Jaume Collet-Serra, en el rodaje de 'Infierno azul'.

Jaume Collet-Serra: eficacia probada

Acaba de estrenar 'Infierno azul' y es, con toda probabilidad, el cineasta español más envidiado del momento por aquellos que han ido a Los Ángeles a intentar levantar proyectos

Borja Crespo

Jueves, 14 de julio 2016, 12:48

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Son muchos los creadores nacionales empecinados en hacer cine que han emigrado al otro lado del Atlántico para conquistar Hollywood. Pocos consiguen su meta, Los Ángeles se resiste, aunque la trayectoria del catalán Jaume Collet-Serra anima a seguir adelante, a pesar de que ... pasen años, incluso lustros y décadas, antes de poder hacer algo con enjundia y llegar a ser profeta en tu tierra y el planeta entero. Se puede tomar la vía de J. A. Bayona y realizar blockbusters con capital nacional (aunque tras 'Un monstruo viene a verme' ha dado un volantazo a su imparable carrera aceptando dirigir la secuela de 'Jurassic World', de por sí un reboot) o abrirse camino a las bravas, siendo prolífico, como es el caso de Paco Cabezas, que firmó por estos lares guiones como el de la taquillera spoof-movie ibérica 'Spanish Movie' y la dirección de 'Carne de Neón' y 'Aparecidos' antes de saltar el gran charco y colaborar con Nicolas Cage en 'Tokarev', posteriormente en la divertida 'Mr. Right' y finalmente en algunos capítulos de la última temporada de 'Penny Dreadful'. Sugestivos talentos en el extranjero como el de Luiso Berdejo, que rodó 'La otra hija' con Kevin Costner, o Juan Carlos Fresnadillo ('28 semanas después', 'Intruders'), parecen haberse quedado en barbecho, aunque no paran de anunciarse proyectos encabezados por realizadores 'made in Spain' que, por desgracia, no ven la luz del todo en un alto tanto por ciento.

Centrándonos en Jaume Collet-Serra, nacido un 23 de marzo de 1976 en Barcelona, con motivo del estreno este fin de semana de su última propuesta, 'Infierno azul', un thriller acuático que mantiene la tensión con los mínimos elementos y un tiburón como amenaza (la surfista protagonista está sola ante el peligro sobre una roca mientras el escualo asesino acecha a su alrededor), su trayectoria va viento en popa como realizador solvente desde que llegase con apenas 18 años a estudiar cine a EE UU. Antes de saltar a la gran pantalla filmó videoclips y spots publicitarios, hasta que un buen día, en 2005, le encargaron el remake de un clásico del cine de terror de culto, 'La casa de cera', que no resaltaba especialmente hasta su peculiar desenlace, muy llamativo estéticamente. A este título de serie B, que no fue mal en taquilla, como suele ocurrir con este tipo de productos de género, le siguió 'Goal II', también conocida como '¡Goool 2! Viviendo el sueño', la secuela de una franquicia a olvidar: la fórmula cine + deporte no siempre funciona. En 2009 aceptó con olfato dirigir 'La huérfana', la escalofriante obra que le puso en el mapa, sobre todo entre los aficionados al fantástico. Funcionó muy bien, y la crítica especializada acarició su resultado, a pesar de no plantear un relato original. Contaba a su favor con un buen pulso detrás de la cámara y una hipnótica actriz protagonista que no es lo que parece.

A 'La huérfana', muy en la línea de 'La mano que mece la cuna' y sucedáneos, le siguió 'Sin identidad', su primera colaboración con Liam Neeson, su actor fetiche (han rodado juntos tres películas y preparan una cuarta). Collet-Serra cumple con una historia de suspense al uso de un hombre superado por las circunstancias, certificando que como creador de imágenes en movimiento se siente cómodo manejando presupuestos ajustados, resolviendo la papeleta sin estridencias. De eficacia aprobada, es un buen ejemplo de creador cuyo trabajo es ideal para formar parte de la escudería de Luc Besson, aunque ya no necesita el apadrinamiento del todoterreno galo porque tiene los dos pies en Hollywood, donde hay muchos como él aceptando encargos, pero no todos se quitan el peso de encima con el mismo tacto. A su vez, es una muestra de esa idea de cineasta artesano, que se ha empapado de los vicios del cine americano, como la mayoría de los realizadores de nuevo cuño que intentan abrirse puertas en un negocio complicado. La autoría queda a un lado en beneficio de la solvencia, como quedó claro en su siguiente obra, 'Non-stop (Sin escalas)', que arrasó el fin de semana de su estreno en EE UU. Se trata de un thriller frenético, cuya acción transcurre en el interior de un avión donde todos los pasajeros son sospechosos de un complot maléfico.

En 'Non-stop (Sin escalas)', fechada en 2014, el prolífico Liam Neeson repitió con Collet-Serra, cómodo en su posición de héroe de acción gracias al éxito de títulos estimables que han insuflado energía al género en los últimos tiempos, entre ellos la saga 'Venganza'. Interpreta a un oficial de seguridad que se ve envuelto en un entuerto de altura, y nunca mejor dicho. Durante un vuelo de Nueva York a Londres recibe varios mensajes de texto anónimos pidiéndole que obligue a la aerolínea a transferir 150 millones de dólares a una cuenta extranjera, de lo contrario morirá un pasajero cada 20 minutos. "Me aterra volar, y ese es uno de los motivos por el que hice esta película, contaba el realizador de origen español. "Quería explorar mi miedo a volar y, como director, mi miedo a hacer una película en una sola localización". Un reto que ha vuelto asumir con 'Infierno azul', cambiando el cielo por el mar. El pasado año estrenó 'Una noche para sobrevivir', más de lo mismo pero con más mala leche, con los maestros Lumet y Friedkin como inspiración. De nuevo el actor de 'La lista de Schindler' se mete en un embolado inesperado que le hace huir hacia adelante para salvar el pellejo, y el de su hijo, esquivando balas e improperios. Adrenalina en estado puro.

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Probablemente Jaume Collet-Serra es el cineasta más envidiado del momento por todos los directores españoles que se pasean por Los Ángeles intentando levantar algún proyecto. "Jaume es un cineasta apasionado", le describe Neeson. "Su conocimiento de cámaras y las sutilezas de rodar películas es fenomenal. Además tiene un sentido innato para la verdad delante de la cámara con sus actores. Sabe si algo es excesivo o no es suficiente y puede comunicar esa información de una manera muy concisa. Siempre es muy cómodo trabajar con él".

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