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La tensión en 'El viento' es palpable.
La última obra maestra del cine mudo

La última obra maestra del cine mudo

'El viento' enfrenta a una joven romántica de Virginia con las tradiciones rudas y rurales de un pueblo enclavado en el desértico Oeste de EE UU

Boquerini .

Jueves, 19 de mayo 2016, 14:27

En 1928, un año después de 'El cantor de jazz', la primera película sonora de la historia, se estrenó 'El viento', la última obra maestra del cine mudo. En la segunda mitad de los años 20 del pasado siglo, este tipo de películas había alcanzado la perfección absoluta: a una narrativa sorprendente se sumaba una fotografía que acentuaba los aspectos dramáticos de las tramas, y el 'star system' se encontraba en todo su esplendor. Lillian Gish, musa, al igual que su hermana Dorothy, de David Wark Griffith, había alcanzado desde hacía años la capacidad no solo de elegir sus películas sino además de imponer a los directores y repartos. Lillian Gish era por entonces la estrella mejor pagada de la MGM y su jefe, Irving Thalberg, aceptaba siempre sus opiniones, sabedor de la sensibilidad e inteligencia de la actriz de 'El nacimiento de una nación' e 'Intolerancia'.

Dirigida por Victor Sjöstrom y protagonizada por Lillian Gish, Lars Hanson, Montagu Love, Dorothy Cumming, Edward Earle, William Orlamond, Carmencita Johnson, Leon Ramon y Billy Kent Schaefer y muestra la historia de una joven heroína enfrentada a un mundo áspero, duro y muy cruel, que tiene permanentemente a las fuerzas de la naturaleza en su contra.

Lillian Gish (1893-1993) se llamaba en realidad Lillian Diana de Giche y nació en Springfield, Ohio. En 1899, con apenas seis años, Lillian empezó a actuar en el teatro, y estaría sobre el escenario, siempre junto a su hermana, hasta 1912. Fue en esa fecha cuando la joven Lillian conoció a David W. Griffith gracias a la relación de las hermanas con la entonces estrella en ciernes Mary Pickford. Griffith quedó tan impresionado por el talento de las dos hermanas, especialmente por el de Lillian, que la convirtió en la protagonista de 'El enemigo invisible' (1912). Griffith quedó tan satisfecho de Lillian Gish, que ese mismo año le ofreció trabajo en otras doce películas. Su fama definitiva, sin embargo, llegaría tres años después, con la ya mentada 'El nacimiento de una nación'.

Griffith convirtió Lillian como una de las grandes heroínas de la pantalla ('Corazones del mundo', 'La culpa ajena', 'Las dos huérfanitas', 'Las dos tormentas') y en 1920 la actriz hizo sus debut como directora en 'Remodeling Her Husband', en la que su hermana Dorothy era protagonista. En 1926 había protagonizado 'La mujer marcada' a las órdenes de Victor Sjöström con Lars Hanson como protagonista masculino, por lo que cuando se plateó el rodaje de 'El viento', impuso a director y protagonista.

Victor Sjöström había nacido en 1879 en Silbodal, Värmland (Suecia). Con solo 1 año de edad, su familia se trasladó a Nueva York. A los 7 años su madre falleció y la familia retornó a Suecia, asentándose en Estocolmo. Durante años es un actor reconocido que, convertido en director, en 1921 dirigió en su país 'La carreta fantasma', famosa obra de cine fantástico mudo, y en 1924 se traslada a Hollywood a petición de Louis B. Mayer para que trabaje en la recién creada productora Metro Goldwyn Mayer, que buscaba talento europeo. Antes de 'El viento' Sjöström ya había realizado seis películas en Hollywood. Además de 'La mujer marcada' estaban 'He Who Gets Slapped', con Lon Chaney, y 'La mujer divina', con Greta Garbo. Lars Hanson por su parte era un galán de la época -la llegada del sonoro lo eclipsaría completamente-, que había trabajado al lado de Greta Garbo en 'El diablo y la carne' y en la citada 'La mujer divina'.

Lillian Gish estaba fascinada por una novela de Dorothy Scarborough, en la que una joven viaja a Texas para vivir con su primo, descubriendo ya en el viaje en tren que el viento y la desolación hacían del Oeste algo muy distinto a lo que imaginaba.

