hurtan las cámaras

Oskar Belategui

Jueves, 18 de mayo 2017, 20:39

En los años 70 y 80, el protagonista de 'El caso Sloane' hubiera sido un hombre. Un abnegado abogado con el rostro de Robert Redford que, en un rapto de lucidez e integridad, hubiera tomado partido por los buenos. Tras enfrentarse al sistema, ... el final de la película le habría mostrado en el jardín de su casa jugando con sus hijos.

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En 2017, la implacable profesional que le proporcionará su tercera nominación al Oscar a Jessica Chastain trabaja las 24 horas al día. Ni se le pasa por la cabeza casarse y mucho menos tener hijos. Va empastillada para aguantar el ritmo laboral y no se permite intimar con compañeros de trabajo. Los sentimientos no pueden interferir con su mente maquiavélica. Si tiene ganas de sexo, recurre a un prostituto, con el que se cita en un hotel de lujo. Sin nombres, sin intimidades. Una pura y satisfactoria transacción comercial.

Las heroínas del siglo XXI adoptan los despiadados modos de altos ejecutivos a los que mueve la ambición y desconocen la ética. 'El caso Sloane' es una didáctica lección de cómo lo más fascinante de la política nos lo hurtan las cámaras. Los lobbies compran votos de congresistas y senadores, espían, organizan campañas de descrédito y manipulan a la opinión pública. Se anticipan siempre a su contrincante. Y ese trabajo sucio lo hacen profesionales como el personaje de Chastain, «la mujer más lista de la habitación», siempre rodeada de machos en traje de Hugo Boss.

John Madden, el eficaz director de 'Shakespeare in Love' y 'El exótico hotel Marigold', arranca como un 'thriller' judicial esta entretenidísima fábula que hará las delicias de los seguidores de 'House of Cards'. Nunca se nombra a la todopoderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA) en esta ficción política con provocador punto de partida: ¿qué ocurriría si el lobby de las armas decide hacer campaña para llegar al 'target' femenino, vendiéndoles pistolas como símbolo de empoderamiento? La única pega de 'El caso Sloane' es que los tejemanejes en Washington se quedan cortos desde la llegada al poder de Donald Trump. De nuevo la realidad supera la ficción.

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