Ellos sí eran de los suyos

La apuesta subió enteros cuando la hija del difunto actor pronunció en un mitin junto al multimillonario: "Estados Unidos necesita un líder fuerte como mi padre". La ubicación tampoco fue casual, delante del Museo dedicado al héroe de películas como 'Río Bravo' (Howard Hawks, 1959).

El senador por Texas, Ted Cruz, les arruinó la noche. También al neurocijano Ben Carson que llegaba a las primarias con una dilatada carrera profesional a sus espaldas plasmada en la tv movie'Gifted Hands: The Ben Carson Story', (cuatro nominaciones a los Premios Emmy 2009). El coqueteo de Ben Carson con la meca del cine ya venía de atrás, cuando se interpretó a sí mismo en 'Pegado a ti' (2003).

Iowa, el mismo Estado que sirvió de localización para la inolvidable 'Los puentes de Madison' (1995) de Clint Eastwood, ha frustrado sueños presidenciales. Quizá porque ninguno ha buscado el apoyo de Eastwood aunque el actor se ha convertido en uno de los hollywoodienses más inclasificables. A lo largo de su prolífica carrera, ha visto cómo algunos críticos han pasado de definir su 'Harry, el sucio' (1971) como "un ataque a los valores democráticos", a ser ensalzado por sus valientes apuestas de 'Million Dollar Baby' (2004) o 'Gran Torino' (2008).

A pesar de sus convicciones republicanas, el Clint que apoyó a Nixon o Reagan no tiene cabida en la familia del Tea Party que domina la carrera republicana en 2016. No en vano, Eastwood es defensor de la ampliación de derechos civiles como ha dejado claro, por ejemplo, con su apoyo al manifiesto en defensa del matrimonio homosexual en Estados Unidos.

A quien sí han hecho hueco el ala ultraconservadora es al actor Kirk Cameron, el joven Mike de 'Los problemas crecen', que presentó su carta de admisión con proclamas del tipo "la homosexualidad es destructiva para muchos de los fundamentos de la civilización". Ante el riesgo de que no fuera mérito suficiente, lo acompañó de la cinta 'Left Behind' (2000), donde el ex ídolo juvenil, despliega su lado más integrista.

La religión católica es, precisamente, uno de los campos más prolíficos para que los actores den rienda suelta a sus convicciones políticas. Dos claros ejemplos son el reconocido 'pro israelí que niega la existencia de los palestinos' Jon Voight, en el papel de Karol Wojtyla (Juan Pablo II, 2005) o Mel Gibson, que antes de Apocalypto (2006) ya apuntaba maneras tras las cámaras con su fanática 'La pasión de Cristo' (2004).

A Gibson siempre le quedará que le recordemos por la saga 'Arma letal' que, a pesar del título, no hace apología al respecto. De hecho, ni siquiera fue considerado por Michael Moore para su 'Bowling for Columbine' (2002). Sí les reservó hueco a Charlton Heston o Chuck Norris, quienes no salen bien parados en el oscarizado documental.

Tras la experiencia, el Texas Ranger prefirió 'jugar en campo amigo' y se sumó a otros colegas republicanos como Sylvester Stallone, Bruce Willis o Arnold Schwarzenegger, en 'Los Mercenarios 2'.

De ellos, Schwarzenegger es el único que ha probado suerte al otro lado siendo Gobernador del Estado de California (2003- 2011). En ese mismo territorio, y con más de 30 películas a sus espaldas, arrancaría la carrera política del que sería el cuadragésimo presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan. Éste, coincidiría con la actriz y compañera de partido, Shirley Temple, reconvertida a la política como embajadora en Ghana y la antigua Checoslovaquia (1989-1992).

El cine bebe de la política o como diría V en 'V de Vendetta' (2006), en una versión más desalentadora: "El artista miente para mostrar la verdad, el político para ocultarla".