El argumento

'El viento' cuenta como Letty Mason (Lillian Gish), una joven muchachita de Virginia, ingenua y romántica, se traslada al rancho de su primo, enclavado en una zona desértica en la que sopla un viento fortísimo que ha marcado, extrañamente, el carácter de sus habitantes. La educación ciudadana de Letty contrasta con la de sus familiares, ante los que se siente sometida. Y la esposa celosa del primo expulsará a Letty del rancho, no quedándole más remedio que contraer un matrimonio de conveniencia con Lige Hightower (Lars Hanson), un tosco ranchero que vive en una cabaña, en el lugar más desolado de la zona. Durante una ausencia de éste, en medio de una tormenta de arena, llega a la cabaña un vaquero en busca de refugio, víctima de un accidente provocado por el viento. Es Wirt Roddy (Montagu Love) un tratante de ganado al que Letty había conocido en el tren durante su viaje durante su viaje. Éste quiere aprovecharse de la situación y le propone huir juntos dejando allí a su rudo marido. Pero, Roddy intenta violar a Letty, por lo que esta lo mata de un disparo y entierra su cuerpo. El viento que da nombre a la película acaba desenterrando el cuerpo y cuando Lige regresa descubre lo sucedido.

El final del guion original mostraba a Letty enloquecida huyendo de la casa envuelta y arrastraba por el viento. Pero los exhibidores no estuvieron de acuerdo con un desenlace tan desolador, y obligaron a Sjöström a rodar un final alternativo: Lige regresa y, comprendiendo lo que le ha sucedido a su esposa, la apoya. Esa actitud hace que Letty se reconcilie con su marido, y superando sus temores y desafiando al viento que vuelve locas a las personas, acabe en sus brazos.

Lillian Gish contaría años después: "Cuando la terminamos pensábamos que teníamos una buena película. Y también Irvin Thalberg. Pero los exhibidores ijeron no a un final triste, con la mujer que corre por el desierto para morir. Decían que un final triste podría arruinar mi carrera ¡Y yo ya había hecho siete! Nos obligaron a añadir un final feliz, aunque pensáramos que era moralmente injusto. Pero incluso con este final la película ha superado la prueba del tiempo".

Lillian Gish realiza una fabulosa interpretación, con una mirada que lo dice todo. Sus transiciones entre el miedo, la ansiedad, el amor, la repulsión o la locura son asombrosas. Es una de las primeras interpretaciones psicológicas de la historia. La actriz es una de las mejores supervivientes del pasó del cine al sonoro, tránsito que hizo con suma elegancia y sin perder su fuerza interpretativa. Y trabajó mucho en teatro y regresó al cine para aparecer en algunas de las mejores películas sonoras de la historia: 'Duelo al sol', 'Jennie', 'La noche del cazador', 'Los que no perdonan', 'Un día de boda' E hizo mucha televisión, desde algún episodio de 'La hora de Alfred Hitchcock' a 'Vacaciones en el mar'. Murió al borde de los 100 años. Su última película, 'Las ballenas de agosto' (1987) y la hizo con 95 años.

En 1927 el público pedía más películas sonoras. Los exhibidores las reclamaban y Hollywood empezaba a producirlas. Esto perjudicó mucho a 'El viento', que no tuvo el éxito esperado. Los espectadores querían ya otra cosa y cuando la película llegó a los cines en 1928, fue un fracaso en taquilla, pese a ser una obra maestra. El público había sufrido una drástica transformación en muy poco tiempo y despreciaba las películas mudas. Junto a la película, el otro gran perjudicado fue Victor Sjöström, al que Hollywood le había convertido en Victor Seastrom. El director lo había dado todo en ese rodaje: imágenes muy potentes como la de un caballo desbocado en los cielos, una naturaleza agresiva que enloquece a los personaje y un viento salvaje, recurso dramático de primer orden, que el director logró crear mediante enormes hélices de avión, en el desierto de Mojave, al sur de California, donde se rodaron los exteriores del filme, viento salvaje que se convierte en el gran protagonista llenando todo de arena. Pero Sjöström no se supo reciclar con la llegada del sonoro y decidió regresar a Estocolmo reiniciando allí su carrera como actor. En 1957 protagonizará 'Fresas salvajes', una de las grandes obras de Ingmar Bergman. Murió en Estocolmo en 1960 a la edad de 80 años.

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