César Coca
Miércoles, 3 de febrero 2016, 12:49
Durante muchas décadas, lo que mejor representó el cine fue el león de la Metro y la música de la famosa escena en la que Escarlata OHara/Vivien Leigh decía aquello de "A Dios pongo por testigo" mientras se veía su silueta recortada contra un ... cielo incendiado en 'Lo que el viento se llevó' (Victor Fleming, 1939). Esa música es EL cine, así con mayúscula, y solo ella habría llevado a su autor a la Historia del séptimo arte. Pero Max Steiner hizo mucho más: escribió la banda sonora de más de 300 filmes, fue candidato al Oscar en veinte ocasiones y lo ganó en tres. Y, lo que es más importante, sentó las bases de la composición para el cine creando un estilo que ha estado vigente durante medio siglo y que aún tiene un reflejo notable en algunos autores, aunque su influencia sea ya mucho menor. Todo ello pese a que ni siquiera ganó el Oscar por la banda sonora de 'Lo que el viento se llevó'.
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Max Steiner se llamaba Maximilian Raoul Walter Steiner y nació en Viena el 10 de mayo de 1888. Su familia estaba muy vinculada al teatro y él recibió una formación musical exquisita porque estudió en la Academia Imperial, por donde iba a impartir clases un compositor y director llamado Gustav Mahler, llamado a marcar la música del siglo XX. No solo era eso: la infancia de Steiner transcurrió a la sombra de otros dos gigantes de la música que dominaban por completo el panorama vienés: Anton Bruckner y Johannes Brahms. A eso debe sumarse la gran producción de música popular surgida al calor de la marca Strauss. Por eso no debe extrañar que los primeros trabajos de Steiner se orientaran hacia la opereta. A los quince años, ya estrenó su primer título: 'Die Schöne Griechin' (La bella griega).
La Primera Guerra Mundial cambió su vida. Antes del inicio del conflicto ya había residido en Londres, donde se había curtido en el teatro musical. Cuando en el verano de 1914 el disparo de Gavrilo Princip que acabó con la vida del archiduque Francisco Fernando y su esposa dio paso a una nueva época marcada por los grandes conflictos de alcance planetario, Steiner decidió marchar a Estados Unidos. Tenía muy claro cuál debía ser su destino: Broadway.
Allí, en el corazón del espectáculo de la ciudad de las oportunidades, Steiner fue un hábil artesano que arreglaba musicales y adaptaba piezas. Su trabajo en una de esas obras ('Rio Rita') llamó la atención de los productores cinematográficos, que reclamaron su presencia en Hollywood para hacer la adaptación a la gran pantalla. Corría el año 1929, hacía tan solo dos que se había filmado la primera película sonora y los compositores tenían un campo nuevo y floreciente en el que desarrollar su trabajo.
Steiner llegó en el momento justo. Y lo aprovechó gracias a su enorme talento. Los estudios necesitaban compositores a los que exprimían como a un limón: Hollywood se llenó de músicos europeos -muchos llegaron huyendo del nazismo- que trabajaban a destajo y cumplían muy dignamente con su tarea gracias a su formación académica y en algunos casos imitando descaradamente a los grandes sinfonistas del XIX. Solo así se podía sobrevivir. También lo hizo Max Steiner. Veamos: en 1933 escribió la banda sonora de 34 filmes, uno de ellos 'King Kong' (Cooper y Schoedsack)'; y al año siguiente batió su propio récord con 35, consiguiendo además dos candidaturas al Oscar por 'La alegre divorciada' (Mark Sandrich) y 'La patrulla pedida' (John Ford). En su mayor parte, fueron trabajos para la RKO.
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Sin embargo, su carrera está estrechamente vinculada a otro grande de la producción cinematográfica: Warner. Allí llegó de la mano de un gigante, David O. Selznick y para él escribió la música de 'Lo que el viento se llevó'. Para entonces ya había sido candidato al Oscar en otras cinco ocasiones y lo había ganado una vez, con 'El delator' (John Ford, 1935). También había modelado un estilo, subrayando con melodías algunos diálogos y creando 'leitmotivs' que funcionaban para unir a personajes o escenarios en la mente del espectador. Sucede en 'Lo que el viento se llevó': la gran melodía, esa que suena en la cabeza de cualquier aficionado al cine, es en realidad no el tema de un personaje, sino de Tara, la plantación en la que transcurre la mayor parte de la acción y por cuya supervivencia luchan los protagonistas.
Durante más de treinta años, Steiner fue mucho más que el compositor estrella de la productora Warner. Él definió el sonido marca de la casa y se convirtió en directivo de la compañía. Su producción se redujo a consecuencia de ello, pero raro fue el año que no escribió media docena de bandas sonoras. Lo hizo para los más grandes directores. Además de los citados, están Cukor, Vidor, Dieterle, Curtiz, Litvak, Walsh, Lang, Capra, Wise, Huston, Daves, Wellman... Y en todos los géneros. Ahí están para probarlo 'La carga de la brigada ligera', 'Murieron con las botas puestas', 'Mas allá de las lágrimas' o 'El sargento York', de temática bélica aunque en escenarios muy diferentes; dramas como 'Jezabel', 'Intermezzo', 'Desde que te fuiste', 'El manantial' o 'Casablanca'; históricas como 'María Estuardo', 'El mensaje de Fátima' o 'El talismán'; westerns, entre ellos 'El árbol del ahorcado' y 'Centauros del desierto'; aventuras, 'El tesoro de Sierra Madre' y 'El halcón y la flecha'; cine negro, 'Cayo Largo', 'El sueño eterno', 'FBI contra el imperio del crimen' y hasta comedia, como en 'Arsénico por compasión' y musicales, 'La alegre divorciada'. Seguramente no hay compositor en Hollywood que haya trabajado en filmes tan distintos.
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A finales de los cincuenta escribió también la partitura de algunas series de televisión que dejaron poca huella en su ámbito. Para entonces, su mejor época había pasado. Hasta sus tres Oscar (además de la citada 'El delator', fueron por 'La extraña pasajera' de Irving Rapper en 1942 y 'Desde que te fuiste' de John Cromwell en 1944) quedaban lejanos. Permanecía su influencia y sobre todo el enorme respeto que suscitaba entre sus colegas. Su estela llega hasta hoy, aunque sea a través de otra generación. Es el caso de John Williams, heredero de Bernard Herrmann quien a su vez escribió bajo el influjo de Steiner. Se retiró en 1964, con la banda sonora de 'Una mujer espera', un drama dirigido por Delmer Daves que ha resistido muy mal el paso del tiempo. Steiner, que murió en Hollywood el 28 de diciembre de 1971, será para siempre el autor de la música de Tara con la silueta de Escarlata clamando al cielo en el agresivo technicolor de la época.
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